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Mapa de la histórica disputa territorial entre Azerbaiyán y Armenia
Los enfrentamientos entre los dos países y las fuerzas armadas de la región autónoma ya llevan seis días. En medio de esto, la población civil ha sido bombardeada y desplazada.
En la mañana del viernes Armenia acusó a Azerbaiyán de bombardear Stepanakert, la capital de la región Nagorno Karabaj, que desde el domingo pasado es de nuevo objeto de disputa entre los dos países y las poblaciones armenias que allí habitan.
La ciudad tiene una población de aproximadamente 50.000 habitantes y, según información de un alto representante del gobierno de la región autónoma, muchos civiles fueron heridos durante los bombardeos. Asimismo, reportó que dejaron daños en infraestructura.
La población de Nagorno Karabaj que vive cerca de las zonas de combate ha tenido que refugiarse en sótanos o huir por miedo a ser heridos en el fuego cruzado. Por otra parte, esta no ha sido la única área poblada objeto de ataques. Tanto Azerbaiyán como Armenia y la región han denunciado otros bombardeos en zonas civiles que han dejado muertos y heridos.
Frente a esta situación, El Comité Internacional de la Cruz Roja emitió un comunicado en el que expresa su preocupación por los civiles atrapados entre los dos fuegos y las familias, incluyendo bebés y niños, que han tenido que esconderse en refugios y sótanos que no cuentan con calefacción. Además, también denunció que “cientos de casas e infraestructuras civiles, como escuelas y hospitales, fueron destruidas por la artillería pesada”.
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A pesar de los peligros, hay sectores de la población a ambos lados del conflicto que apoyan el enfrentamiento bélico, pues lo ven como la única forma de defender sus intereses. Un residente de Stepanakert de 66 años, entrevistado por AFP, dijo: “No tenemos miedo, sino orgullo (...) La guerra es la guerra. Las negociaciones son una tontería, tienen que rendirse”.
Por su parte, en Azerbaiyán también están caldeados los ánimos. Según AFP, muchos hombres se han presentado como voluntarios para combatir. Además, esta semana se ha conocido que grupos de ciudadanos han salido a las calles para honrar miembros de las fuerzas armadas muertos en combate.
El conflicto entre Armenia, Azerbaiyán y las comunidades independentistas por la región de Nagorno Karabaj es de vieja data. Dicho territorio está ubicado dentro de las fronteras oficiales de Azerbaiyán, un país de mayoría étnica azerí y religión musulmana. Esto contrasta con la región, donde habitan poblaciones mayoritariamente de etnia armenia y religión católica.
Durante muchos años dichas diferencias, más otros factores políticos y económicos, generaron fuertes tensiones entre las dos poblaciones. Finalmente, todo estalló en 1988 cuando comunidades independentistas y nacionalistas, apoyadas por Armenia, se enfrentaron al gobierno de Azerbaiyán con el objetivo de conseguir su independencia.
La guerra duró seis años y dejó de saldo más de 25 mil muertos y un millón de desplazados. Azerbaiyán desde entonces perdió el control de la región ante los independentistas y, también de otras zonas circundantes de las que se apropió el gobierno armenio.
El final de la guerra de 1994 fue posible por un cese al fuego negociado con ayuda de Rusia. Sin embargo, después de ello, las partes nunca pactaron un verdadero tratado de paz que pusiera fin a las disputas. Estas tensiones son las que estallaron esta semana en la región.
Ahora, actores internacionales como Rusia, Francia y Estados Unidos, todos miembros de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), encargada desde 1992 de mediar en el conflicto, han pedido a ambos países que cesen los enfrentamientos y negocien una salida pacífica del conflicto. Sin embargo, tras seis días de enfrentamientos, los llamados han sido ignorados.