MUNDO
Trump reanudó actos de campaña con baja asistencia
El lugar elegido en Tulsa, Oklahoma, estaba lejos de lucir lleno. El lunes, el mandatario había afirmado en un tuit que "cerca de un millón" de personas habían pedido entradas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó el sábado por la noche a los mítines que tanto le gustan, ignorando las advertencias sobre el coronavirus, pero no logró reunir a la multitud esperada para darle un impulso a su campaña para la reelección.
Trump se burló de su adversario demócrata Joe Biden, al que calificó de "marioneta de la izquierda radical" y de China, y lo presentó como un político que "no ha hecho nunca nada" en medio siglo de carrera en Washington.
En un discurso desordenado de cerca de dos horas, el mandatario republicano se presentó como el defensor de "la ley y el orden" y llamó a los estadounidenses a ir a las urnas el 3 de noviembre para ofrecerle un segundo mandato de cuatro años.
Pero la sala elegida para el mitin en Tulsa, Oklahoma, estaba lejos de lucir llena, y las numerosas filas de asientos vacíos impidieron dar la imagen de un candidato que avanza hacia la victoria.
Su director de campaña, Brad Parscale, reconoció que las cifras estaban por debajo de lo esperado, y culpó de ello a los "manifestantes radicales" y a "una semana de cobertura mediática apocalíptica".
Una primera breve alocución del presidente, prevista al exterior de la sala para quienes no hubieran logrado un sitio dentro, fue anulada a última hora.
El lunes, Trump había afirmado en un tuit que "cerca de un millón" de personas habían pedido entradas para esa cita.
"Frenen las pruebas de detección"
Intentando retomar el tono de los mítines que tuvieron un papel fundamental en su victoria de 2016, el presidente de 74 años aseguró que, a diferencia de su rival de 77 años, estaba en plena forma.
“Les haré saber si hay algún problema", dijo Trump a sus seguidores, en referencia a una ceremonia de graduación en la academia militar de West Point, durante la que pareció cansado.
“Hay un problema con Biden, eso sí que puedo decirlo", añadió.
A pesar de una campaña eclipsada por el confinamiento decretado contra la pandemia de coronavirus, el exvicepresidente de Barack Obama aumentó su ventaja sobre Trump en los sondeos.
En una sala donde pocos de los presentes llevaban mascarillas, el presidente defendió sus decisiones ante el coronavirus, que volvió a calificar de "virus chino".
Trump consideró además que las pruebas de detección eran "un arma de doble filo" porque "cuando uno practica ese volumen de tests, se encuentra a más gente, se encuentran más casos".
“Así que he dicho que frenen las pruebas de detección", dijo con un tono que parecía irónico.
“Por supuesto que bromeaba para denunciar la absurda cobertura mediática", dijo luego a la AFP un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato.
Unas horas antes del inicio del mitin, seis miembros del equipo de campaña de Trump dieron positivo en una prueba de covid-19 y fueron puestos en cuarentena.
Según el equipo del presidente, se tomó la temperatura de todos los asistentes al acto y se les ofreció gel desinfectante y mascarillas.
El primer mitin de Trump desde la interrupción de la campaña provocada por la pandemia en marzo suscitó una gran polémica, ya que muchos temían las consecuencias sanitarias de reunir a una multitud procedente de todo el país en un mismo recinto.
El estado de Oklahoma, que había quedado bastante al margen de la epidemia, está sufriendo un fuerte aumento de los casos registrados.
Entre partidarios del presidente y manifestantes antirracistas, las autoridades locales habían previsto la llegada de 100.000 personas a Tulsa, en ese estado conservador del sur de Estados Unidos, ampliamente pro-Trump.
“Estamos aquí para demostrar que apoyamos al presidente Trump y que nosotros, el pueblo, ganaremos las elecciones de 2020, sin importar lo que digan los medios de comunicación falsos y otras grandes empresas liberales, izquierdistas y controladoras de la mente", dijo Brad, un hombre blanco que se negó a dar su apellido.
El mitin fue polémico más allá de los riesgos de contagio. Originalmente el acto estaba programado para el viernes, el día en que se conmemora el fin de la esclavitud en Estados Unidos, en una ciudad escenario de una de las peores masacres de personas negras en la historia estadounidense y además en medio de históricas manifestaciones antirracistas y contra la brutalidad policial en todo el país.
Unos 1.000 manifestantes marcharon hacia la sala del mitin gritando consignas contra Trump y el racismo.