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Más de 700 civiles han muerto desde que se dio el golpe de Estado en Birmania
Del total de estos fallecimientos, 82 ocurrieron este viernes en la región de Bago.
La represión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes prodemocracia en Birmania, que salieron de nuevo este domingo a las calles, ha matado a más de 700 civiles desde el golpe de Estado militar y 82 de ellos fallecieron este viernes en Bago.
En Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, se registró la explosión de una bomba el domingo por la mañana ante la principal sucursal del banco Myawaddy, que pertenece al ejército, hiriendo a un guardia de seguridad, según medios locales.
Este banco, que es el sexto más importante de ese país, está sometido a un boicot desde que comenzó el golpe de Estado, al igual que las numerosas empresas controladas por las fuerzas militares.
La represión de las protestas ha dejado 701 muertos desde que el ejército derrocó el pasado 1 de febrero al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, quien ganó el premio Nobel de la Paz en 1991 y fue detenida en un lugar secreto, según informó recientemente la organización no gubernamental (ONG) Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).
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Así las cosas, la junta militar informó el viernes el fallecimiento de 248 personas, mientras que la ONG precisó el sábado que las fuerzas del orden mataron la víspera a un total de 82 opositores al golpe en la ciudad de Bago, a 65 kilómetros al noreste de Rangún.
La oficina de la ONU en Birmania advirtió que lleva a cabo un constante monitoreo de la situación en Bago y les pidió a las fuerzas de seguridad permitirles “a los equipos médicos atender a los heridos”.
Los manifestantes continuaron el domingo sus protestas, especialmente en Mandalay y en Meiktila (centro), donde universitarios y sus profesores salieron a la calle, según medios locales. Algunos llevaban simbólicamente tallos de flores conocidas como “de la victoria”.
De acuerdo con la agencia AFP, a las afueras de Okkalapa Sur, cerca de Rangún, los manifestantes portaban una pancarta con el lema: “Venceremos, ganaremos”.
Hay que tener en cuenta que un llamado a manifestar el domingo por la noche, a la luz de las antorchas, circulaba por todo el país.
De esta manera, este sábado, se registraron enfrentamientos en Tamu (noroeste), cerca de la frontera con India, cuando el ejército intentó desmantelar barricadas levantadas por los manifestantes para proteger sus barrios.
El ejército disparó munición real y mató a dos civiles, según una testigo. Los manifestantes respondieron lanzando un artefacto explosivo contra un camión militar y matando a una decena de soldados, según la misma fuente.
“Tememos ahora que haya represalias”, le declaró a la AFP esta mujer, quien explicó que los habitantes de Tamu luchaban “para poner fin a la dictadura”. El creciente derramamiento de sangre también ha enfurecido a algunos de los cerca de 20 grupos étnicos armados de Birmania, que controlan franjas de territorio, principalmente en las regiones fronterizas.
El sábado hubo disturbios en el norte del estado de Shan, cuando el Ejército de Liberación Nacional Ta’ang (TNLA) lanzó un ataque contra una base de la policía, dijo el general de brigada del TNLA Tar Bhone Kyaw.
Una decena de policías murió en este ataque, según medios locales. El ejército respondió con ataques aéreos, matando al menos a un rebelde, indicó el TNLA.
En Hpa-an, la capital del estado de Karen (sureste), dos personas murieron y otra resultó herida durante un enfrentamiento el sábado con las fuerzas de seguridad, según el diario estatal Myawaddy.
Los medios oficiales informaron, además, que un tribunal militar condenó a muerte a 19 personas, 17 de ellas en rebeldía, por robos y asesinatos en una zona de las afueras de Rangún donde rige la ley marcial.