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Italia en manos del populismo

El nuevo gobierno italiano tiene con los pelos de punta a Bruselas y a los mercados financieros que ven cómo una vez más el populismo amenaza con desestabilizar el corazón de Europa.

25 de mayo de 2018
| Foto: Fotomontaje Semana

Más de dos meses tardaron el Movimiento Cinco Estrellas y La Liga, los dos partidos ganadores de las elecciones, en ponerse de acuerdo para gobernar. Sin embargo, después de varias negociaciones el partido antisistema de Luigi di Maio y el de extrema derecha de Matteo Salvini eligieron un primer ministro y propusieron un plan de gobierno que levantó la alarma no sólo en Italia, sino también en los mercados financieros y en la Unión Europea. No es para menos. Sus políticas abiertamente populistas, euro escépticas y con tintes xenófobos amenazan profundizar la crisis de la tercera potencia más importante del viejo continente.

La filtración del primer borrador del contrato de gobierno encendió todas las alarmas. En él, los dos partidos proponían un mecanismo para sacar a Italia del euro, retirar las sanciones a Rusia y, como si fuera tan fácil, exigirle al Banco Central Europeo perdonarle  los 250 millones de euros de su deuda pública. Ante la polémica que generó esta publicación del Washington Post, Salvini y Di Maio no tardaron en salir a aclarar que éste no era el acuerdo definitivo. A los dos días, luego de pedir un plazo al presidente Sergio Mattarella, los partidos entregaron la versión final del pacto de gobierno. Pero sus propuestas siguen siendo alarmantes

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En materia económica la coalición acordó promover el “flat tax”, un impuesto único de renta que se traduce en una drástica reducción del aporte fiscal; una renta básica de ciudadanía de 780 euros y disminuir la edad para jubilarse. Su propuesta de impuestos le cuesta a Italia cerca de 80 millones de euros al año, la renta otros 17 millones y lo de la jubilación cerca de 15 millones en uno de los peores momentos financieros. En otra palabras, la coalición propone generar mucho más gasto público, con una deuda de alrededor del 132 por ciento de su PIB y la más elevada de la zona euro después de Grecia, y no tiene ideas claras de cómo dinamizar la industria y desestancar la economía.  

Sin embargo, de ese modo tanto el Movimiento Cinco Estrellas como la Liga cumplen sus promesas de campaña. Otra de las propuestas que los catapultaron al poder tuvo que ver con el tema de la inmigración. La llegada de 600.000 refugiados en menos de dos años generó una crisis social sin precedentes e hizo que los discursos xenófobos de los partidos de extrema derecha como la Liga tomaran  fuerza en Italia. En efecto, en el acuerdo final está pactado el fin del “negocio de la inmigración”. Es decir, expulsar 500.000 africanos, ejercer mayor control sobre las ONG del Mediterráneo, crear centros de detención en las ciudades y elaborar un censo de los imanes que predican en el país. Finalmente, aunque el acuerdo asegura la permanencia de Italia en la OTAN, también propone adelantar una apertura comercial y militar con Rusia.

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Tuvieron más dificultades en cuando a ponerse de acuerdo sobre quién sería el primer ministro. Al final, nombraron al abogado Giuseppe Conti, un jurista desconocido y fuertemente criticado por su falta de experiencia. Su investidura se vio ensombrecida luego que el diario  The New York Times publicó una investigación en la cual comprobó que Conti infló su hoja de vida con estudios que jamás cursó en prestigiosas universidades. Yale, La Sorbona, Cambridge y la NYU aparecían en su abultado currículum académico pero en ninguno de estos centros existe registro de su matrícula. A pesar del escándalo, Mattarella convocó al candidato y le encargó formar gobierno.  

El gabinete de Comte también preocupa a Bruselas.  En los próximos días el nuevo primer ministro deberá proponer al presidente la lista de su equipo y un nombre enciende las alarmas. Se trata de Paolo Savona, el economista de 81 años abiertamente euroescéptico y primer candidato a ocupar el puesto en el ministerio de Economía. Savona no tuvo reparos en calificar la entrada de Italia en el euro como un “error histórico” e incluso afirmó en uno de sus libros que “la Unión Europea tiene un vicio original de injusticia. Hace falta recurrir a un plan B para salir de ahí”.

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El populismo que triunfó en Hungría y Austria, y le respira muy cerca a los gobernantes de Alemania y Francia, ahora se apoderó de Italia. Con esto, avanzó en su amenaza de acabar la estabilidad de la Unión Europea.

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