Reino Unido
Muerte reina Isabel II | Las cinco cosas que solo la monarca podía hacer
Las leyes parecen no aplicar para la monarca británica. La reina tenía ciertas facultades que nadie más posee.
La reina Isabel II fue uno de los personajes más reconocidos e importantes de la historia. La monarca fue testigo de numerosos acontecimientos históricos como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, entre otros.
Su reinado fue uno de los más significativos del Reino Unido, pues muchos de los grandes sucesos que vivió transformaron el país e incluso el mundo.
El pasado 6 de febrero Isabel II cumplió 70 años al frente de la monarquía británica. A los 25 años, la monarca recibió la noticia de que su padre Jorge VI, el rey de Reino Unido, había fallecido. Por tal motivo, Isabel II tuvo que ascender al trono a una edad muy temprana.
El reinado de Isabel II fue el más largo del Reino Unido y uno de los más largos de toda la historia, solamente superada por el reinado de Luis XIV de Francia, quien permaneció 72 años en el trono; Rama IX, rey de Tailandia durante 70 años y 126 días, y Juan II, quien fue el príncipe de Liechtenstein por 70 años y 91 días.
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Ventajas y desventajas de ser Isabel II
Por otro lado, la vida que llevan los miembros pertenecientes a la realeza es muy diferente a la que conocemos. Esta se rige por estrictas reglas que competen todos los aspectos del diario vivir: cómo vestirse, qué comer, cómo comportarse, un horario para ir a dormir, cómo sentarse, entre otras cosas.
Pero ser la monarca británica también tiene sus ventajas: Isabel II pudo hacer ciertas cosas que el resto del mundo no tiene permitido, y no hablamos de los lujos a los que puede acceder. Nos referimos a que la reina tuvo la facultad de romper ciertas reglas y leyes. Además de poseer unos beneficios un poco extraños.
No puede ser arrestada
La reina gozó de inmunidad soberana, lo que significa que no se podía iniciar un procedimiento civil o penal contra ella. A pesar de que otros jefes de Estado británicos gozan de esta inmunidad, solo la tienen mientras cumplan esa función. En cambio, Isabel II no podía ser arrestada en ningún momento de su vida.
Conducir sin límite de velocidad, sin placas y sin licencia de conducir
La prerrogativa real es lo que permitió a la reina británica lograra saltarse ciertas leyes. Google Arts & Culture la define como: “Un conjunto de autoridades habituales de privilegios e inmunidades (...) pertenecientes exclusivamente al soberano”.
Por esa razón, la monarca nunca hizo un examen de conducción, nunca tuvo una multa por exceso de velocidad o por estar mal parqueada, y tampoco tuvo que mostrar su pase o licencia de conducción.
De acuerdo con The Cosmopolitan, si Isabel II hubiese querido conducir por las calles de Londres pudo hacerlo a altas velocidades y, de hecho, podía pasarse todos los semáforos en rojo, pues la prerrogativa real la blindaban de estas restricciones.
Viajar sin pasaporte
Los pasaportes británicos eran emitidos por la reina Isabel II, por lo que sería ilógico que ella emitiera su propio documento. La monarca podía viajar a cualquier lugar del mundo sin pasaporte y era la única persona en el mundo que podía hacer esto. Los miembros de la familia real sí necesitaban uno en caso de querer salir del país.
Dos fechas de cumpleaños al año
La reina Isabel tenía dos fechas de cumpleaños al año. Seguramente esto parecerá un poco ilógico. Pero la explicación es sencilla: su primer cumpleaños era el 21 de abril, fecha en la que nació; el otro es el cumpleaños real, que se celebraba cada segundo sábado de junio, cuando se realizaba la ceremonia Trooping the Colour.
La página oficial de la familia real británica la define como la ceremonia oficial del cumpleaños de la soberana británica y se ha desarrollado desde 1748.
De acuerdo con la página, más de 1.400 soldados, 200 caballos y 400 músicos se reunían cada junio y desfilaban en una espectacular exhibición para conmemorar el cumpleaños real de la reina Isabel II.
Posee todos los delfines del Reino Unido
Este es probablemente el beneficio más extraño que tenía la reina de Reino Unido. Desde el siglo XIII quedó establecido que el soberano (o la soberana) sería el propietario de todos los “peces reales” (ballenas, delfines, esturiones y marsopas) que estén en territorio británico, de acuerdo con TIME. Además, la monarca era dueña de los cisnes que nadan en aguas abiertas en el río Támesis.