ANIMALES
Luto en el mar: exceso de pesca de tiburones disminuye su población en un 70 %
Algunas de sus especies han desaparecido casi del todo. “Es un declive peor que el de la mayoría de los grandes mamíferos terrestres, y parecido o igual al de la ballena azul”.
El exceso de pesca mundial ha provocado la desaparición de más del 70 % de ejemplares de algunas especies de tiburones y rayas, un “enorme agujero” en la vida de los océanos de consecuencias desconocidas, advirtió un informe publicado en Nature.
El declive de especies como el tiburón martillo o la mantarraya es inquietante y otros como el escualo oceánico están al borde de la extinción, en tanto que los pescadores los buscan por sus aletas, muy apreciadas en la culinaria.
En 60 años, la población del escualo oceánico de puntas blancas ha caído un 98 %, lo cual “es un declive peor que el de la mayoría de los grandes mamíferos terrestres, y parecido o igual al de la ballena azul”, explicó el profesor Nick Dulvy, del departamento de Ciencias Biológicas de la universidad canadiense Simon Fraser.
Su equipo ha recogido y analizado datos hasta poder elaborar un retrato fiable de 31 especies de tiburones y rayas. Tres cuartas partes están en peligro de extinción.
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“Sabíamos que la situación era mala en numerosos lugares, pero eso provenía de varios estudios e informes; era difícil hacerse una idea de la situación global”, explicó el científico Nathan Pacoureau confirmando el estudio publicado en Nature.
“Ponemos al descubierto (...) un creciente riesgo de extinción para grandes especies en los hábitats más grandes y más aislados del planeta, que a menudo pensamos que están protegidos de la influencia humana”, dijo Pacoureau, de la misma universidad canadiense.
“Los datos revelan un enorme y creciente agujero en la vida oceánica”, denuncian los expertos, que piden poner coto al exceso de pesca. Para las 18 especies de las que se dispone de más datos, los investigadores calculan que sus respectivas poblaciones han caído más de un 70 % desde 1970.
Los resultados han sorprendido a los expertos, explica Pacoureau. Además del tiburón oceánico, el tiburón martillo común y el martillo gigante han llegado a una situación crítica: su población ha bajado más del 80 %.
Los tiburones y las rayas son especies particularmente vulnerables porque crecen lentamente y se reproducen poco. Según el estudio, en cincuenta años se ha duplicado el uso de palangres y de redes de cerca, que capturan la vida marina sin discriminación.
Y los organismos regionales que reglamentan las empresas pesqueras internacionales “no han inscrito la protección de los tiburones y mantarrayas como una prioridad”, dijo Pacoureau. Aplicar reglas de protección funciona, y un ejemplo está en el gran tiburón blanco, una especie legendaria que ha vuelto a las aguas americanas, explica este experto.
En Colombia está prohibido
A finales del año pasado, Colombia anunció que prohibirá por completo la pesca de tiburón, incluida la artesanal, para frenar el comercio disparado de la aleta de este animal en el mercado asiático. El Gobierno modificará la regulación vigente desde 2017, que permitía un porcentaje de pesca incidental, para restringir “en un 100 %” la captura de tiburones.
Existe “un comercio ilegal muy internacional. Todavía sigue siendo exótico comercializar aletas de tiburón (...). Uno de los impactos importantes de esta decisión es frenar esa comercialización de la aleta y del tiburón”, dijo en el anuncio el ministro de Ambiente, Carlos Correa.
Con esta decisión, que será reglamentada vía decreto, terminará en teoría la pesca involuntaria de escualos en territorio colombiano en los dos océanos, tras la prohibición que ya existía de capturarlos directamente. El presidente Iván Duque celebró la decisión y aseguró que expedirá un decreto con “las medidas de compensación para atender” a las comunidades que, por tradición o usos ancestrales, pescan el tiburón para venta y consumo local.
De acuerdo con Correa, se está considerando “el pago por servicios ambientales” para unas 250 familias en el departamento de La Guajira (norte) y otras 300 en la región Pacífica (suroeste), entre otras disposiciones aún sin definir.
La población de tiburones, uno de los depredadores más importantes de los océanos, ha sido diezmada en las últimas décadas, debido principalmente al llamado aleteo y la pesca industrial. Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, ha registrado unas 76 especies de tiburón de las 500 que se calcula han sido identificadas.
Las flotas pesqueras a menudo cortan la aleta del tiburón y luego arrojan el animal mutilado al mar –una práctica conocida como aleteo– para maximizar sus ganancias, ante una demanda creciente del mercado asiático donde este alimento es muy popular. Para la ambientalista Sandra Bessudo, la decisión impacta dos frentes: la preservación de la especie, pero también la protección de la salud de los consumidores de carne y aletas de tiburón que en el país tiene “altos índices de mercurio”, un alto contaminante empleado para la minería ilegal de oro.
“No creo que sea una persecución a los pescadores (...) No se trata de prohibir por prohibir, es un trabajo que se tiene que hacer con las comunidades para que ellos también puedan fortalecerse económicamente con actividades ligadas a la conservación”, dijo Bessudo. Wild Aid estima que unos 73 millones de tiburones mueren cada año para el comercio y al menos 70 especies están en vías de extinción.