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¿Qué países de América Latina están "preparados" para asumir crisis económica?
Las economías más grandes de la región —Brasil, México y Argentina— tendrán recuperaciones más lentas tras la pandemia.
La mayor crisis económica de las últimas décadas en América Latina está en pleno desarrollo, con un desempleo regional que supera el 13 por ciento y que en la práctica significa que 41 millones de personas han perdido su trabajo.
Es "un récord histórico, la cifra más alta de desocupación" desde que hay registros, dijo a comienzos de julio Vinicius Pinheiro, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe.
Esto ocurre cuando la región sigue siendo el epicentro de la pandemia de coronavirus y las proyecciones de caída en el crecimiento económico para este año rodean el -9 por ciento.
En este duro escenario para la región, ¿qué países de América Latina están "mejor preparados" para enfrentar el tsunami económico que se avecina en los próximos años?
No hay una sola fórmula que defina cuándo un país está en mejor posición que otro para defenderse de la crisis.
Economistas consultados por BBC Mundo plantean que es necesario considerar muchas variables, como las cifras macroeconómicas de un país, el nivel de deuda, las redes de protección social, el desempleo, la pobreza, la capacidad productiva de las empresas o el nivel de gasto fiscal, entre muchas otras.
Sin duda, depende del nivel de ingresos, pero también de cómo estaban antes de que llegara la pandemia, qué tan duro golpeó, cómo ha sido su capacidad de reacción y qué tan expuesto se está a los golpes externos.
Y lo que muchos anticipan es que, cuando pase el momento crítico de contagios, habrá más espacio para que —en medio de la crisis económica— aumente la inestabilidad social y política.
Es decir, el tsunami económico vendría acompañado de otros efectos que marcarán el destino de los países de la región.
¿Quiénes podrían recuperar antes su nivel de crecimiento?
Aunque el crecimiento de la economía es solo una de las variables que muestra la fortaleza de un país para hacer frente a una crisis, es uno de los criterios más utilizados por los economistas para comparar el desempeño de los países.
El centro de estudios The Economist Intelligence Unit (EIU) anticipa que los países que podrían recuperar su nivel de crecimiento previo a la pandemia hacia finales de 2022 son: Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, República Dominicana, Costa Rica y Panamá.
Fuente: GETTY IMAGES.
Los demás tendrán que esperar hasta 2023, 2024 o 2025, incluidas las tres economías más grandes de la región: Brasil, México y Argentina.
"Hay algunos factores clave que determinarán la recuperación de los países a largo plazo", le dice a BBC Mundo Abhijit Surya, economista especializado en América Latina del EIU.
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Entre ellos están los fundamentos macroeconómicos de cada país, el endeudamiento de los sectores público y privado, la calidad del entorno interno para hacer negocios y la exposición de los países a los choques externos.
Con esos y otros elementos en mente, el equipo hizo una estimación de cuánto puede demorar la recuperación económica, en términos de crecimiento del PIB, como lo muestra el siguiente gráfico:
América Latina
Fuente: The Economist Intelligence Unit. BBC.
Surya advierte que, como la situación está en constante evolución, pueden presentarse nuevos obstáculos.
"El riesgo de contratiempos es alto dado que el brote de coronavirus no está bajo control en la mayor parte de la región".
Por países, explica, hay ciertos casos paradigmáticos como el de Perú, cuya economía caería bruscamente este año, pero volverá a sus niveles previos a la pandemia en 2022.
"Esto refleja sus sólidos fundamentos macroeconómicos y su amplio espacio fiscal", explica el analista.
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Por el contrario, Brasil sufrirá una contracción menos fuerte este año, pero tendrá que esperar hasta 2023 para recuperar sus niveles precrisis.
Como puntos débiles en la región, Surya menciona la extrema dependencia de las exportaciones de materias primas, la "gran economía informal", redes de seguridad social relativamente débiles y sobreendeudamiento fiscal.
¿Quiénes tienen las mejores municiones para enfrentar la batalla?
"Es muy difícil la pregunta que me estás haciendo", dice Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en diálogo con BBC Mundo.
"No se puede hacer un ‘ranking‘ porque algunos países están más avanzados en algunas cosas y más atrasados en otras".
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El economista sugiere algunos criterios que pueden ayudar a evaluar qué países están mejor preparados que otros: capacidad fiscal, protección social y actividad productiva.
1. Mayor espalda fiscal
"Los países que tienen una espalda fiscal más grande por supuesto que tienen más capacidad de expandir el gasto para proteger a la población", explica Titelman.
Esa capacidad fiscal depende de cómo era la situación fiscal antes de entrar la pandemia, su capacidad de emitir más deuda y la capacidad que tiene para que el sistema financiero internacional le dé acceso a recursos.
"Al menos 10 países de la región han emitido deuda a través de la colocación de bonos en los mercados internacionales", algo positivo que le ha permitido a los gobiernos contar con recursos para mitigar los efectos de la emergencia.
2. Mejores sistemas de protección social
Desde esta perspectiva, aquellos países con mejores sistemas de protección social también están mejor preparados para enfrentar el tsunami económico.
Esto es fundamental, dice Titelman, porque al principio un país recupera su crecimiento económico, pero toma mucho más tiempo recuperar los indicadores sociales como la pobreza y el desempleo.
3. Mejor capacidad de proteger el tejido productivo
En la región, la mayor parte del empleo proviene de las pequeñas y medianas empresas. Si los gobiernos no tienen la capacidad de apuntalar a estas firmas para evitar el cierre de negocios y el despido de más trabajadores, el país estará en serios aprietos.
Es por eso que un país mejor preparado utiliza los recursos fiscales para apoyar a las familias y a las empresas con el fin de reactivar la actividad económica y destinar los fondos a aquellas áreas donde las necesidades son más apremiantes durante la emergencia, como el gasto en salud.