CORONAVIRUS
Nueva Zelanda puso fin a su confinamiento de 100 días por coronavirus
Así las cosas, los restaurantes, cines y clubes nocturnos abrieron sus puertas nuevamente, pero solo para clientes vacunados contra el coronavirus.
Luego de un confinamiento de más de tres meses, Nueva Zelanda levantó este viernes las restricciones en la ciudad de Auckland, la más grande del país, al adoptar una nueva estrategia de control del coronavirus.
En su momento, la primera ministra Jacinda Ardern indicó que la decisión se adoptó para aplicar una nueva respuesta a la covid-19 que buscará contener la contagiosa variante delta más que intentar eliminarla por completo.
“La dura realidad es que delta está aquí y no se va a ir”, declaró en ese momento la gobernante a periodistas.
Así las cosas, los restaurantes, cines y clubes nocturnos abrieron sus puertas nuevamente pero solo para clientes vacunados contra el coronavirus.
Esta reapertura se produce cuando el país se trasladó a su nuevo sistema de clasificación de “semáforo” posterior a la vacunación, en el que las personas no vacunadas son en su mayoría excluidas de actividades y establecimientos públicos.
Las autoridades sanitarias de ese país establecieron el siguiente sistema: se asignaron colores a diferentes regiones del país (rojo, naranja o verde, según el riesgo percibido de transmisión) que denota el nivel de restricciones vigentes. Ninguna región de Nueva Zelanda se encuentra actualmente en la zona verde, es decir que indica que el nivel de contagios está totalmente controlado.
Entretanto, tal y como lo han hecho en otros países, las personas que no están vacunadas contra el coronavirus no pueden comer en restaurantes, visitar bares o clubes nocturnos, ir a gimnasios o estar en un mismo sitio con las personas que sí están vacunadas, incluidos los lugares de culto.
En cuanto a las recomendaciones de sanidad como el uso de tapabocas, estos siguen siendo obligatorios en muchos entornos públicos, incluso en los aviones y en muchas formas de transporte público, además de en las farmacias y en otras reuniones.
La respuesta neozelandesa al coronavirus se basó en confinamientos estrictos, seguimiento riguroso a los contactos de los contagiados y el cierre fronterizo.
Con ello ha tenido solo cuarenta muertos en una población de cinco millones, pero la presión creció en su momento para levantar el confinamiento en Auckland, en vigor desde agosto cuando se detectó la variante delta.
Ardern inicialmente pensó adoptar el nuevo sistema cuando la tasa de vacunación alcanzara 90 %, pero fijó la fecha del 2 de diciembre pese a que el nivel actual es de 83 %.
El director general de Salud, Ashley Bloomfield, dijo que se siente cómodo con el ajuste más importante en la política contra la covid-19 desde el inicio de la pandemia.
“Se puede decir que vamos a llegar a esta fase en la mejor condición posible”, dijo Bloomfield. En ese sentido añadió: “Hemos controlado el brote, viene el verano y tenemos tasas de vacunación altas y crecientes”.
Auckland permanece actualmente aislada del resto del país pero las barreras de carretera serán levantadas el 15 de diciembre.
Nueva Zelanda mantendrá la exigencia de cuarentena para quienes llegan del exterior, pero Ardern se comprometió a aliviar ese requisito a inicios del próximo año.
Alerta en el mundo por variante ómicron
Nueva Zelanda tomó la decisión de regresar al confinamiento por la propagación de la variante delta, pero en este momento muchos países en el mundo han tomado medidas severas por la circulación de la variante ómicron.
Esta variante del coronavirus se propaga generando temor y una avalancha de medidas en un mundo cansado por dos años de una pandemia que deja más de 5,2 millones de muertos, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene hasta ahora constancia de ningún deceso por esta nueva cepa.
“No he visto ninguna información sobre muertes vinculadas con ómicron”, dijo Christian Lindmeier, de la OMS, en Ginebra, aunque advirtió “tendremos seguro más casos, más informaciones y, ojalá que no, posiblemente fallecidos”.
La OMS considera “elevada” la probabilidad de que ómicron se extienda por todo el mundo, aunque hay muchas incógnitas sobre su peligrosidad y transmisibilidad.
Desde que Sudáfrica informó de su aparición la semana pasada, más de dos docenas de países de los cinco continentes detectaron casos, en su mayoría importados, aunque Estados Unidos y Australia ya dieron cuenta de infecciones locales.
Estados Unidos confirmó el jueves diez contagios por ómicron: cinco en el estado de Nueva York, uno en California, uno en Minnesota y uno en Hawái.
La persona infectada en Minnesota había viajado a Nueva York y el paciente de Hawái no estaba vacunado pero no había viajado, lo que demuestra que la variante empezó a transmitirse localmente.
Australia, por su parte, anunció el viernes la detección en Sydney de la variante ómicron en tres estudiantes, a pesar de la prohibición de entrada de extranjeros a su territorio y las restricciones a los vuelos desde el sur de África.
En Oslo, más de la mitad de los cerca de cien asistentes a una fiesta resultaron positivos al coronavirus, pese a que estaban vacunados, y al menos 17 de ellos son sospechosos de contagio con la variante ómicron, informó la alcaldía, aclarando que el número podría aumentar a medida que avancen las pruebas de secuenciación.
*Con información de AFP.