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Alexander Lukashenko y Vladimir Putin se encontraron el lunes por primera vez desde que las protestas en contra del presidente bielorruso empezaron el 9 de agosto.
Alexander Lukashenko y Vladimir Putin se encontraron el lunes por primera vez desde que las protestas en contra del presidente bielorruso empezaron el 9 de agosto. | Foto: AP

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Lukashenko y Putin se reúnen por primera vez desde el inicio de las protestas en Bielorrusia

Ahora debilitado por las masivas protestas que exigen su renuncia, el presidente bielorruso, apodado el ‘último dictador de Europa’, se acerca a su vecino del norte.

14 de septiembre de 2020

En medio de las multitudinarias protestas en Bielorrusia, que llevan más de un mes, Alexandr Lukashenko se reunió este lunes con Vladímir Putin por primera vez desde el inicio de la crisis, en un intento por asegurar el apoyo de Rusia.

Después de la reunión, anunciaron que el gobierno ruso prometió un préstamo de 1.500 millones de dólares a su homologo bielorruso y apoyó la iniciativa de Lukashenko de realizar una reforma constitucional, propuesta que han rechazado los sectores de la oposición.

“Conocemos su propuesta de comenzar el trabajo sobre la Constitución: considero que es lógico, oportuno y conveniente”, dijo Putin durante fragmentos de la reunión transmitidos por la televisión en su país. Añadió que los bielorrusos eran quienes debían solucionar por su cuenta la crisis institucional que experimenta el país desde las elecciones del 9 de agosto, que dieron un sexto periodo a Lukashenko y son calificadas de fraudulentas.

El presidente bielorruso, apodado “el último dictador de Europa”, agradeció la ayuda de Putin. “Usted actuó de manera muy decente. Los amigos se ven en los momentos de dificultad”, afirmó, según un artículo de la DW. Además, denunció que Estados Unidos ha desplegado tropas cerca de su frontera y que por ello movilizó el Ejército a la zona limítrofe que comparte con Lituania y Polonia.

Esta no es la primera vez que Lukashenko denuncia la presencia de tropas de miembros de la OTAN en la frontera. De igual manera, en el pasado la organización ya ha negado dichas acusaciones diciendo que no tiene tropas en esa zona y que no hay ningún plan para intervenir en Bielorrusia.

Por otro lado, los gobernantes también anunciaron este lunes que realizarán ejercicios militares conjuntos por un tiempo. Además, según un artículo de The Guardian, Rusia envió paracaidistas militares durante diez días con estos fines.

Históricamente, Rusia y Bielorrusia han sido aliados, en especial en temas económicos. Los dos países formaban parte de la extinta Unión Soviética y a pesar de su caída en 1991 continuaron una relación de amistad. Sin embargo, también han tenido momentos de tensión. Expertos señalan que Rusia está interesada en extender su influencia en Bielorrusia y ha propuesto en varias ocasiones mayor integración y cooperación en temas de defensa, economía, relaciones exteriores e incluso políticas públicas. A lo que Lukashenko se negó en el pasado.

Sin embargo, en la actual coyuntura, el presidente bielorruso tiene en Rusia su mejor y único aliado. Por eso, desde el inicio de las multitudinarias protestas que exigen su renuncia, ha intentado acercarse a su vecino del norte y ha afirmado que las manifestaciones son orquestadas por países de Occidente que desean extender su influencia en la región.

Svetlana Tijanóvskaya, líder de la oposición y su principal contrincante en los pasados comicios, ahora exiliada en Lituania, criticó las conversaciones entre Putin y Lukashenko. “Lamento que haya decidido mantener diálogo con el usurpador y no con el pueblo bielorruso”, señaló en un mensaje difundido por su servicio de prensa. Añadió que cualquier acuerdo ruso-bielorruso firmado por Lukashenko sería “inválido legalmente” dado que su reelección fue “ilegítima”.

El presidente ruso rechazó cualquier acercamiento con el comité coordinador de la oposición que tiene como objetivo garantizar una transición pacífica del poder. Mientras tanto, el gobierno de Lukashenko detuvo a varios miembros de dicho comité y la justicia adelanta procesos legales en su contra.

Hasta hace unos días, las protestas en Bielorrusia no tenían ningún tinte antirruso y procuraban mantener la crisis como un asunto interno. Sin embargo, los acercamientos de Putin están cambiando el panorama.

En las movilizaciones del domingo pasado en Minsk, la capital, y otros puntos del país, se abanderó un nuevo eslogan: “No dejaremos que venda el país”, en referencia a la reunión de Lukashenko con el Kremlin. La oposición teme que el gobernante debilitado ceda a cualquier petición de Rusia con tal de quedarse en el poder. Durante dicha movilización, según el ministro del Interior, la Policía detuvo a 774 personas. Un ejemplo de la campaña de persecución y brutalidad que adelanta el gobierno en contra de los opositores desde el inicio de las protestas.