Pakistán
Pakistán: Tribunal Supremo revisa petición de censura contra primer ministro
El gobierno del primer ministro Imran Khan pasa por una grave crisis constitucional y de gobierno.
En una jornada de alta tensión llevada a cabo la semana pasada, el vicepresidente de la Asamblea Nacional de Pakistán se negó a llevar a votación una moción de censura contra Imran Khan, que minutos después apareció en la televisión para pedir la disolución de esa institución y comicios anticipados.
El pedido de Khan fue aceptado por el presidente de Pakistán, Arif Alvi, lo que significa que se podrían celebrar unas nuevas elecciones dentro de los próximos 90 días.
Kahn tiene, sin embargo, casi 15 días para seguir ejerciendo sus funciones constitucionales y para nombrar a un primer ministro interino.
Este golpe de escena tiene lugar en un momento en que Khan se encuentra en muy mala posición, ya que perdió hace unos días la mayoría parlamentaria necesaria para evitar su caída, exigida por la oposición que lo acusa de mala gestión gubernamental y de una errática política exterior.
El líder de la oposición, Shehbaz Sharif, acusó al parlamento y a Khan de alta traición y de estar violando de manera “flagrante y descarada la constitución”.
Tanto la oposición como el Gobierno recurrieron al Tribunal Supremo para que se pronuncie sobre la legalidad del proceso.
El Tribunal Supremo de Pakistán comenzó a examinar este lunes los argumentos sobre la disolución del Parlamento y la convocación de elecciones anticipadas. El Tribunal también afirmó que cualquier decisión del primer ministro o el presidente deberían ajustarse a las órdenes de su tribunal.
Sin dictar sentencia, el más alto tribunal de Pakistán aplazó hasta el martes el examen de las peticiones presentadas por la oposición y el Gobierno sobre la legalidad de la negativa del vicepresidente de la Asamblea Nacional de someter a votación la moción de censura.
En teoría, el Tribunal Supremo es independiente pero muchas veces ha sido acusado de estar a las órdenes de las administraciones civiles o militares. Según la Constitución, un jefe de Gobierno no puede pedir la disolución de la Asamblea cuando se enfrenta a una moción de censura.
Farooq Naek, un abogado con mandato de la oposición, dijo el lunes ante Tribunal Supremo que no entraba en la “prerrogativa” del vicepresidente negarse a celebrar la votación de la moción de censura. “Es una irregularidad constitucional, combinada con mala fe”, dijo.
Khan, de 69 años, atraviesa la crisis política más grave desde que llegó al poder en 2018, en medio de una inflación galopante, con la rupia paquistaní debilitada y una deuda aplastante.
Su partido, Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI, Movimiento de Pakistán por la Justicia), perdió su mayoría parlamentaria días atrás, cuando una fuerza aliada declaró que sus siete diputados se pasaban a la oposición.
Khan acusa a Estados Unidos de querer su renuncia porque se niega a alinearse con las posiciones estadounidenses respecto a Rusia y China.
Desde su independencia en 1947, Pakistán tuvo cuatro golpes de Estado militares y pasó más de tres décadas gobernado por el ejército. Ningún primer ministro de Pakistán ha completado su mandato.
Pakistán, uno de los países más poblados del mundo, es de mayoría musulmana y comparte fronteras con la India. Ambos países tienen tensas relaciones diplomáticas y militares debido a la religión y a reivindicaciones territoriales en la región de Chachemira.
Las regiones fronterizas entre ambos países, debido a su densidad poblaciones, son de alto tránsito, situación que ha generado tensiones y choques religiosos y culturales. Esta situación se suma a una serie de tensiones históricas y culturales.
Durante el gobierno de Khan se han dado grandes tensiones con India y se ha incrementado el uso de discursos anti hindúes y xenofóbicos, en los que la posibilidad de inicio de una guerra entre ambos países siempre es latente.
*Con información de la AFP.