Mundo
Niños traumatizados por la guerra en Ucrania son atendidos por personal sanitario en una móvil: “Acceder a un médico es un desafío”
La angustia permanente tiene consecuencias desastrosas para la salud mental y física, agravadas por la falta de atención médica.
Una veintena de médicos de una brigada móvil que visita a los niños de las zonas rurales de Ucrania se despliegan en una escuela primaria de Myrne, una localidad a 40 km de Kiev.
En una coreografía bien ensayada, dirigida por la enfermera Olga Medvedeva, instalan sus equipos en el centro escolar mientras la cantante Sofia Yegorova entretiene a los jóvenes pacientes.
Acceder a un cuidado médico especializado es un desafío en Ucrania, cuyo sistema de salud quedó seriamente golpeado por la invasión rusa.
Los niños también lo sufren. La angustia permanente tiene consecuencias desastrosas para su salud mental y física, agravadas por la falta de atención médica, explica el equipo del hospital pediátrico de Ojmatdit, en Kiev.
Lo más leído
Al recorrer la región, “nos dimos cuenta de que veíamos lo mismo por todas partes”, comentó a AFP Olga Medvedeva, de 63 años, directora de un departamento de pediatría.
“En la mayoría de los casos se trata de trastornos alimentarios o socioemocionales, que juntos provocan una serie de otras enfermedades”, explica.
Desde entonces ha realizado más de 60 misiones, tanto en zonas antes ocupadas por los rusos y otras relativamente a salvo, como Myrne, a unos 40 km al sudeste de Kiev.
“Ansioso”
Conseguir una cita con un médico especialista es muy complicado en la región, afirman los padres consultados por AFP.
Otro efecto de la guerra es la falta de médicos y el aumento del número de pacientes debido a la afluencia de refugiados procedentes de zonas más expuestas a los combates.
En Myrne, durante una visita del equipo, muchos padres esperan pacientemente apoyados en las paredes color melocotón mientras sus hijos juegan a la rayuela o colorean.
Entre los adultos, Liudmila Lokha, de 46 años, llegó con su hijo Timofei, de 7 años, el niño dejó de comer cuando la familia se fue a Portugal al inicio de la invasión.
“Cuando está preocupado le cuesta comer”, explica Lokha.
Ante este problema, su familia debió buscar soluciones. Entre tanto, el hermano mayor de Timofei es llamado al rescate por video.
“Él lo adora y lo motiva”, indica la madre, añadiendo que su hermana y padre también ayudan.
Timofei no es un caso aislado. La enfermera escolar Inna Tachevska señala que los niños están “ansiosos”, sufren “dolores de estómago, dolor de cabeza o crisis de pánico”, lamenta.
“Todo estará bien”
Olga Sudak, una psicóloga de 29 años, explica por su parte que los médicos y enfermeros trabajan sobre todo con las familias.
“Cuando la familia está tranquila, los niños se sienten mucho mejor y se recuperan más rápidamente”, indica.
También recomienda que los padres respondan las preguntas de los niños sobre la guerra; pero al escuchar a su abuelo Serguii Vida hablar de la invasión, Milana, de 8 años, se hace un ovillo.
“La guerra es la muerte, la mutilación, la destrucción”, declaró tajantemente el hombre que combatió durante el primer año del conflicto antes de ser desmovilizado.
Milana, aferrada a su bolsa rosa, dice sentir “una mezcla de ira y alegría”.
“Está bien que a todos nos vaya bien y no está bien que haya guerra, ¿verdad?”, dice Vida al tomar a la niña en sus brazos.
Pese a los traumas, Olga Medvedeva piensa que los niños se van a recuperar del “enorme estrés” de la guerra, “Pero tenemos que demostrarles que todo va a estar bien”.
Para Medvedeva, ante la perspectiva de una guerra prolongada, los médicos ucranianos tienen una tarea gigantesca por delante, “Mientras la guerra continúe, veremos todos estos problemas”.
“Hasta que dejen de sonar las sirenas, el transporte funcione con normalidad y la gente esté tranquila”, concluye.
*Con información de AFP.