¿Lula presidente? Con la anulación de las condenas en contra del líder de izquierda, Lula regresa para espantar a Jair Bolsonaro

Cuando un juez de la corte suprema de Brasil anuló este lunes las condenas del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, por considerar incompetente al tribunal que las dictó, despejó el camino al líder de izquierda para las presidenciales de 2022. De inmediato la izquierda latinoamericana retomó su sueño de volver al poder en Brasil y el presidente Jair Bolsonaro se vio de nuevo retado por un antiguo enemigo político.

El juez Edson Fachin respondió a un pedido de habeas corpus presentado por la defensa de Lula en noviembre y decidió que el exmandatario sea juzgado nuevamente por la justicia federal de Brasilia, alegando que los casos no se limitaban a Petrobras. Al pasar a ser un caso de la justicia federal, se levantan las sanciones políticas que lo inhabilitaban. Lula suma dos condenas emitidas por un tribunal de Curitiba (sur) por casos vinculados a la operación anticorrupción Lava Jato, que descubrió un esquema de sobornos pagados por grandes constructoras a políticos para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobras.

El entusiasmo que ha generado la posibilidad de una candidatura de Lula es para muchos, como el internacionalista Oliver Stuenkel, entrevistado por Financial Times, un reflejo de antiguas tensiones políticas mezcladas con mal manejo de la pandemia por parte del mandatario. “Está todo influenciado por tendencias políticas que están cambiando también por el descontento con Bolsonaro”. En Brasil, es uno de los países más afectados por Covid en el mundo, la cifra de muertos es de 226,600 y de contagios es de 11 millones.

“Creo que el pueblo de Brasil no va a querer un candidato de esos en 2022, mucho menos su posible reelección”, dijo en Brasilia el presidente Bolsonaro, poco después de conocerse la decisión del juez, “Me gustaría enfrentar a cualquiera con un sistema electoral que pudiese ser auditado. En este caso el voto impreso junto a una urna electrónica y no solo el voto electrónico”, declaró, retomando sus críticas contra el actual sistema de urnas electrónicas. Pero Bolsonaro tiene que preocuparse por algo más que el voto electrónico, las encuestas favorecen a Lula, inclusive la más reciente hecha antes de que se conociera su nuevo estado legal.

El domingo, un sondeo de la encuestadora Ipec reveló que Lula sería el único candidato con capital político superior al de Bolsonaro. Aunque el estudio no los enfrentó en duelo directo, mostró que el expresidente cuenta con 50% de apoyo popular, frente a 38% de Bolsonaro.

Esa encuesta confirmó lo que los brasileños habían sospechado durante mucho tiempo: que incluso una década después de que el líder de izquierda dejara la presidencia, ningún otro candidato de la oposición se acerca al magnetismo electoral de Lula, un político que alguna vez Barack Obama describió como “el hombre”.

Para muchos el temor ahora es que Bolsonaro asuma políticas populistas para lograr el apoyo que necesita, lo que podría agotar aún más las graves finanzas del país. Pero incluso si Lula logra despejar cualquier obstáculo legal restante para otra carrera presidencial, tampoco está claro si logrará derrotar a un líder de extrema derecha que ya ha desafiado las predicciones de los críticos en múltiples ocasiones.

“La pregunta es cómo reaccionará mucha gente en Brasil que es demasiado joven para recordar a Lula”, dijo Stuenkel. “Luego está la teoría de que esto asegura la reelección de Bolsonaro porque, desde un punto de vista estratégico, es mucho más cómodo para él competir contra Lula que alguien del centro”. Por lo pronto, las cartas están echadas en Brasil, el exmandatario se sube al ring de los presidenciables y a Bolsonaro no le queda más remedio que preparase para una pelea difícil.