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Milei arrasa y la economía del mundo está a la expectativa: esto le dijo el FMI
Argentina tiene desde 2018 un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional por 44.000 millones de dólares, negociado por el entonces presidente Mauricio Macri, y desde 2019 un sistema de control de cambios.
La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, felicitó este lunes al presidente electo argentino, Javier Milei, y dijo que espera “trabajar estrechamente con él”. Argentina tiene desde 2018 un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional por 44.000 millones de dólares, negociado por el entonces presidente Mauricio Macri, y desde 2019 un sistema de control de cambios.
“Esperamos trabajar estrechamente con él y su administración en el próximo período para desarrollar e implementar un plan sólido para salvaguardar la estabilidad macroeconómica y fortalecer el crecimiento inclusivo para todos los argentinos”, afirmó Georgieva en la red social X.
El acuerdo con el FMI contempla un compromiso para reducir el déficit fiscal hasta 0,9% del PIB en 2024, un objetivo que Milei considera insuficiente. “No hay lugar para gradualismo, no hay lugar para tibiezas ni para medias tintas”, afirmó Milei, un economista ultraliberal de 53 años, en un discurso tras la victoria.
“Tenemos problemas monumentales: la inflación, el estancamiento, la falta de empleo genuino, la inseguridad, la pobreza y la indigencia. Problemas que solo tienen solución si volvemos a abrazar las ideas de la libertad”, afirmó.
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Para reflotar la tercera economía latinoamericana, Milei propone medidas drásticas como la dolarización y el cierre del Banco Central, para terminar con una inflación anualizada de 143% y la emisión monetaria.
Durante la campaña electoral, el FMI advirtió que la dolarización “requiere importantes pasos preparatorios y no sustituye a políticas macroeconómicas sólidas”. Lo mismo avisó el Banco Mundial, que estimó que la dolarización de la economía argentina crearía problemas sin unas “cuentas fiscales a raya”.
Milei imagina un país en donde la moneda oficial sea el dólar y sin un banco central, como forma de conjurar la inflación crónica. Son varios los países latinoamericanos que oficialmente o por la vía de los hechos se han volcado al dólar, algunos en busca de solucionar fenómenos hiperinflacionarios -o casi-, y en todos los casos con la esperanza de lograr una estabilidad económica y financiera que no proporcionaban sus monedas.
Estos son algunos casos de dolarización en el subcontinente, y las razones que llevaron a adoptar la divisa estadounidense.
Ecuador
Ecuador adoptó el dólar en marzo de 2000 en busca de dejar atrás una profunda crisis bancaria que trajo pérdidas por 5.000 millones de dólares y dejó a miles de personas en la quiebra. El alza de precios amenazaba con convertirse en hiperinflación.
Operativamente, el cambio del sucre al dólar vino luego de un feriado bancario sumado a un congelamiento temporal de 50% de los depósitos, en un contexto de crisis financiera.
Ecuador consiguió con este mecanismo unos niveles de inflación bajos, incluso con períodos de deflación. Para 2023, la inflación anual se espera en 3,10%.
El Salvador
El Salvador se dolarizó el primero de enero de 2001. El gobierno de Francisco Flores (1999-2004) argumentó que buscaba hacer al país más atractivo para la inversión extranjera y el comercio. También, reducir el riesgo de devaluación y posibilitar que el sistema bancario local pudiera ofrecer mejores condiciones de crédito.
“La dolarización ha tenido sus efectos adversos. Encareció el costo de vida. Al entrar el dólar los precios de bienes y servicios se dispararon y quienes siguen pagando esa situación son los más pobres. No tenemos política monetaria, pues dependemos de lo que Estados Unidos haga con esa moneda”, remarcó el economista independiente César Villalona. En 2021, El Salvador admitió también al bitcoin como moneda de curso legal.
La inflación en este país centroamericano fue de 7,32% en 2022, y para 2023 se espera de 3,3%.
Panamá
Panamá es el país latinoamericano en donde el dólar circula como moneda oficial desde hace más tiempo, a la par del balboa, la moneda local. El billete norteamericano se utiliza desde 1904, poco después de que el país se independizara de Colombia y se aproximara a Estados Unidos con la construcción del Canal de Panamá, bajo control panameño recién desde 1999. Para el balboa solo se acuñan monedas en metálico y no billetes, y el sector público utiliza esta divisa únicamente con fines contables.
Panamá registra niveles de inflación por debajo del 3% anual.
Venezuela: dolarización de hecho
Venezuela tiene una dolarización informal desde finales de 2018, cuando el gobierno flexibilizó los férreos controles cambiarios como válvula de escape a la aguda crisis. Para entonces el país atravesaba su primer año de hiperinflación, con escasez de moneda local, el bolívar.
“Son un conjunto de factores generales los que tuvieron que ver en la dolarización de facto. Estructuralmente, fue la inflación alta, pero también hubo otros impulsores como la situación de la crisis eléctrica”, recordó el analista económico Henkel García, de Albusdata. Sin electricidad, los puntos de pago con tarjetas dejaron de funcionar y ante la escasez de bolívares en efectivo, el dólar fue la alternativa natural.
La aguda pérdida de valor del bolívar hizo necesarios grandes volúmenes de efectivo para pagar bienes y servicios. Cuatro años después, el país salió de la hiperinflación, pero continúa con uno de los índices más altos del mundo. Hasta septiembre la inflación interanual era de 317%, según el Banco Central.
Paradójicamente, el billete verde, símbolo del “imperialismo estadounidense” y considerado un “enemigo de la revolución”, se ha convertido en la moneda de “mayor circulación”, según economistas.
Economías “bimonetarias”
En algunos países de América Latina se utiliza el dólar para comprar bienes y servicios, se contratan alquileres en dólares y pueden abrirse cuentas bancarias en la divisa estadounidense y retirar dólares directamente de los cajeros automáticos. Perú o Uruguay -donde los precios de los bienes duraderos como inmuebles, vehículos o electrodomésticos se fijan en dólares-, son dos ejemplos.
*Con información de AFP.