Estados Unidos
¡Peligro!: Los detalles del escandaloso libro que revela las locuras de Donald Trump
Bob Woodward, el periodista que tumbó a Nixon en los años 70, estremece a Estados Unidos con Peril, un libro que cuenta los secretos y las locuras de Donald Trump en sus últimos días.
En el mundo, los vientos de guerra suelen sacudirse casi todos los días. Sin embargo, no hay un conflicto que genere mayor temor que el de las dos superpotencias reinantes: China vs. Estados Unidos.
Esa cuarta guerra mundial entre el símbolo del comunismo y el del capitalismo parecía no dejar dormir, y con razón, al máximo comandante de las Fuerzas Militares de Estados Unidos, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto en la era de Donald Trump. Paradójicamente, Milley no le temía al dragón rojo, sino a su propio jefe.
Todo lo que hizo el general por evitar una catástrofe está consignado en un libro que promete estremecer los cimientos del poder estadounidense: Peril. Se trata del tercer batacazo que le propina Bob Woodward, el decano del periodismo de investigación, quien se apunta ya dos best sellers contra Trump: Rage y Fear.
Con este último, sin embargo, Woodward podría darle a Trump un golpe mortal al revelar su periodo más psicótico: los últimos días en los que, en medio de protestas y argucias judiciales, Trump pretendía aferrarse al poder desatando una enorme locura.
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Aunque el libro se publica el próximo 21 de septiembre, se han conocido ya apartes, publicados por el diario The Washington Post, en donde trabajan Bob Woodward y el coautor Robert Costa. Según dice el texto, lo que se vivió en esa etapa final de Trump fue “mucho más que una crisis política interna” y “uno de los periodos más peligrosos de la historia de Estados Unidos”.
Woodward es, desde los años setenta, la piedra en el zapato del inquilino de la Casa Blanca. El periodista, junto con Carl Berstein, es el autor de la mítica investigación del Watergate. Como se recordará, esta terminó por costarle la presidencia a Richard Nixon, al confesar en vivo en una entrevista en televisión que él sí había mandado espiar a sus adversarios políticos. El primer mandatario estaba acorralado por las juiciosas pesquisas de los dos reporteros de The Washington Post.
Hace unos meses incluso, Carl Bernstein, el colega con el que Woodward hizo el Watergate, había hablado de todo lo que se había vivido los días posteriores a la jornada del 6 de enero, en el que cientos de furiosos manifestantes pro-Trump se tomaron el Capitolio.
Lo que revela Peril parece darle la razón. El libro tiene transcripciones de las conversaciones que se dieron esos días en los que Trump se aferraba a la Casa Blanca. La más sorprendente fue entre Nancy Pelosi y el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto. La presidenta de la Cámara de Representantes estaba angustiada, pues creía que en cualquier momento el presidente oprimiría los tenebrosos botones para activar la guerra nuclear. “Está loco, usted sabe que está loco”, le dijo ella al general. Él simplemente contestó: “Estoy de acuerdo con usted en todo”.
Milley tenía esa preocupación entre pecho y espalda. Mientras el mundo miraba aterrado las fotos de cientos de histéricos seguidores de Trump destrozando Washington, el general pensaba en China. Fue tanta su angustia que, según revela el libro, llamó dos veces a su homólogo, el general Li Zuocheng: el 30 de octubre, días antes de las elecciones, y el 8 de noviembre, dos días después de la catástrofe en la capital estadounidense.
Su misión era clara: que el país del dragón no comenzara a botar fuego, pensando que venía un ataque. “Estamos ciento por ciento estables. Todo está bien. Pero la democracia a veces puede estar descuidada”, le dijo Milley a Li, según el libro, en la última llamada, cuando el colapso de la capital de Estados Unidos era el tema en todo el mundo.
El general estaba tan desconfiado de su jefe que le pidió a todo su equipo que si él mandaba alguna orden, por debajo de cuerda, le comunicaran de inmediato. En secreto, también buscó a la directora de la CIA, Gina Haspel, y al jefe de la Agencia de Seguridad Nacional, Paul Nakasone, para advertirles que el presidente estaba actuando de manera irracional y que todos debían estar alertas.
En tiempos normales, lo que hizo Milley habría sido considerado totalmente desproporcionado. En últimas, se saltó los conductos regulares, en ese psicorrígido mundo militar, para poner en duda la estabilidad mental de su jefe, el presidente de los Estados Unidos. Pero ante la amenaza de que el magnate desatara una cuarta guerra mundial, hoy es aclamado por esas revelaciones que aterran al país.
Tampoco era menor el interés que tenía Trump por alterar los resultados de las elecciones, según lo revela el libro de Woodward. En una conversación que el presidente tiene con su vicepresidente, Mike Pence, le dice que busque cómo lograr que el conteo en las urnas le favorezca. Mientras tanto, el magnate también esperaba que vía acciones judiciales pudiera reclamar el triunfo que supuestamente le habían robado.
Como era de esperarse, el general quedó en el ojo del huracán. Pero el primero que salió a respaldarlo fue Joe Biden, su nuevo jefe. “El presidente tiene total confianza en su liderazgo, su patriotismo y su fidelidad a nuestra constitución”, dijo a los medios la secretaria de prensa Jen Psaki. Algunos republicanos pidieron insistentemente su cabeza y Donald Trump simplemente desestimó la noticia. “Ni siquiera pensé en atacar a China”, dijo en un evento. Eso sí, calificó a Milley como “traidor”.
Estados Unidos está en alerta de lo que pueda publicarse cuando se revele el libro completo la próxima semana. Se sabe que además de cientos de transcripciones y documentos secretos, los autores hablaron con más de 200 personas que lo contaron todo, bajo la reserva de su nombre. Desde ya se pronostica que será una bomba.
Trump creía que él podría alterar el conteo de elecciones
Donald Trump: Si estas personas dicen que tienes el poder, ¿no querrías?
Mike Pence: No quisiera que ninguna persona tuviera esa autoridad.
D.T.: ¿Pero no sería genial tener ese poder?
M.P.: No... He hecho todo lo que pude y algo más para encontrar una manera de evitar esto. Simplemente no es posible (...).
D.T.: No quiero ser más tu amigo si no haces esto. Nos traicionaste. Yo te hice. Tú no eras nadie.
“Está loco. Usted sabe que está loco”
Nancy Pelosi: ¿Qué precauciones están disponibles para evitar que un presidente inestable inicie hostilidades militares o acceda a los códigos de lanzamiento y ordene un ataque nuclear?... Si ni pudieron detenerlo de asaltar al Capitolio, ¿quién sabe qué más puede hacer?... Está loco. Usted sabe que está loco... y lo que hizo ayer es una prueba más de su locura.
General Milley: El sistema tiene muchos controles para evitar el comportamiento extremo del presidente... (pero) Estoy de acuerdo con usted en todo.