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Nueva Zelanda, el primer país del mundo que aprueba la eutanasia vía referendo
Los neozelandeses se enfrentaron a dos referendos clave: uno, la aprobación de la eutanasia voluntaria para pacientes con enfermedades terminales, y otro para legalizar el uso recreativo del cannabis.
Los neozelandeses se enfrentaron a dos referendos clave: uno, la aprobación de la eutanasia voluntaria para pacientes con enfermedades terminales, y el otro para legalizar el uso recreativo del cannabis.
Con los resultados del referendo, Nueva Zelanda se convirtió en el primer país que aprueba la eutanasia a través de este mecanismo de participación, después de que el 65,2 por ciento de los votantes respaldara la medida. La votación ocurrió el pasado el pasado 17 de octubre y los resultados preliminares fueron publicados este viernes.
La ley permitirá que las personas con enfermedades terminales con menos de seis meses de vida tengan la oportunidad de elegir la muerte asistida, siempre y cuando lo aprueban dos médicos. Mientras tanto, sus oponentes dicen que la ley carece de las garantías adecuadas.
Los resultados del referendo anunciados este viernes no incluyen unos 480.000 “votos especiales” que incluyen las boletas depositadas en el extranjero, por lo que el resultado final no se confirmará hasta el 6 de noviembre.
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La legislación que permite la muerte médicamente asistida fue validada en el Parlamento el año pasado, pero se ha retrasado su aplicación hasta que la opinión pública diera su opinión a través de un referéndum.
En virtud de esta ley, un adulto mentalmente sano que padezca una enfermedad incurable capaz de causar su muerte en un plazo de seis meses y cuyo sufrimiento sea “insoportable” puede solicitar una dosis letal de un fármaco.
La solicitud debe estar firmada por el médico del paciente y un doctor independiente y hay que consultar con un psiquiatra si existe alguna duda sobre la capacidad de la persona para tomar esta decisión.
Nueva Zelanda “será más amable, más compasiva y una sociedad más humana. Miles de neozelandeses que afrontan una muerte horrorosa tendrán una elección, dignidad, control y autonomía sobre sus propios cuerpos bajo la protección de la ley”, dijo en Facebook el líder del partido ACT, David Seymour, que apoyó la medida.
Vale mencionar que en Países Bajos se tramita una reforma para permitir la eutanasia para menores de 12 años, con el consentimiento de los padres. El ministro de Sanidad de Holanda, Hugo de Jonge, dijo que esta reforma permitiría prevenir que los niños padezcan un “sufrimiento insoportable y sin esperanzas”.
En su carta remitida a todos los senadores, el ministro asegura que quiere dar “más garantías legales a los médicos que, basándose en criterios profesionales, procedan a acabar con la vida de un niño de entre 1 y 12 años”.
Si la ley se diseña como la belga –así lo adelanta la prensa holandesa–, su aplicación se daría en muy contadas ocasiones porque las condiciones para que se pueda aplicar la eutanasia a un menor de 12 años son muy estrictas. Bélgica se convirtió en el primer país del mundo que aprobó la eutanasia a menores de 12 años, sin embargo, esto generó una fuerte polémica porque los legisladores argumentaban que la norma podría provocar más daño porque servía a la vez para que se tomaran decisiones que no estuvieran lo suficientemente bien pensadas. Sin embargo, en 2014, cuando se llevó la discusión ganó la norma con una amplia mayoría.
No a la marihuana
Sobre el referendo del consumo de marihuana, un 53,1 por ciento se opuso a su legalización frente a un 46,1 por ciento que se pronunció a favor. Entre los que apoyaban la legalización estaba la primera ministra, Jacinda Ardern.
“Son buenas noticias para la gente joven que no será incluida en un experimento social, podemos dejárselo eso a los estadounidenses y los canadienses”, dijo a la prensa Bob McCoskrie, de la campaña Say Nope to Dope.
La propuesta buscaba que las personas de al menos 20 años pudieran comprar un máximo de 14 gramos de marihuana al día en establecimientos autorizados o cultivar hasta dos plantas o un máximo de cuatro por vivienda compartida con otro adulto.
*Con información de AFP