Perú
Opiniones encontradas frente al aumento de aforo en Machu Picchu, principal destino turístico de Perú
El aumento previsto por las autoridades nacionales y locales fijó en poco más de 4.000 el número de personas que, diariamente, pueden acceder a la maravilla arqueológica.
Polémica ha despertado en Perú una decisión recientemente anunciada por las autoridades nacionales y de la provincia de Cusco, respecto a los aforos permitidos en uno de sus atractivos turísticos más importantes, Machu Picchu; en tanto, mientras que para algunos sectores responde a una luz al final de la crisis que vivió el sector turístico debido a las medidas que debieron implementarse derivadas de la pandemia de covid-19, para otros es una decisión que pone en riesgo la conservación de una de las hoy consideradas maravillas modernas.
La decisión que despertó la polémica en Perú se fundamenta en el visto bueno que, en el marco de una reunión entre autoridades nacionales y locales de Cusco, y del Valle Sagrado de los Incas, se dio para aumentar el aforo diario permitido en 1.000 visitantes, pasando a más de 4.000 personas por día.
El anuncio del incremento de la capacidad de visitantes permitidos para visitar Machu Picchu fue dado a conocer, según precisan medios locales, por uno de los miembros más destacados del gabinete de Pedro Castillo, el ministro Aníbal Torres, quien precisó que la medida solamente estará oficializada en unos días, luego de que se publicara en el diario oficial.
La medida ha respondido al llamado de los sectores relacionados con el turismo, quienes presentaron la solicitud animados por las medidas necesarias para la reactivación económica, siendo el turismo uno de los rubros que más se vio afectado durante la pandemia de coronavirus que comenzó en 2020, y que paulatinamente ha permitido el regreso a la normalidad.
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Pese al visto bueno de las autoridades nacionales de Perú, estas han advertido sobre la importancia de, más allá de la explotación económica de la riqueza arqueológica de su país, también pensar en la importancia de su preservación y correspondiente cuidado, en tanto representan un valioso activo para la industria cultural peruana.
Según precisaron medios locales, la decisión también contó con la participación de otros representantes del gabinete de Pedro Castillo, entre los que se contó la presencia de Alejandro Salas, actual ministro de Cultura, quien advirtió que la decisión emana del estudio de mesas técnicas, ante la solicitud expresa por parte de los operadores turísticos, quienes han denunciado que si bien Perú avanza en la reactivación económica, el factor turístico refiere una situación difícil, en tanto su principal atractivo se encuentra limitado, refiriendo incluso que muchas de las personas que llegan hasta la región han tenido que regresar a sus lugares de origen sin poder acceder a Machu Picchu debido a la alta demanda y el bajo aforo hasta ahora permitido, más aún teniendo en cuenta que los niveles aprobados previo a pandemia habían llegado hasta más de 5.000 turistas diarios.
En ese sentido, las autoridades del orden nacional refirieron la importancia de manejar la situación con gran responsabilidad, en tanto dichos aumentos deben ser presentados de forma gradual, y amparadas en el visto bueno de la Unesco; las ruinas incas forman parte de ese acervo cultural y riqueza inmaterial de la humanidad.
Aunque desde los operadores se ha llegado a plantear incluso que, dada la alta demanda, se aprueben visitas nocturnas a la zona, las autoridades también han hecho hincapié en la necesidad de establecer patrones de conservación para evitar afectar el patrimonio.
Pese a que la decisión aumentó en una tercera parte el aforo permitido actualmente, desde los sectores de la industria del turismo se han mantenido en la posición de que se requiere aún mayor permisividad para apoyar el proyecto de reactivación, lo que despierta resquemores en algunos sectores más conservacionistas que refieren que la importancia de Machu Picchu, más allá de la oportunidad de explotarse turísticamente, está dada por su valor arqueológico y cultural.
El último incremento del aforo de Machu Picchu se dio en octubre del año pasado. En ese entonces solo se permitía el ingreso de 2.244 personas por día. Durante la pandemia, la maravilla mundial permaneció cerrada varios meses y su apertura fue paulatina desde 2021. Desde entonces, el debate sobre el aforo no cesó.
Tras conocerse el anuncio por parte del Gobierno nacional de Perú, otras voces también se han pronunciado frente a la situación.
Uno de ellos ha sido el antropólogo Fernando Astete, responsable por muchos años de la conservación de la ciudad perdida, quien apuntó, en declaraciones recogidas por medios internacionales, que “la concurrencia muy masiva crea problemas para la ciudadela”, refiriéndose a Machu Picchu, desde la experiencia de haber sido el encargado de su conservación por más de 20 años.
En ese mismo sentido, en declaraciones entregadas a la AFP, Astene señaló que guarda la esperanza de que la referida decisión emergiera de estudios técnicos, y no de decisiones meramente políticas, y poco argumentadas, que no contasen con el vital análisis desde la arqueología.
“Hay que dar a conocer a Unesco la decisión del cambio”, apuntó el experto.
A la voz del experto se han sumado la de otros, que ven inconveniente el aumento del aforo, denunciando que la medida solo ha respondido al mercantilismo salvaje, sin tener en cuenta el riesgo que ello puede representar para las ruinas de una ciudad que dataría del siglo XV.
Otro de los factores que pone la lupa sobre las medidas a tomar en Machu Picchu es la actual situación de coronavirus en el mundo, refiriendo que la ola de contagios nuevamente se encuentra en auge, y advirtiendo la peligrosidad que representan la reinfección y las secuelas que ello dejaría.
En ese sentido, es importante recordar que las autoridades sanitarias, el pasado 4 de julio, dispusieron la nueva imposición de la obligatoriedad del uso de tapabocas en espacios abiertos.
Así, el ministro de Salud de Perú, Jorge López, estimó que actualmente su país se encuentra en la cuarta ola de contagios, por lo que el uso de mascarillas volverá a ser obligatorio en espacios cerrados y abiertos del Perú, pese a que la nueva ola ha revestido menor peligrosidad que las precedentes.
Además de la readopción del uso obligatorio del tapabocas, las autoridades sanitarias también han abogado por el fortalecimiento y la atención al programa de vacunación, con el objetivo de avanzar en la aplicación de dosis y refuerzos.
Según los reportes recogidos en las últimas semanas, las cifras diarias de nuevos casos han pasado de cerca de 880 casos, a cerca de 1.300, recordando que además existen riesgo de reinfección.
Hasta el momento, los primeros meses de 2022 se presentaron como el período más crítico de la pandemia en Perú.
En virtud de lo anterior, algunas voces también se han manifestado en contra de las aspiraciones de seguir aumentando los aforos, entendiendo que nuevamente varios de los países de la región, incluido Perú, deben regresar al método de cuidado extremo.