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Peligro: estas son las ambiciones de Rusia en el Ártico, el glaciar de la humanidad que se está derritiendo podría quedar peor
“Si en estas aguas navegan petroleros sin clasificación para hielo, podría haber un gran peligro, un gran riesgo de que se produzcan derrames de petróleo”.
Rusia ha realizado grandes inversiones y fortalecido su presencia militar en el Ártico, para intensificar sus esfuerzos en el desarrollo de una ruta marítima en el norte, que enlace a Asia y Europa. En su más reciente acción, la agencia nuclear rusa Rosatom presentó el martes sus dos nuevos reactores RITM-200 que alimentarán al futuro barco rompehielos Chukotka.
La necesidad de expandir esas ambiciones en el Ártico, posibilitadas por el calentamiento global y el consecuente deshielo de las capas de hielo, ha aumentado por las sanciones occidentales contra Rusia por su ofensiva en Ucrania. Moscú quiere reorientar sus hidrocarburos sancionados a Asia a través de la ruta del mar del Norte.
Enfrentado a desafíos económicos, el presidente ruso Vladimir Putin calificó el desarrollo de la ruta como “una de las prioridades estratégicas obvias”. Tras lanzar el asalto contra Ucrania el año pasado, el gobierno confirmó planes de invertir unos 20.000 millones de euros hasta 2035 para desarrollar una ruta del mar del Norte.
Las autoridades afirman que el número de puertos de escala fue aumentado recientemente de cuatro a 11, al extender la ruta a la ciudad de Vladivostok, en el extremo oriente ruso. Rosatom indicó que eso permitió que 31,4 millones de toneladas de carga transitaran por esa ruta entre enero y octubre, 10 veces más que hace una década.
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Incertidumbre
“Hay todo tipo de proyectos, pero Ucrania y las sanciones han creado incertidumbre sobre cómo financiar esos proyectos”, indica Malte Humpert, del centro de estudios estadounidense The Arctic Institute. Y cita como ejemplo el masivo proyecto gasífero ruso Arctic LNG 2, sometido a sanciones estadounidenses en noviembre.
“Rusia no tiene muchas alternativas. El mercado europeo está fuera de alcance (...) Necesita producir petróleo y gas y exportar para obtener dinero, y los compradores ahora están en Asia”, explica Humpert. Pero persisten numerosos retos logísticos. En lo que se refiere a la flota ártica, “sustituir las tecnologías procedentes de países inamistosos es el principal desafío”, señaló en mayo el ministro ruso del Ártico, Alexei Chekunkov.
En los últimos meses, Rusia ha recurrido a terceros países para obtener repuestos para sus cisternas de gas natural licuado (GNL), a menudo fabricados en Asia con tecnología occidental, a la cual Rusia no tiene acceso. La flota rusa está actualmente limitada a 30 barcos de clase Ártica en operación y otros 33 en construcción, según el jefe de Rosatom, Alexéei Likhachev. “Necesitaremos hasta 100 barcos de clase Ártica”, indicó Likhachev en mayo.
Las autoridades rusas esperan enviar más de 190 millones de toneladas de carga por la ruta del mar del Norte en 2030. Ese volumen no puede competir con el del canal de Suez, donde los barcos transportaron el año pasado 1.410 millones de toneladas de carga. Pero es una ruta más corta a Asia que cruzar el Mediterráneo hasta el canal de Suez.
Presencia militar
Rusia envió en septiembre sus primeros dos buques petroleros por el paso del norte hacia China sin asistencia de los rompehielos para allanar el camino, una medida que presenta importantes riesgos ambientales. “Si en estas aguas navegan petroleros sin clasificación para hielo, podría haber un gran peligro, un gran riesgo de que se produzcan derrames de petróleo”, advierte Humpert.
El acelerado deshielo de los glaciares del Ártico también ha suscitado el interés de otras potencias, como Estados Unidos y China. En los últimos años, Rusia ha fortalecido su presencia militar en la región del Ártico al reabrir y modernizar varias bases y pistas aéreas abandonadas desde el fin de la era soviética.
“Rusia ha desplegado misiles S-300 y S-400, amplió pistas aéreas para dar cabida a diferentes tipos de bombarderos nucleares. También ha creado grandes instalaciones de radar”, según Humpert. En agosto, la flota norte, encargada de proteger las rutas marítimas del Ártico, realizó grandes maniobras militares con más de 8.000 soldados y varios submarinos.
“La creciente competencia y militarización en la región del Ártico, en especial por parte de Rusia y China, es preocupante”, declaró en noviembre el almirante Rob Bauer, jefe del comité militar de la OTAN. “Debemos permanecer vigilantes y prepararnos para lo inesperado”, advirtió.
*Con información de AFP