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Marine Le Pen, una guerrera derrotada
Su padre también había intentado llegar a la presidencia sin éxito. La derechista liderará una oposición férrea a las políticas de Macron.
Batalló por su sueño como una leona pero quedó malherida. Marine Le Pen, la heredera de la extrema derecha francesa, tropezó con la misma piedra que su padre pero dejó en buena posición al partido para próximos asaltos.
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Jean-Marie Le Pen se estrelló en 2002 frente al conservador Jacques Chirac al obtener solo 18% de los votos. Su hija consiguió entre el 33,9% y el 34,5%, según las primeras estimaciones, un resultado insuficiente, aunque inédito, para derrotar al centrista Emmanuel Macron.
La candidata del Frente Nacional (FN) ha sabido capitalizar en los últimos años el hartazgo de los franceses ante el desempleo y la inmigración, y aprovechar la ola nacionalista en Europa para pasar a la segunda vuelta de las presidenciales.
Aunque comenzó combativa su campaña para el balotaje, eclipsando a su contrincante, esta abogada de 48 años perdió puntos en la recta final, sobre todo después de un acalorado cara a cara en el que se le reprochó su "agresividad" y "su falta de preparación".
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Su credo: medidas para reducir el flujo de inmigrantes a 10.000 al año, crear un impuesto sobre las importaciones, suspender los acuerdos de libre circulación en el seno de la UE y expulsar a todos los extranjeros o binacionales sospechosos de radicalización islamista.
"Para combatir el terrorismo debemos restablecer nuestras fronteras nacionales de inmediato", sostiene, estimando que en los últimos años "los gobiernos de izquierda y derecha" han hecho todo para que perdamos la "guerra" contra el terrorismo.
Desde que tomó las riendas del Frente Nacional (FN) en 2011, Marine Le Pen se ha esforzado por borrar la imagen extremista del partido que heredó de su padre, del que se ha distanciado en los últimos tiempos.
Se ha deshecho, al menos parcialmente, de los militantes antisemitas, de los nostálgicos de la Argelia colonial o hasta del régimen colaboracionista de Vichy y de los católicos integristas. Todos estos sectores figuraron durante más de tres décadas en la dirección del partido.
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La estrategia ha dado sus frutos y, desde entonces, la formación ultraderechista ha mejorado sus resultados en todos los comicios.
‘Evidentemente francesa‘
"En el fondo, si tuviera que definirme, creo que contestaría simplemente que soy intensa, orgullosa, fiel, evidentemente francesa. Tomo los insultos a Francia como si fueran contra mí directamente", explica en su videoclip de campaña.
"¡Estamos en nuestra casa!", repitió a voz en cuello en los discursos de sus mítines, a los que acudía gente de todas las edades y clases sociales. Un lema que sus adversarios consideran como "un grito de xenofobia"; un "grito de amor" a Francia, contesta ella.
Con su renovado discurso "patriótico" dirigido tanto a la derecha como a la izquierda, el FN se impuso holgadamente en Francia en las elecciones europeas y municipales de 2014, impulsado por el mismo movimiento popular antisistema que condujo al voto a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, así como a la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
Oradora eficaz, Marine Le Pen, defiende en sus discursos las posiciones tradicionales de la extrema derecha contra la inmigración y el islam, y lo hace invocando el laicismo.
Ha abandonado, además, el tradicional discurso nacionalista pero económicamente liberal de su partido, y se presenta como la defensora de los trabajadores franceses perjudicados por la globalización, el "libre comercio desleal" y la "dictadura de Europa".
"Soy la candidata del poder adquisitivo", proclamaba, en oposición a su contrincante al que pintaba como el aspirante "del poder que compra".
Le Pen se calificó a la segunda ronda pese a la investigación abierta contra ella por un caso de presuntos empleos ficticios en el Parlamento Europeo, donde ocupa un escaño de eurodiputada, y sobre presuntas irregularidades en el financiamiento de campañas electorales pasadas.
Esta rubia de carácter firme se presenta como una "mujer moderna". Es madre de tres hijos, se divorció dos veces y vive actualmente en pareja con un dirigente del FN, Louis Aliot.