"MI HERMANO PRESENTIA SU MUERTE"

Dos nuevas versiones sobre las causas del fallecimiento de Juan Pablo I

3 de septiembre de 1984

Las polémicas acerca de la muerte o asesinato del Papa Juan Pablo I --el Papa que sonrió 33 días, como le dicen en Italia-- continúan alimentando todo tipo de versiones. Otra versión distinta a la oficial (Ver SEMANA N° 112) es la del respetado teólogo italiano Gianni Gennari que sostiene que Juan Pablo I, Papa Albino Luciani, murió "por haberse equivocado en la dosis de calmante que tomó entre la noche del 28 y 29 de septiembre de 1978".
Gennari conocía bastante bien al Papa Luciani. De hecho habían vivido juntos en el Seminario de Roma. "Es falso que estuviera perfectamente bien de salud como afirma en su libro Yallop", dice el teólogo italiano. "Tenía problemas de circulación y por eso estaba en tratamiento. Cinco días antes de su muerte lo había visitado su médico personal en Venecia". La noche de la muerte, según la misma fuente, el Papa Luciani había tenido un encuentro muy importante con el secretario de Estado, Jean Villot, a quien le había dado a conocer las modificaciones que realizaría en la curia: el Cardenal Benelli, arzobispo de Florencia, ocuparía en Roma la secretaría de Estado en cambio del mismo Villot; el Vicario de Roma, es decir el Cardenal de la capital de Italia, sería Monseñor Pericle Felici, uno de los pocos hombres que Luciani consideraba amigo en un ambiente hostil como el Vaticano donde no se sentía cómodo. Y así continuaba la lista de cambios importantes que había programado el Papa.
Villot expuso inmediatamente sus reservas. Dichos cambios constituían, dijo, un cambio "demasiado radical" con respecto a la línea política de Pablo VI, y llevarían a la Iglesia, en su concepto, a posiciones "muy conservadoras". Esta es la hipótesis de Gennari: "Luciani se fue a dormir con la hoja en que había escrito los cambios de nómina. No lograba dormir, estaba nervioso y consultó a su médico en Venecia, quien le aconsejó un calmante. Luciani además sufría de dolores en las piernas y se estaba tratando esos achaques. Le trajeron el calmante y en el momento de acostarse se equivocó de dosis. El exceso de calmante vasodilatador le produjo un colapso cardíaco... Lo encontraron por la mañana, recostado con la hoja de las nóminas sobre las rodillas. Esto es lo que he sabido, declara Gennari, y creo que es la verdad".
En fin, es un hecho que después de la muerte del Papa comenzaron a correr dentro y fuera del Vaticano distintas voces acerca de su muerte, alimentadas por la tradicional reticencia de la Curia a dar noticias precisas, agravada además por el hecho que no se quiso hacer la autopsia. Así nació lo que Gennari llama el "fantavaticano". El único punto en común con la teoría del investigador inglés David Yallop, es que por razones distintas el Papa Juan Pablo I estaba a punto de realizar enormes cambios dentro de la Iglesia, y, según ambos, éstos eran en contra de Villot que en ese entonces era secretario de Estado. Villot hoy en día no puede defenserse de tal hipótesis pues murió.
¿Será entonces demasiado peligroso creer que los "padrinos" del Vaticano --Villot, Marcinkus, Sindona Calvi, Gelli, Ortolani-- no les gustara que se rompieran los viejos equilibrios? ¿O que les gustara que se hiciera limpieza en los empolvados corredores del Vaticano?
Otro que descarta la teoría del asesinato de Juan Pablo I es Eugenio Luciani, hermano del Papa fallecido.
Según él, "quien sostiene que mi hermano fue envenenado, lo hace para atraer la curiosidad. A casi 6 años de su muerte un libro no podría tener éxito si no incluyera algo escandaloso". De 67 años, Eugenio Luciani explica el carácter súbito de la muerte de su hermano apelando a la herencia familiar. "Cuando lo supe me dije: el Dobre Albino murió como las tías abuelas: de golpe. (...) Una trabajaba en el campo, la otra cosía. Murieron sin que hubiesen mostrado ninguna señal de enfermedad. Incluso mi bisabuelo estaba junto al fuego y murió de improviso".
El hermano del Juan Pablo I afirma también que Luciani, antes de ser nombrado Papa,"presentía que moriría luego", y que la última vez que lo vio, 15 días antes de su muerte, el Pontífice "lucía fatigado" y extraño. "Me sorprendió al momento del saludo. Me abrazó y me besó. Nunca lo había hecho. Estábamos acostumbrados a saludarnos menos cariñosamente. Después le acompañó desde su apartamento privado hasta el ascensor y me besó de nuevo. Me emocionó".
Sin embargo, Eugenio Luciani agregó unas respuestas que refuerzan, de hecho, la tesis de Yallop. Negó, en primer lugar, que su hermano estuviese muy enfermo antes de morir. "Desde hace años se levantaba a las cuatro de la mañana y trabajaba hasta las diez de la noche. ¿Cómo habría podido hacer una vida de ese género si no estaba perfectamente sano?", se pregunta. Y lo que es más interesante: también admitió que su hermano, ya convertido en Sumo Pontífice, estaba muy preocupado por el comportamiento de algunos prelados en Roma, lo que --según Yallop-- indica que Juan Pablo I se aprestaba a producir cambios en las cúspides del Vaticano. "Me mostró una carpeta" --dice Eugenio Luciani--. "Esta es una cruz que llevo" me confió. "El dossier está listo, pero la decisión es sólo y exclusivamente mía", reveló Eugenio, agregando que "no puede decir nada" acerca de quien encabezaba ese dossier. "El debía decidir. Y, que yo sepa, no tuvo tiempo".
El otro punto que en las declaraciones de Eugenio Luciani aflora en abono de la tesis del asesinato es el del testamento de Juan Pablo I, documento que aunque "no tenía nada de importancia", sí existía. "Había ese testamento. De eso estoy seguro. Hablé de eso con mi hermano la última vez que nos vimos en el Vaticano. En esos días se había publicado el testamento de Pablo VI y, comentándolo, él dijo: "El mío es de cuatro líneas". Pero no tenía nada de importancia. Legaba sus libros al Vaticano". Importante o no, tal documento nunca fue encontrado por los investigadores.
Finalmente dos puntos más señalados por Yallop y confirmados por Luciani: el Papa fue encontrado muerto por Villot y no por la hermana Vicenta, la religiosa que asistía durante años a Albino Luciano. Y que la autopsia sí fue practicada a Juan Pablo I pero sus resultados nunca fueron dados a conocer. A este respecto, Eugenio Luciani no oculta cierta capacidad para hacer el ingenuo: "Oficialmente no me lo han comunicado, pero le puedo asegurar que se hizo (la autopsia). Ningún misterio. Si hubiera habido algo extraño, se habría sabido".--