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“Necesitamos una fe que no tenga miedo de desafiar a las lógicas del poder”: papa Francisco
Igualmente, denunció la avidez de las sociedades “embotadas de consumo” que no tienen nada en el corazón.
El papa Francisco pidió este jueves a los fieles una fe “valiente” que no tenga miedo de “desafiar las lógicas oscuras del poder” en un mundo donde tantos Herodes “siembran muerte y masacran a pobres”.
“Necesitamos una fe valiente, profética, que no tenga miedo de desafiar a las lógicas oscuras del poder y se convierta en semilla de justicia y de fraternidad en sociedades donde, todavía hoy, tantos Herodes siembran muerte y masacran a pobres y a inocentes, ante la indiferencia de muchos”, señaló el pontífice durante la homilía de la solemne eucaristía de la Epifanía del Señor.
Igualmente, denunció la avidez de las sociedades “embotadas de consumo” que no tienen nada en el corazón.
El papa reflexionó sobre la figura de los Reyes Magos, que desafiaron a Herodes, e instó a seguir su ejemplo cultivando un “corazón que no se deja entumecer en la madriguera de la apatía, sino que está sediento de luz” que “no se arrastra cansado en la pereza, sino que está inflamado por la nostalgia de nuevos horizontes”.
De este modo, censuró “la apatía” y “la resignación” que supone “clavarse en la tristeza de una vida mediocre”. “El mundo espera de los creyentes un impulso renovado hacia el cielo”, aseguró.
Asimismo, subrayó que la crisis de la fe en las sociedades actuales tiene que ver con “la desaparición del deseo de Dios” y la costumbre de contentarse “con vivir al día”.
“Estamos saciados de tantas cosas, pero carecemos de la nostalgia por lo que nos hace falta. Nos hemos obsesionado con las necesidades, con lo que comeremos o con qué nos vestiremos, dejando que se volatilice el deseo de aquello que va más allá”, deploró.
De igual manera, para el papa es “la falta de deseo la que lleva a la tristeza y a la indiferencia”.
“Es triste cuando una comunidad de creyentes no desea más y, cansada, se arrastra en el manejo de las cosas en vez de dejarse sorprender por Jesús, por la alegría desbordante e incómoda del Evangelio”, agregó.
Por eso, reivindicó “los deseos” porque son los que ensanchan la mirada e impulsan la vida a ir más allá. “Más allá de las barreras de la rutina, más allá de una vida embotada en el consumo, más allá de una fe repetitiva y cansada, más allá del miedo de arriesgarnos, de comprometernos por los demás y por el bien”, enfatizó.
De la misma manera criticó el bloqueo que ejerce en la vida estar “aparcados en una religión convencional, exterior, formal, que ya no inflama el corazón y no cambia la vida”.
Invitó a a preguntarse: “¿Nuestras palabras y nuestros ritos provocan en el corazón de la gente el deseo de encaminarse hacia Dios o son lengua muerta que habla solo de sí misma y a sí misma?”.
Desde el Vaticano se informó que el papa retomará este año la ceremonia de bautizo de algunos bebés, hijos de trabajadores del Vaticano en la basílica De San Pedro, que tendrá lugar el próximo domingo 9 de enero.
Debido a la pandemia, y como medida de precaución, el Vaticano canceló el año pasado esta ceremonia que constituye una de las más tiernas del año.
Un llamado para dejar de lado el individualismo en la pandemia
Recientemente, el pontífice pidió al mundo que evite, “en esta época de pandemia, la tentación del ‘sálvese quien pueda’” y vuelva, de nuevo, al “sentido de la responsabilidad”.
En su homilía, el papa instó a que el sentimiento que predomine sea el asombro, pero descartando “una emoción superficial, ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún, a un frenesí consumista”.
Además, lanzó una invitación a la Ciudad Eterna: “Que Roma destaque cada vez más por su cuidado en la acogida de los más frágiles y vulnerables”.
“Roma es una ciudad maravillosa, que no deja de encantar; pero para quienes la habitan es también una ciudad agotadora, desgraciadamente no siempre digna para sus ciudadanos y huéspedes, una ciudad que a veces descarta”, señaló el papa.
Así, añadió que la esperanza es que todos, los que viven allí y los que se quedan por trabajo, peregrinación o turismo, puedan apreciarla cada vez más por su cuidado en la acogida de los más frágiles y vulnerables, la dignidad de la vida, la casa común.
“Que todo el mundo se sorprenda al descubrir en esta ciudad una belleza que yo diría que es consistente y que inspira gratitud”, agregó.
Con información de Europa Press y AFP