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“No le deseo este dolor a nadie”: la salud del papa sigue preocupando
El sumo pontífice reapareció esta semana en el Vaticano, pero tuvo que dar la misa sentado por el mal de ciática. “Perdón por no poder pararme”, dijo a sus fieles y narró los terribles padecimientos que ha sentido en los últimos días.
En la misa de este viernes, el papa Francisco se dirigió a sus fieles de una forma muy especial. “Me gustaría hablar con ustedes de pie, pero la ciática es un invitado problemático”, dijo el sumo pontífice. “Así que pido disculpas y hablaré sentado”, añadió en la reunión que marcó la apertura del año judicial de la Santa Sede.
El líder de la Iglesia, a sus 84 años, ha tenido que delegar múltiples compromisos por cuenta de ese dolor que no le da tregua.
“Lo peor que me sucedió en esta enfermedad fue un ataque de ciática que tuve el primer mes, porque estaba sentado en un sillón para hacer entrevistas y aún así me dolía...¡La ciática es muy dolorosa, muy dolorosa! ¡No se lo deseo a nadie!”, aseguró.
Según fuentes en el Vaticano, el pontífice sufre de dolor intenso del nervio ciático que le afecta mayormente la parte delantera y trasera de ambas piernas.
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A causa de un dolor de ciática, el papa Francisco renunció a presidir dos misas el fin de semana, anunció el sábado el portavoz del Vaticano.
No obstante, el vocero Matteo Bruni indicó en un comunicado que el pontífice recitaría este domingo la oración del Ángelus, una cita que fue retransmitida por televisión desde su biblioteca privada a causa de la pandemia de coronavirus.
El papa, de 84 años, ya se vio obligado a cancelar su participación en dos celebraciones el pasado 31 de diciembre y 1 de enero por la misma ciática, un mal que padece desde hace varios años.
El papa argentino fue vacunado hace más de diez días contra la covid-19, al ser considerado persona de riesgo. Cuando tenía 21 años, en 1957, sufrió una pleuresía aguda y los cirujanos tuvieron que extirpar parcialmente su pulmón derecho.
El médico personal del papa por cinco años, Fabrizio Soccorsi, murió a la edad de 78 años tras “complicaciones por la covid-19” cuando estaba “hospitalizado por una patología cancerosa”.
Francisco canceló todos sus viajes al exterior desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 y puso en duda su visita a Irak, prevista del 5 al 8 de marzo próximos.
El papa emérito Benedicto XVI, de 93 años, quien reside retirado en un monasterio dentro del Vaticano, también figura entre los primeros vacunados, según confirmó su secretario privado, el arzobispo Georg Gänswein.
El futuro de la Iglesia
La más reciente incapacidad del papa argentino provoca especulaciones sobre el futuro de la Iglesia católica en su ausencia. De acuerdo con Lynda Telford, autora de ”Mujeres en el Vaticano- Poder femenino en un mundo de poder masculino”, las más perjudicadas si el papa Francisco no puede continuar con su labor serían las mujeres.
La autora teme que las políticas de mayor apertura hacia la mujer y su participación en la Iglesia difícilmente sean entendidas por un posible sucesor de Francisco. “Este es un momento en que el Vaticano tiene que cambiar, está perdiendo fieles en muchos países y necesita cambiar de manera desesperada, aceptar las diferencias y la posición de las mujeres en el planeta”.
En 2017, se reportó que el papa estaba usando sus vacaciones de verano para recibir masajes e inyecciones para controlar el dolor de su ciática. Si bien la prensa italiana le sigue los pasos de cerca, poco se sabe por parte de la vocería del Vaticano, que no acostumbra a revelar información sobre el santo padre ni el tipo de tratamiento que podría estar recibiendo.
Para el manejo de ciática usualmente se recomienda fisioterapia, ejercicio, medicamentos antiinflamatorios o relajantes musculares. En 2013, durante una entrevista, el papa hizo una inusual referencia a su salud al decir: ”¡Este dolor no se lo deseo a nadie!”. El malestar del que padece el pontífice no es mortal, pero si puede llegar a limitar su movilidad y acentuarse aún más con el paso de los años.