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Murió Mario Terán Salazar, el hombre que fusiló al Che Guevara
Salazar residía en una residencia de Santa Cruz, Bolivia, debido a problemas de salud.
El militar boliviano Mario Terán Salazar, que aseguró haber matado en 1967 al guerrillero argentino-cubano Ernesto ‘Che’ Guevara, falleció este jueves 10 de marzo a los 80 años en Santa Cruz de la Sierra, al este de Bolivia, informaron sus allegados.
“Falleció: estaba enfermo y no hubo nada que hacer”, le dijo a la AFP Gary Prado, el militar que capturó al Che en la selva boliviana hace 54 años.
A las 7:15 a. m., hora de Bolivia, falleció en la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil), informó Raúl Azurduy, pastor de la iglesia evangélica a la que acudía la familia. Así informó el hecho el diario local El Deber, que habló con quien lideró aquel operativo, el general retirado, Gary Prado Salmón.
“Sí, me indicaron anoche que estaba desahuciado, sí, es verdad, falleció. Fue un hombre valiente (...) Mantuve contacto con él, lo que más le preocupaba era por el acoso de la prensa, porque quería mantener el anonimato, porque simplemente cumplió voluntariamente la decisión que vino de la Presidencia”, contó.
“Me avisaron de la familia y camaradas de las Fuerzas Armadas porque él estaba internado en el Hospital Militar”, explicó.
Desde hacia varios años, Salazar residía en una residencia de Santa Cruz debido a problemas de salud propios de su edad avanzada. El entonces sargento del Ejército boliviano se hizo famoso mundialmente en 1967, después de que la revista francesa Paris Match publicara una fotografía de él y contara que le fue ordenado ejecutar al Che una vez capturado.
La muerte del Che
El 8 de octubre de 1967, el Ejército boliviano detuvo a Guevara, figura mítica de la acción revolucionaria armada durante la Guerra Fría, con el apoyo de dos agentes de la CIA cubanoestadounidenses.
Herido en combate, fue conducido a una escuela abandonada del poblado de La Higuera.
Allí pasó su última noche: fue acribillado a balazos al día siguiente por Terán con el visto bueno del presidente René Barrientos (1964-1969), un feroz anticomunista.
“Ese fue el peor momento de mi vida. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente”, relató Terán entonces.
“Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. ‘¡Póngase sereno –me dijo– y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!’. Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé”, narró el militar.
A los 39 años, el Che se transformaba en leyenda, mientras su cuerpo inerte y su rostro de ojos abiertos eran exhibidos como un trofeo en la vecina localidad de Vallegrande, una imagen que inmortalizó el fotógrafo de AFP Marc Hutten.
Cumplidos 30 años de servicio, Terán se retiró y se mantuvo en el anonimato, esquivando a la prensa. Incluso llegó a afirmar que el asesino de Guevara no había sido él, sino otro militar con el mismo nombre y apellido.
Después de concluir sus estudios de medicina y de múltiples viajes que forjaron sus convicciones, Guevara, nacido en la ciudad argentina de Rosario, conoció a Raúl y Fidel Castro en México antes de enrolarse en la guerrilla que llevó a los “barbudos” al poder en Cuba, en 1959.
*Con información de Europa Press y la AFP.