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Pence vs. Harris: ¿quién es Mike Pence, el vicepresidente de Donald Trump?

El debate vicepresidencial y el contagio de coronavirus del mandatario han puesto los reflectores sobre el número dos de la dupla republicana, conocido hasta ahora por sus posturas ultraconservadoras y sus aires reservados.

8 de octubre de 2020
MIKE PENCE
Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos. | Foto: AP

Mike Pence hizo su debut como candidato a la vicepresidencia en el primer y único debate protagonizado por los escuderos de campaña. Se enfrentó a Kamala Harris, la dupla del candidato demócrata, Joe Biden. El debate, aunque con evidentes tensiones, no se pareció en nada al caos del primer cara a cara entre los aspirantes a la presidencia.

Sus intervenciones se caracterizaron por un tono moderado, aunque crítico frente a su rival. Mantuvo el discurso de campaña de Donald Trump caracterizado por sus señalamientos a China por la expansión del virus, la defensa de la economía durante su periodo y el desarrollo de la vacuna. También evitó contestar muchas de las preguntas de la moderadora, especialmente las relacionadas con cambio climático y el manejo de la pandemia, ambos asuntos espinosos de la administración.

Pence ha estado debajo de los reflectores en las últimas semanas no solo por las expectativas del debate, sino por el contagio de coronavirus de Donald Trump. Desde de la noticia, anunciada la semana pasada, el actual vicepresidente es el único de la dupla que puede hacer campaña en terreno. Además, en caso de que Trump enfermara de gravedad y tuviera que retirarse del cargo o abandonar la contienda, Pence tomaría su lugar.

El vicepresidente ya dio negativo en su prueba de covid-19 horas después de que se confirmara el contagio del magnate. Y la hipótesis de que tome las riendas de la mayor potencia del mundo y de la campaña republicana, si Trump se ve impedido de asumir sus funciones, crece con cada día que pasa. Aunque Trump gane las elecciones, no es descabellado pensar que, con su edad y sus problemas de salud, podría dejar el puesto vacante para Pence.

Aspecto alineado, sonrisa discreta, canas cuidadosamente peinadas. El inconfundible estilo de Pence, a sus 61 años, es diametralmente opuesto al estridente y polémico presidente de Estados Unidos. Nombrado por Trump a principios de año como jefe de la unidad de crisis ante el coronavirus, Pence se hizo cargo del tema con palabras mesuradas, lejos de las imprecisiones y provocaciones del inquilino de la Casa Blanca. Siempre teniendo cuidado de no contradecir directamente a su jefe.

Abogado de formación y exlocutor de radio, conoce bien los misterios de Washington y se ganó el aprecio de los republicanos tras haber sido miembro de las Cámara de Representantes de 2001 a 2013 y presidente de la Conferencia Republicana (número 3 del partido) de 2009 a 2011.

Sin embargo, Pence y Trump no eran particularmente cercanos antes de ser nombrados compañeros de fórmula en 2016. Y durante un tiempo en los corrillos de Washington se corrieron rumores sobre el supuesto deseo de Trump de cambiar de compañero de fórmula este año, con el fin de dar impulso a su campaña.

Pero el presidente recompensó la lealtad de Pence y sus estrechos vínculos con los cristianos blancos de edad avanzada, que desempeñaron un papel clave en su victoria cuatro años atrás.

Cristiano y conservador

Muy activo en terreno, especialmente en el centro del país, el exgobernador de Indiana se define a sí mismo como “cristiano, conservador y republicano, en ese orden”. Como gobernador, se distinguió como un heraldo de los valores familiares tradicionales: anti-aborto, anti-matrimonio igualitario y enemigo de la instalación de refugiados sirios en su estado.

Pence firmó leyes que dificultan el aborto en Indiana. Fue muy criticado también por defender en 2015 una ley de “libertad religiosa”, vista por sus detractores como una forma de discriminar a la comunidad LGBT.

Todas ellas fueron posiciones que pudieron ayudar a Trump en 2016 para sumar votos con electores conservadores tradicionales y en particular con evangélicos, inicialmente reticentes ante la personalidad impredecible del magnate dos veces divorciado.

El apoyo de este electorado religioso podría volver a ser decisivo en las elecciones del 3 de noviembre. Uno de cada cuatro estadounidenses es evangélico, según el Instituto Pew. Es la forma dominante del protestantismo estadounidense y la primera religión de país, por delante de los católicos y los protestantes tradicionales.

*Con información de AFP