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Papa Francisco recibió el 2023 pidiendo por los afectados de la guerra; también recordó a Benedicto XVI

Desde la Basílica de San Pedro celebró la primera homilía del año.

1 de enero de 2023
Papa Francisco encabeza rezo del Ángelus en el Vaticano.
El papa Francisco pidió a la humanidad actuar en lugar de sentarse a esperar que las cosas cambien. | Foto: Reuters / Autor: Vatican Media

Para celebrar la llegada del Año Nuevo, el papa Francisco, como es costumbre, entregó su mensaje durante la misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano este primero de enero; desde allí, el pontífice aprovechó para hacer un llamado a la paz en todo el mundo y para recordar a Benedicto XVI, papa emérito que falleció el 31 de diciembre.

“A través de las manos de una Madre, la paz de Dios quiere entrar en nuestras casas, en nuestros corazones, en nuestro mundo. [...] Recemos a la Madre de modo especial por los hijos que sufren y ya no tienen fuerzas para rezar, por tantos hermanos y hermanas afectados por la guerra en muchas partes de mundo, que viven estos días de fiesta en la oscuridad y a la intemperie, en la miseria y con miedo, sumergidos en la violencia y en la indiferencia”, dijo Francisco.

“Y hoy encomendamos a la Virgen a nuestro amado papa emérito Benedicto XVI para que le acompañe en su paso de este mundo a Dios”, agregó Jorge Mario Bergoglio

En sus palabras, Francisco también habló sobre los propósitos de cada uno para este 2023, e invitó a la humanidad a reflexionar sobre las metas propuestas para este año y sobre el trabajo que cada quien debe hacer para alcanzarlas.

“Hoy, al comienzo del año, en lugar de sentarnos a pensar y a esperar que las cosas cambien, nos vendría bien preguntarnos: Yo, ¿hacia dónde quiero ir este año? ¿A quién voy a hacer el bien?”, indicó el sumo pontífice.

¿Cómo fue la relación entre Francisco y Benedicto XVI?

Benedicto XVI, que murió este sábado a los 95 años, prometió tras su renuncia en 2013 no hacerle ninguna sombra a su sucesor, el papa Francisco, pero en realidad nunca se hizo olvidar, alimentando la saga de “dos papas”, amigos y a la vez rivales.

La presencia de dos papas, “los dos de blanco”, como recalcó entonces la prensa, desató un problema inédito en la historia reciente de la Iglesia. El primer pontífice en renunciar al Trono de Pedro en seis siglos había prometido vivir “escondido del mundo”, en un antiguo convento, llevando una vida de contemplación e investigación académica.

Pero acabó interviniendo en temas delicados como el abuso sexual por parte de curas y pronunciándose contra la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados. La contribución del anciano Benedicto XVI en 2020 a un libro de defensa del celibato fue interpretada como un nuevo intento de presionar a Francisco, orquestado por los opositores del papa argentino.

Sectores ultraconservadores de la Iglesia han convertido a Benedicto XVI en emblema de la ortodoxia teológica frente a Francisco, a quien han llegado a acusar de hereje por sus aperturas en el campo social. Muchos expertos señalan que esa tensión pudo ser alimentada por la falta de reglas precisas sobre el papel de un pontífice que renuncia.

Benedicto vs. Ratzinger

“Hubo indicios sobre posibles problemas desde el principio”, escribió Richard Gaillardetz, profesor de teología católica del Boston College en el National Catholic Reporter. “La publicación de puntos de vista sobre temas controvertidos, cuando provienen de una persona que insiste en merecer el título de ‘papa’ (aunque emérito), se viste con los atuendos papales y reside en el Vaticano, plantea un problema profundo”, agregó.

Incluso muchos partidarios de Benedicto XVI estiman que debió usar su nombre de pila, Joseph Ratzinger, cuando firmó su contribución al polémico libro. El historiador Francesco Margiotta Broglio, jefe de la Comisión para la Libertad Religiosa de Italia, considera que “Ratzinger no debería escribir ni hablar”.

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