MUNDO
Países Bajos pide a dos diplomáticos rusos abandonar el país por realizar labores de espionaje
El Servicio General de Inteligencia y Seguridad (AIVD) de Holanda aseguró que los dos ciudadanos estaban enfocados en el campo de la tecnología y la ciencia.
Continúa la preocupación por el aumento de casos de espionaje ruso en diferentes lugares del mundo. Recientemente se destapó un entramado de cómo espías de ese país estaban trabajando en espionaje en Colombia, como lo reveló hace algunos días la revista SEMANA.
Pues bien, ahora se supo que se presentó un caso parecido al de Colombia, cuando el Servicio General de Inteligencia y Seguridad (AIVD) de Holanda aseguró que un oficial de inteligencia, que trabajaba como diplomático acreditado en la Embajada de Rusia en La Haya, se dedicaba al espionaje en el campo de la tecnología y la ciencia.
“Construyó una importante red de fuentes, todas las cuales están o han estado activas en el sector holandés de alta tecnología”, se lee en un comunicado de la institución.
La entidad también informó que el oficial de inteligencia ruso se puso en contacto con personas con acceso a información confidencial dentro del sector señalado. “Pagó a algunas personas a cambio de información”, indicó el servicio de inteligencia holandés.
El papel del otro ciudadano era de apoyo, según los datos publicados. “Ambos agentes de inteligencia fueron declarados persona ‘non grata’ por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Esto significa que ya no se les permite operar como diplomáticos en los Países Bajos y tendrán que abandonar nuestro país pronto”, señaló la entidad.
De acuerdo con el servicio de inteligencia, los agentes incursionaron en los campos mencionados porque “los sectores económicos, científicos y tecnológicos figuran entre los más desarrollados de la sociedad neerlandesa”.
Por esto, para Erik Akerboom, director general de AIVD, estos sectores convierten a su país “en un lugar atractivo, pero también vulnerable” a este tipo de asaltos.
“El sector de la alta tecnología tiene conocimientos únicos y de alta calidad. Este caso de espionaje probablemente ha causado daños a las organizaciones donde las fuentes están o estuvieron activas, y, por lo tanto, posiblemente también a la economía holandesa y la seguridad nacional”, señaló la institución.
Entre tanto, el oficial de inteligencia ruso estaba interesado, entre otras cosas, en información sobre inteligencia artificial, semiconductores y nanotecnología. “Gran parte de esta tecnología es útil tanto en aplicaciones civiles como militares”, aseguró AIVD.
Espionaje ruso en Colombia
Mientras tanto, en Colombia, Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, señaló que, “en efecto, el pasado 8 de diciembre abandonaron el territorio nacional dos extranjeros de nacionalidad rusa que servían a la embajada de ese país. Las razones que motivaron este abandono son ajenas a Migración Colombia y competen a razones de Estado a las cuales prefiero no referirme”.
Espinosa aclaró que dadas las circunstancias en que salieron estas dos personas de Colombia, en el corto plazo no podrán retornar al país y, frente a la pregunta sobre si hay más casos como estos, aseguró que la entidad trabaja de manera articulada con las demás autoridades y que siempre que se presenten afectaciones a la seguridad del país y de los colombianos, “procederán en consecuencia”.
Según confirmaron fuentes de inteligencia, se trata de Aleksandr Nikolayevich Belousov, integrante del GRU (Servicio de Inteligencia Militar de Rusia), quien aparece acreditado en Colombia desde el 1.° de noviembre de 2017, y de Aleksandr Paristov, integrante del SVR de Rusia, quien entró a territorio nacional el 17 de enero de 2019.
Aleksandr Nikolayevich Belousov y Aleksandr Paristov se camuflaban en su acreditación diplomática para obtener información crucial y reservada sobre temas sensibles y estratégicos de nuestro país en materia militar y energética. Los funcionarios hacían inteligencia de campo, como lo detectó la poderosa Operación Enigma, que contó con el trabajo permanente de un grupo de inteligencia del más alto nivel, conformado por agentes encubiertos de la fuerza pública colombiana.
Los espías aparentaban llevar una vida de diplomáticos normal, pero constantemente hacían desplazamientos extraños, tenían a su disposición varios vehículos y se movilizaban por los lugares más insólitos, especialmente en Bogotá.