África
Peligra la libertad de prensa en el norte de África: Reporteros Sin Fronteras denuncia el aumento de las amenazas a periodistas
La organización dice que la región “se está transformando peligrosamente en una zona desprovista de periodistas independientes y de información fiable”
La organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (SRF) ha denunciado este lunes el aumento de los peligros para los periodistas que trabajan en los países del Sahel, Senegal, Gambia, Mauritania, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria, y ha advertido de que la región se está convirtiendo en una “zona sin información” debido al deterioro de las condiciones para el ejercicio de la profesión en esta zona de África.
RSF ha indicado en un informe titulado ‘En la piel de un periodista en el Sahel’ ―publicado dos semanas después de la liberación del periodista Olivier Dubuis, secuestrado en 2021 en Malí― que durante los últimos diez años cinco periodistas han sido asesinados en la región ―entre ellos los españoles David Beriain y Roberto Fraile―, mientras que dos han desaparecido y cientos más han recibido amenazas que han provocado que no puedan desempeñar su oficio sin poner en riesgo su vida.
Así, ha destacado que los reporteros que trabajan en el Sahel hacen frente a grupos armados radicales que cada vez tienen más presencia y que han sido responsables del asesinato y secuestro de periodistas, así como a autoridades instauradas tras golpes de Estado que han impuesto diversas restricciones. Además, conviven en algunos países con la presencia de milicianos del Grupo Wagner, propiedad de un oligarca cercano al presidente ruso, Vladimir Putin.
“La inmensa alegría que nos ha producido la reciente liberación de Olivier Dubois, el pasado 20 de marzo, no puede, sin embargo, ocultar las dificultades crecientes a las que se enfrentan los periodistas que trabajan en el Sahel”, ha destacado el director de la Oficina de RSF en África Subsahariana, Sadibou Marong.
“Esta parte del continente africano se está transformando peligrosamente en una zona desprovista de periodistas independientes y de información fiable, en la que la autocensura es norma. Para evitar que el Sahel se convierta en una zona sin información, este informe lanza un llamamiento a los estados de la región. Se impone una reacción contundente para no privar a 110 millones de sahelianos de su derecho fundamental a estar informados”, ha destacado.
Así, Marong ha hecho hincapié en que “el recrudecimiento de los ataques de los grupos armados no ha cesado de restringir el espacio al que acceden los periodistas para recabar información y de debilitar a los medios de comunicación”. “Estos, especialmente las radios comunitarias, muy escuchadas en el Sahel, han sido destruidos por el simple hecho de dar voz a un público que no simpatiza con la causa de los grupos armados, o por emitir música en lugar de predicar”, ha detallado.
“En Chad, Burkina Faso y Malí, el deterioro de la situación de los medios se ha visto agravado por la llegada al poder de las juntas militares. Sus presiones y sus mandatos patrióticos favorecen el desarrollo de un periodismo por encargo y un fenómeno de ‘omertá’ en torno a ciertos temas sensibles”, ha dicho, antes de explicar que “la suspensión de medios internacionales y la expulsión de los periodistas extranjeros, síntomas claros de la voluntad de silenciar las voces críticas, dejan vía libre a los medios favorables a la narrativa prorrusa, que defienden la presencia de los mercenarios de Wagner en la región, y contribuyen al auge de la desinformación”.
Marong ha sostenido además que “el recurso a leyes que regulan el ciberespacio y los cortes de Internet también han perjudicado enormemente al periodismo y a la libertad de prensa”, antes de apuntar que “en este entorno hostil, el miedo a las represalias fomenta la autocensura”. “Ocultar información se convierte en la norma. El reto para muchos medios de comunicación es ya existencial: ¿cómo seguir informando, cuando el ejercicio del periodismo libre y de calidad se ve comprometido?”, ha relatado.
Por ello, ha reseñado que “esta difícil y compleja situación del periodismo en el Sahel requiere una movilización general” y ha señalado la “necesidad imperiosa, incluso en un contexto de inseguridad, ataques armados, represalias de los ejércitos republicanos y dictámenes de las juntas militares, de proteger los derechos de los periodistas, y, en particular, su derecho de acceso a la información, en aras del interés de la población del Sahel”.
Asesinatos y riesgo de secuestro
El informe recoge que desde la ejecución en 2013 de la periodista Ghislaine Dupont y del técnico Claude Verlon, ambos de Radio France Internationale en Malí, tres periodistas han sido asesinados en la región: Obed Nangbatna, de la cadena de televisión nacional Télé Chad, en 2019; y Beriain y Fraile, ejecutados en 2021 cuando preparaban un documental sobre caza furtiva en el este de Burkina Faso.
Asimismo, apunta a “un riesgo máximo de secuestro” y recuerda que, tras la liberación de Dubois, los periodistas malienses Hamadoun Nialobouly y Moussa M’Bana Dicko, raptados en Malí, siguen desaparecidos. RSF ha aseverado que en esta región los periodistas son considerados como potenciales monedas de cambio, si bien uno de los periodistas fue raptado por el contenido de sus artículos.
La organización resaltad además “un espacio para cubrir cada vez más reducido” debido a que cada vez más zonas tienen prohibido o dificultad de acceso por el aumento de las peligrosas y las trabas administrativas impuestas por las autoridades, que dificultan cada vez más la obtención de credenciales y permisos para poder cubrir la información en estas áreas.
En esta línea, indica también que se ha registrado un aumento de las expulsiones de periodistas y suspensión de medios internacionales, especialmente en Malí y Burkina Faso, mientras que los periodistas hacen frente además a “la amenaza de los mercenarios de la información”, dada la existencia de un auge de la desinformación en el Sahel, especialmente a través de redes sociales.
Por otra parte, apunta a presiones editoriales “directas” por parte de las autoridades y al fin de “leyes protectoras” debido a la erosión de los avances legislativos entre 1990 y 2010 para estructurar el sector de los medios y proteger a los periodistas. En respuesta a ello, han surgido iniciativas locales contra la desinformación, mientras que grupos de periodistas cubren la actualidad en lenguas locales a través de sus propias redes.
Por último, RSF ha recordado a los países del Sahel que la lucha contra el terrorismo no debe ser un motivo para vulnerar el derecho a la información y la libertad de prensa y ha pedido a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (Cemac) que elaboren un código de conducta para proteger a los periodistas en zonas de conflicto.
Con información de Europa Press**