Tecnología
¿Quiénes son los transespecie? Un artista lo explica
Manel es un artista español que hace parte de los primeros humanos que se consideran transespecie y creó su propio ‘órgano’ que le permite conectarse con la naturaleza. En entrevista con Mónica Jaramillo, cuenta su historia.
En pleno siglo XXI, es válido afirmar que la especie humana ha dado saltos gigantescos a nivel tecnológico, así como en cuestiones de identidad de género y derechos individuales. Al día de hoy, hay aspectos del individuo que ya salieron del molde de las películas de ficción de décadas pasadas. Se ha visto a personas con su cuerpo completamente lleno de tatuajes y piercings, una mujer vampiro, personas con rasgos similares a los de animales, al diablo, y ahora se habla de ciborgs.
Manel de Aguas es un joven artista español de 24 años que ha sorprendido al mundo al contar cómo, en cuestión de años, pasó de ser un simple ser humano a considerarse transespecie, un hombre con ‘órganos’ tecnológicos, al implantarse dos aletas de pez que él mismo diseñó.
“Al final, ser alguien transespecie, ser alguien cyborg, es una idea que tenemos que bajar un poco a la tierra porque es algo que creó la ciencia ficción y todos los referentes que tenemos aún lo contemplan como una idea muy abstracta, como de alguien que no es normal y al final yo tengo una vida muy normal, yo quedo con mis amigos, yo salgo por ahí. Lo único diferente es que tengo un órgano cibernético más que el resto de mis amigos”, menciona Manel en entrevista con SEMANA.
En 2020, Manel modificó su cuerpo e instaló un par de aletas que, a través de un implante en su cráneo, le permiten escuchar lo que nadie más puede: los cambios atmosféricos. Su decisión de vida inició con la idea de crear un órgano externo para conectarse con la naturaleza.
“Es escuchar el tiempo, o sea, lo que me permiten las aletas es traducir la data meteorológica a sonido dentro de mi cabeza y es un sonido que cambia sus cualidades dependiendo de cómo cambien las cualidades de la atmósfera. Es como un sonido atmosférico que yo diseñé que se va transformando”, afirma.
La sensación, e inclusive la explicación para una persona que no tenga esta habilidad, puede parecer una broma o algo irreal. Manel comenta que, por ejemplo, los días de humedad siente muchas burbujas en su cabeza y los días más secos suenan “más arenosos”, como esos dulces que “crackean” en la boca. Asimismo, cuando sube la temperatura esas sensaciones se vuelven más agudas y si baja la temperatura se vuelven más graves. Si, por el contrario, lo que cambia es la presión, cambia el volumen de ese sonido.
Pero, ¿cómo funciona este invento que él creó?
“Es un implante que está entre el hueso y la piel, pero sobresale de la piel; entonces, al ser metal y al ser un placa, la vibración que emite la aleta a través del chip de conducción se envía, pasa del implante a la cabeza y cuando toca mi cabeza se convierte en sonido porque es sonido por conducción”, comentó. La única forma de dejar de escuchar los sonidos es cuando se acaba la batería del dispositivo, la cual se carga mediante paneles solares. Pero la idea es no dejar de escucharlos.
La implantación de su ‘órgano’ extra no fue nada sencillo. En su país fue prácticamente imposible y por eso le tocó ir hasta Tokio, Japón, para el procedimiento quirúrgico.
Ahora bien, para entender mejor la identidad de este artista es importante saber que hace parte de la Sociedad Transespecie, una asociación fundada en 2017 y compuesta por personas con dispositivos cibernéticos integrados a su cuerpo. Es decir, lo que consideran en el mundo cinematográfico ciborgs.
Manel no es el único con este tipo de habilidades. Los personajes más reconocidos de esa organización son Neil Harbisson, considerado el primer ciborg oficial debido a que posee una antena que convierte las ondas de luz en frecuencias de sonido. También está Moon Ribas, una artista española que decidió implantarse varios sensores en sus codos y tobillos para detectar sismos.
Por el momento, el español quiere que las aletas que se instaló en enero de 2020 sean más pequeñas, con conexión a wifi que le permita acceder a datos atmosféricos de cualquier lugar en el mundo. Pero, lo más importante para él: seguir produciendo música y arte ciborg.