Argentina
Nuevo escándalo sexual en Argentina: denuncian abusos en colegio donde dictó clases el papa Francisco
Las víctimas denuncian un presunto caso de encubrimiento de los jesuitas y abogan ante el papa Francisco para que intervenga en favor del esclarecimiento del caso, ocurrido hace dos décadas.
Un nuevo escándalo sexual salpica a la Iglesia católica en el mundo, esta vez por hechos al parecer ocurridos cerca de dos décadas atrás en Argentina, más precisamente al interior de una institución educativa regida por la orden religiosa de los jesuitas y en la que, en su momento, dictó clases el hoy máximo jerarca de esa institución: el papa Francisco.
La institución referida es el Colegio El Salvador, ubicada en Buenos Aires, donde dos exalumnos, Gonzalo Elizondo y Pablo Vio, tras dos décadas de los hechos ocurridos en su contra, decidieron hacer público su caso de abuso por uno de los tutores, el sacerdote jesuita César Fretes. Al hacerlo, descubrieron que su denuncia se convertiría en la puerta para que decenas de exalumnos también decidieran hacerlo.
En total, cerca de 40 estudiantes advierten ahora haber sido víctimas del sacerdote, en medio de una polémica que, tras ser denunciada, puso al descubierto una cuestionable situación, referida a un aparente caso de encubrimiento al interior de la comunidad eclesial.
Según la denuncia presentada por los dos exalumnos, los hechos ocurrieron hace cerca de dos décadas, en 2002, cuando ellos cursaban sexto grado y tenían aproximadamente 11 años, pero solo recientemente fueron conscientes de lo que realmente había ocurrido, decidiendo romper su silencio.
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Ahora, con la denuncia impuesta, se dieron cuenta de que su caso no había sido el único, pues a sus voces se sumaron las de otros 42 exalumnos que ahora comprendieron cuál habría sido la razón para que en 2003, un año después de los abusos en contra de Elizondo y Vio, el sacerdote fuera trasladado por la orden religiosa: ya existía una denuncia por abuso en contra de Fretes.
En declaraciones recogidas por medios locales, Elizondo, uno de los dos denunciantes, afirmó que fue en el momento en que conoció de la existencia de una denuncia en contra del sacerdote cuando pudo entender que la situación vulnerable que él había experimentado no correspondía a una interpretación personal, o un hecho accidental, sino que, por el contrario, sí se había tratado de un abuso; sí, lo habían ‘tocado’.
Pese a que el referido sacerdote, denunciado abusador, falleció hace cerca de siete años, la investigación en su contra sigue en curso, más teniendo en cuenta que, pese a existir varios casos de niños vulnerados, el individuo nunca respondió por sus conductas.
En ese sentido, la investigación se ha tornado hacia la institución educativa y religiosa, la cual ha reconocido la existencia de los casos de abuso, pero se ha negado a hacer efectiva la etapa de ‘reparación a las víctimas’, la cual se pretende que sea económica, acompañada por un acto público para pedir disculpas.
En esa misma senda, medios locales han referido sobre el caso que los superiores del religioso tampoco fueron investigados por el caso de abuso y las víctimas cuestionan cómo había tantas personas, adultas, que ocupaban cargos de responsabilidad, que “no actuaron como debían actuar”.
“Nos descuidaron, nos abandonaron, se enteraron de que había un abusador y lo que hicieron fue encubrirlo y trasladarlo”, señalaron los afectados en declaraciones recogidas por el medio El País.
De acuerdo con los medios locales, Elizondo, uno de los exalumnos víctimas, ya se había acercado a la institución en los años previos a la pandemia para comenzar a indagar por el caso, y para ponerlo en conocimiento. No obstante, ahora, tres años después, y quizás en un periodo que dio largas por la misma emergencia sanitaria mundial, lo hace nuevamente en compañía de más víctimas, advirtiendo que tampoco han encontrado la ayuda o respuesta esperada de la comunidad religiosa a cargo.
Pese a las declaraciones de las víctimas sobre la impunidad del caso, y la complicidad u ocultamiento de la orden religiosa, esta ha afirmado que en efecto, tras conocerse otrora los casos de abuso, se surtió al interior de la institución la investigación. Esto, según los jesuitas, condujo a la expulsión de Fretes de su orden religiosa.
Sin embargo, ante dichas afirmaciones, las víctimas han puesto en duda la ocurrencia efectiva de tal proceso, cuestionando además que no se pusiera en el orden de la justicia civil.
Frente al particular, las víctimas añaden que no existirían tales documentos que soporten la citada expulsión del religioso, advirtiendo que, en caso de existir, entonces se les está negando el acceso a ellos. Refieren que tal investigación no existió, argumentando que ninguna de las víctimas fue confrontada ni escuchada dentro de la etapa de la investigación de los señalamientos.
Sobre los nexos que ligan al hoy papa Francisco con la institución cuestionada, es importante aclarar que el pontífice estuvo vinculado a ella como docente, pero en los años sesenta.
Dada la filiación del papa con la institución, las víctimas ahora le han elevado una solicitud especial a él, a través de una misiva, solicitando que interceda en el avance de la investigación, más en la búsqueda de respuestas para comprender el presunto caso de encubrimiento.
Esta nueva polémica se presenta pocos días después de que el pontífice desestimase la apertura de una investigación canónica en contra del cardenal canadiense Marc Ouellet, acusado en su país de abuso sexual, indicó este jueves el portavoz del Vaticano.
En el caso del religioso canadiense, la denuncia de presunto abuso había sido elevada por una mujer que acusó al religioso de 78 años, hoy prefecto de la Congregación para los Obispos, uno de los cargos más relevantes del Vaticano, de haberla abusado en varias ocasiones.