Japón
Muertes por exceso de trabajo, trasfondo del desarrollo económico japonés
Las muertes por infartos, derrames cerebrales y suicidios relacionados con el exceso de trabajo son un grave problema de salud publica para el país.
Japón es una de las economías más grandes del mundo. Según cifras del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, la nipona es la tercera economía del mundo.
Con una cifra de 125 millones de habitantes, relativamente baja comparada con países como India, China y Estados Unidos, el desarrollo económico japonés es formidable.
Con una cultura supremamente jerárquica, una autodisciplina fuerte y una cultura al rededor del trabajo, Japón logró recuperarse después de los estragos de la segunda guerra mundial y posicionarse como uno de los centros financieros y económicos más grandes del mundo.
Sin embargo, tanta productividad y las rígidas formas culturales han tenido un alto precio humano. Japón es el lugar de origen de un preocupante fenómeno social: Karoshi, o la muerte por exceso de trabajo.
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Causas culturales
Las causas de este fenómeno están fuertemente enraizadas en la cultura japonesa. Para empezar, Japón es un país con estructuras sociales rígidas y conservadoras, en donde el respeto a los adultos y a las personas mayores es casi un culto.
Estas formas culturales han ocasionado que muchos jóvenes sientan no solo respeto por sus padres y abuelos, sino una carga emocional, en la que es necesario, a toda costa, responder a las exigencias y peticiones de los mayores. Así, desde la adolescencia, muchos estudiantes japoneses son obligados a estudiar de manera extrema para difíciles exámenes de acceso a la universidad y para tener las mejores calificaciones en los colegios.
Estas exigencias, presentes en el desarrollo adolescente de los japoneses, han creado una cultura de la autoexigencia y la autodisciplina extrema, en la que al fallar en algún examen se incurre en el riesgo de decepcionar a los mayores y en ser una deshonra para la familia en general.
Así mismo, la organización jerárquica de la sociedad japonesa ha creado fuertes brechas sociales. Aunque de manera no oficial, ni tampoco en términos monetarios o económicos pero sí sociales, el país tiene unas fuertes divisiones entre clases y las posibilidades de ascender en la pirámide son más bien escasas. Es por esto que el ingreso a una buena universidad y el mantenimiento de un buen trabajo se hace tan importante y genera presión entre los trabajadores, que luchan por ascender en su estatus social.
Suicidios y muerte por trabajo
Las muertes por Karoshi son alarmantes. Algunas cifras hablan de 200, mientras que reportes de investigadores hablan de al menos 10.000 muertes por este fenómeno en el país. Estos fallecimientos van desde enfermedades cardiacas hasta altas cifras de derrames cerebrales.
Sin embargo, el Karoshi también cubre un fenómeno altamente preocupante para las autoridades japonesas: el suicidio. Durante el año 2021 y el 2017 casi 497 personas murieron tras haber cometido suicido en incidentes relacionados con las extremas cantidades de trabajo.
Algunos testimonios de personas que han intentado suicidarse, informa la cadena de noticias Deutsche Welle (DW), alegan que intentaron acabar con su vida luego de trabajar más de 11 horas diarias en jornadas extensas y por tener relaciones enfermizas con sus jefes.
Así mismo informa la DW, en el 2013, la periodista Miwa Sado, de 31 años, murió de un infarto en su apartamento luego de trabajar 159 horas extra de su horario normal de trabajo, durante un cubrimiento electoral en el país.
Durante el 2020, además, hubo un drástico aumento en el número de mujeres que cometieron suicidio en eventos relacionados con las cargas laborales y las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.
Las presiones relacionadas con la vida estudiantil también han dejado en los últimos años una preocupante cifra. Durante el 2020 casi 415 niños, de primaria y secundaria, cometieron suicidio en el Japón, en circunstancias relacionados con el aislamiento de la pandemia y las altas cargas de trabajo presentes en las escuelas.
A pesar de su gran crecimiento económico, Japón se enfrenta, desde hace ya varios años, a un fenómeno social y humano, en el que las muertes relacionadas con el exceso de trabajo generan un debate al rededor de la cultura del trabajo y los excesos del desarrollo económico.