Brasil
Lula o Bolsonaro: Brasil se juega el todo o nada en las elecciones de este domingo
El país juega su futuro en las elecciones de este domingo, en el ambiente más polarizado de la historia reciente. El vencedor tendrá una forma de gobernar totalmente opuesta a la de su adversario.
Para entender lo que se juega Brasil este domingo hay que remontarse hasta el 2018. Ese año, Jair Bolsonaro fue elegido como presidente del país en medio de una gran polémica porque el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva había sido encarcelado acusado de varios cargos de corrupción y no pudo ser candidato, a pesar de ser el gran favorito en ese momento.
Dicho encarcelamiento del exmandatario provocó que Bolsonaro fuera elegido con cierta facilidad y hubiera podido mandar en Brasil en un gobierno en el que la crisis fue una constante, pero que el mismo líder de derecha ha sabido aprovechar para mantener aún una sólida candidatura.
Cuatro años después, se vuelven a ver las caras, pero lejos de un Lula encerrado y de un Bolsonaro con la popularidad que tenía antes de convertirse en presidente. Este domingo será el enfrentamiento final de dos maneras totalmente opuestas de entender el futuro de Brasil.
El escenario más posible este domingo es que Luiz Inácio Lula da Silva sea el ganador de la contienda, pero las apuestas indican que no llegará al 50 por ciento necesario para que no exista una segunda vuelta, por lo cual, tendrían que volverse a encontrar el próximo 30 de octubre.
Según la firma encuestadora Ipec, Lula da Silva tiene un intención de voto del 48 por ciento, mientras que Bolsonaro llegaría apenas al 31 por ciento. Si bien parece cantada la victoria para el exmandatario, no alcanzaría para ser electo en la primera vuelta. Además, con el ambiente tan polarizado que se vive en Brasil, parece irreal pensar que cualquiera de los dos va a acatar el resultado sin más.
Desde antes de las elecciones del 2018, Bolsonaro y Lula han sido polos opuestos. Uno representa a la izquierda más tradicional de Brasil, pero que ha estado llena de escándalos de corrupción, mientras que el presidente actual es el líder más representativo de la derecha en la región en los últimos años. Estas notorias diferencias han sido el escenario perfecto para un combate total entre ambos candidatos.
Las acusaciones de lado y lado han sido graves y duras de recibir para cada uno de los candidatos. Lula da Silva ha enfatizado en que el país empeoró durante el gobierno de Bolsonaro, la pobreza ha aumentado, los trabajadores han sido afectados por las reducción de políticas sociales, además de acusarlo de una pésima gestión durante la pandemia de la covid-19.
Así mismo, ha dicho que Bolsonaro solo se dedica a difundir noticias falsas para impulsar su campaña y no estar dirigiendo verdaderamente al país. “Nuestro adversario, que no preside este país porque no gobierna, solo sabe dar paseos en motocicleta, ir en moto acuática y hacer fake news”, declaró el expresidente.
Mientras tanto, Bolsonaro no se ha quedado atrás y acusa a Lula de haber liderado los escándalos de corrupción ocurridos en su gobierno. “Ustedes saben quién es Jair Bolsonaro y saben muy bien que es Lula da Silva el mayor ladrón de la historia de Brasil. El mayor ladrón de la historia de Brasil junto con el ladrón de almuerzos escolares aquí en Sao Paulo. Quieren volver a la escena del crimen. No volverán porque ganaremos en la primera vuelta”, dijo el mandatario.
La amenaza de Bolsonaro
Lo que más trasnocha a los brasileros es el escenario apocalíptico que puede surgir derivado de la posibilidad de que Bolsonaro no acepte los resultados que den las elecciones, algo que el mandatario ha reiterado en varias oportunidades, alegando un complot de la izquierda brasileña en su contra.
El primer gran blanco de Bolsonaro fue el sistema electoral, del que viene sugiriendo varias dudas sobre su transparencia y señala que tiene una sala secreta de conteo de votos donde darán como ganador a Lula, esto sin aportar ninguna prueba que pueda suscitar sospechas acerca de un posible fraude.
Según el mandatario, es imposible auditar las urnas de voto electrónico y además solo un grupo estricto de funcionarios tiene la capacidad de controlar el código con el que funcionan las casillas desde 1996; jamás en la historia del voto electrónico en Brasil ha habido alguna prueba de que puedan ser usadas de manera fraudulenta a favor de algún candidato.
A pesar de que el sistema ha sido revisado y auditado por instituciones internacionales, el mandatario insiste en que si bien no es tan probable que se cometa algún fraude, no es imposible hacerlo. Esto ha generado un pedido nacional y de parte de Estados Unidos y la Unión Europea para que Bolsonaro respete el resultado de los comicios.
Lo que se plantea en Brasil es que todo es una estrategia del presidente Bolsonaro para aferrarse al poder, al verse derrotado virtualmente por Lula da Silva, quien parece que, ya sea en primera o en segunda vuelta, terminará volviendo a la presidencia de Brasil.
El ambiente parece ideal para un golpe de Estado de parte de Bolsonaro, quien ha dicho que si es derrotado “limpiamente” se retirará de la política y de la esfera pública para siempre. Pero parece casi un hecho que el mandatario impugnará los resultados ante una derrota cantada, aunque no tiene el respaldo necesario para atornillarse al poder por mucho tiempo.
Por ejemplo, si bien ha logrado un gran apoyo de parte de las fuerzas militares, no parece probable que estas se unan al presidente en un golpe de Estado. Además, buena parte de los líderes políticos que acompañan al presidente no abogan tampoco porque el mandatario se quede a la fuerza en la presidencia.
Solo un milagro parece que podría evitar que Lula da Silva vuelva al poder en Brasil. La región y el mundo estarán atentos a cómo cada mandatario moverá sus fichas después de los resultados del domingo. Todo está pactado para el primer round entre Bolsonaro y Lula, ¿habrá sorpresa en el ring?