Noboa, los retos del nuevo presidente de Ecuador

“Hoy hemos hecho historia, las familias ecuatorianas eligieron el Nuevo Ecuador, eligieron un país con seguridad y empleo”, son las palabras con las que Daniel Noboa, nuevo presidente electo de Ecuador, saludó la noche del pasado domingo los resultados de las votaciones, que lo dejaron como el ganador de la segunda vuelta, derrotando a Luisa González; candidata del correísmo.

Ahora, el camino de Noboa seguirá por empezar un proceso de empalme con la actual administración de Guillermo Lasso, para conocer la situación real con la que el ex banquero deja el poder a su salida, en medio de unas elecciones anticipadas que se derivaron de la llamada ‘muerte cruzada’.

Si bien Noboa resultó victorioso, el primero de los retos que asume el mandatario, será el de lograr unir a Ecuador, en tanto las votaciones le entregaron una victoria por un estrecho margen de 4% de los votos, en un país en el que la participación en las urnas es obligatoria.

Con el 52,% de los votos, Noboa se enfrenta al reto de regresar la credibilidad a las instituciones, las cuales quedan fuertemente tocadas y afectadas cómo resultado del proceso que tuvo que surtir el presidente Lasso, quien terminó su mandato recurriendo a una figura constitucional que disolvió a su vez el parlamento, en momentos en los que este adelantaba un proceso para dar fin al gobierno del actual presidente.

En ese sentido, un aspecto que hace de ese reto algo aún mayor es el hecho de que su elección no se da para cumplir con un ‘periodo presidencial normal’; sino que por el contrario esta se da por un periodo de 17 meses, si recordamos que el gobierno de Lasso estaba proyectado para terminar en 2025; fecha en la que también deberá terminar el del ahora electo presidente.

El reto de la credibilidad, al que se enfrente el nuevo presidente de Ecuador, se da no solo en convencer de su idoneidad y capacidad al 48% que había confiado en González, sino también en poder responder a las expectativas de los votantes que confiaron en él y que esperan encontrar en este una nueva salida a una creciente crisis de economía y seguridad.

Sobre el particular, el reto que asume Noboa también está mediado por lograr convencer a los ecuatorianos de que su juventud; 35 años, no traduce en inexperiencia, sin que por el contrario puede ser garantía de “un nuevo Ecuador”, como prometía su campaña.

En ese mismo sentido, la credibilidad de Daniel Noboa, también podría estar relacionada con la capacidad de este para deslindarse, o quizá emplear en su favor, su entorno, en tanto pese a su poco recorrido recorrido político, sí viene de una familia marcada por la política, en tanto su padre; Álvaro Noboa, intentó en repetidas ocasiones llegar, sin éxito al primer cargo de su país.

De igual modo, deberá asumir el reto de responder a los intereses de los ecuatorianos, pese a que parte del electorado, lo tacha de ser miembro de una sector privilegiado de la sociedad, en tanto pertenece a un familia de amplia tradición empresarial; lo que en algunos espacios es razón para que la lupa sea puesta celosamente sobre su gestión, en tanto se advierte que podría estar orientado a gobernar en favor de ciertos sectores y grupos económicos.

De su gestión en estos próximos 17 meses, podría depender incluso que el ahora presidente electo pudiera tener éxito en una eventual campaña a la ‘reelección’ en 2025; periodo que si comprendería un cuatrienio.

Así, si bien la actual campaña y meses en el poder pueda servir para demostrar capacidad, también podría obrarle cómo arma de doble filo, pues si no logra lograr responder en el corto plazo a las necesidades de su país, podría costarle su eventual aspiración a seguir frente al poder.

Seguridad

La actual campaña, que dejó cómo ganador a Noboa, estuvo marcada por un triste hecho, y se refiere al asesinato del aspirante Villavicencio, quien en su momento marcaba cómo el favorito en las encuestas; y quien pereció en medio de un difícil momento de inseguridad que acompaña a Ecuador en los últimos meses en un proceso en aumento, y que ha estado relacionado con el auge de bandas criminales de vocación narcotraficante.

Las actuales tasas de homicidio en Ecuador han crecido de manera desmedida en tan solo un par de años, lo que ha centrado en la cabeza de los ciudadanos una evidente sensación de inseguridad, más aún cuando el país era conocido por ser un nicho de paz en la región.

Para muchos, el reto de Noboa se centrará entonces no solo en reducir la tasa de homicidios, sino también en entregar al país una mejora en términos de manejo de los grupos criminales, en momentos en los que el país se ha convertido en ‘punto apetecido de la delincuencia’ por su posición geográficamente relevante para las rutas del envío de drogas a centro y Norteamérica.

En ese sentido, tal y cómo lo manifestó el presidente de Colombia en su saludo de felicitación, un punto clave en dicha lucha tendrá que ir de la mano de otros gobiernos de la zona que también luchan contra otros eslabones en la misma cadena de producción y distribución de drogas.

El aumento de la delincuencia, también ha venido de la mano en Ecuador de una crisis económica, por lo que su solución deberá ir de la mano, en materia de posibilidades de generación de empleo, a lo que se suma la calidad de vida de los ciudadanos, y las garantías en términos sanitarios y de educación

La crisis de Ecuador también tiene un componente referido a la economía rural, que viene de la mano de la crisis climática, en tanto los recientes hechos han afectado ingentemente al sector productivo lo que tiene impacto no solo en la economía del productor, sino también del comprador que se ve enfrentado a mayores precios con el mismo o con menor poder adquisitivo que el que tenía años atrás.

De acuerdo con estadísticas referidas por medios internacionales, actualmente la tasa de desempleo en Ecuador ronda el 26%; lo que refiere que uno de cada 4 personas en edad productiva está sin trabajo.

Gobernabilidad

Además de un corto periodo presidencial, Noboa deberá enfrentarse a una situación que puede complicar su gobernabilidad, y es que la mayoría del Parlamento, nuevamente, es de filiación correista, lo que puede ir en contravía de la aprobación de eventuales proyectos que quiera poner sobre la mesa.

No obstante, a diferencia de la recta final de Lasso, el correísmo no cuenta con una mayoría absoluta.