La joven española había sido violada en 1998.
La joven española había sido violada en 1998. | Foto: Getty Images / Autor: Bill Oxford

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“Para que no me olvides”: mujer quemó vivo al violador de su hija; esta es la historia

En 2017 empezó a regir para ella un sistema de semilibertad, con el cual solo regresaría a la penitenciaría para dormir.

17 de noviembre de 2022

Un caso que estremeció a España hace algunos años se convirtió en un acto de justicia por cuenta propia para una mujer cuya hija fue abusada a los 13 años. Con el tiempo empezó a ser conocida como la “madre justiciera” y, aunque el actuar de María del Carmen García ocurrió en 2005, su nombre sigue estando presente y aún ocupa espacio en medios nacionales.

Aquel que fue responsabilizado por agredir a una niña terminaría encontrándose con su pasado años más tarde en una parada de bus, sin saber que solo horas lo separaban de una coincidencia fatal en el municipio de Benejúzar. Allí un individuo, cuyo nombre era Antonio Cosme (más conocido como “el pincelito”), se le acercó a esta madre y le preguntó: “Buenos días, señora, ¿cómo está su hija?”, unas palabras que fueron tomadas como ofensa por ella: “maldito, maldito eres tú”.

Los hechos se remontan a octubre de 1998, cuando una pequeña fue violentada sexualmente y, según informó La Nación, Cosme (quien entonces era vecino de la familia) tomó a la menor de su camiseta y con un arma blanca la amedrentó para que lo acompañara a una zona boscosa. Esto sucedió cuando la pequeña había salido sola a un área cercana.

Dos años más tarde el sujeto, quien siempre sostuvo que era inocente, recibió una sentencia de nueve años tras las rejas, además de una indemnización por 18.000 euros (más de 90 millones de pesos colombianos hoy en día). Esa suma, a razón de los efectos derivados de la agresión tanto para la joven como para su familia.

De acuerdo con medios internacionales el dolor que le causó la reacción de Cosme, quien estaba en libertad por un permiso y había ingresado a un bar, llevó a la madre española lo alcanzara con una botella de nafta y le dijera al dueño del lugar (que había notado algo extraño): “Aparta Antonio, que no pasa nada. Solo quiero hablar con él”. En ese momento, procede a rociarlo con el líquido y prenderle fuego.

“Cuando se disipó un poco el humo nos dimos cuenta que Ramón había desaparecido. Abrimos el baño y allí lo encontramos. Ardía como una antorcha”, dijo Antonio Fernández, propietario del establecimiento, según lo recogido por el Clarín. El hombre murió pocos días después, ante la gravedad de las heridas.

El regreso a la libertad

Por el ataque, la mujer (quien en ese entonces tenía 51 años) recibió inicialmente en 2010 una condena de nueve años de prisión además de imponérsele una suma económica para la viuda. No obstante, un tribunal terminó disminuyendo ese lapso a cinco años y medio en un fallo que argumentaba una condición mental de “especial trascendencia en la comisión de los hechos”. En 2017 empezó a regir para ella un sistema de semilibertad, con el cual solo regresaría a la penitenciaría para dormir.

“Es muy duro estar allí dentro. Es un pozo sin fondo, aunque ya voy encontrando la salida (...). Tienes muchísimo tiempo para reflexionar, para pensar por qué pasó lo que pasó, a imaginar cómo hubiera sido la vida si yo no me hubiera encontrado con ese hombre aquel día. Aquello no tenía que haber ocurrido, lo que hizo él y lo que hice luego yo”, contó María del Carmen a Las Provincias.

“Aún no sé qué me pasó. No recuerdo nada más. Cuando reaccioné estaba ya en el puerto de Alicante” aseveró en una entrevista de 2010, recogida por ese mismo medio. Tras quedar en la libertad, la prioridad de esta mujer es compartir tiempo con su familia, recuperar el tiempo perdido e intentar dejar atrás ese recuerdo que marcó sus vidas.