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Perfil: la caída en desgracia de Manuel Noriega

La extradición del ex general Manuel Antonio Noriega desde Miami a Francia terminó con más de medio siglo de relaciones entre Estados Unidos y el ex hombre fuerte de Panamá.

Alianza BBC
7 de julio de 2010
| Foto: AP

Su conexión con EE.UU. se remonta a la década de los años 50, cuando de acuerdo con diversos testimonios, fue reclutado como informante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) mientras estudiaba en una academia militar en Perú.

Noriega finalmente se convirtió en un preciado "activo" estadounidense en una región que se estaba convirtiendo en políticamente hostil a los intereses estadounidenses tras la Revolución Cubana.

Escaló dentro de las filas de las fuerzas armadas panameñas para convertirse en un aliado clave del general Omar Torrijos, el gobernante militar que firmó un tratado con EE.UU. para devolver la zona del Canal de Panamá a la soberanía panameña en 1977.

¿Fisgón para alquilar?
 
Después de la muerte de Torrijos en un misterioso accidente aéreo en 1981, Noriega se convirtió en el poder detrás de escena como jefe de los servicios de seguridad.

EE.UU. confió en Panamá como puesto de escucha regional y Noriega respondió con un inquebrantable apoyo en la guerra Contra Nicaragua y la lucha contra las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador.

Al mismo tiempo, empezó a jugar un papel cada vez más represivo en Panamá, especialmente después del asesinato de Hugo Spadafora, un opositor político que fue encontrado decapitado en 1985.

Esto no tuvo un efecto inmediato en sus tratos con Washington.

Noriega supuestamente desempeñó un rol a mediados de los años 80 en el escándalo Irán-Contras, que implicó el contrabando de armas y drogas para ayudar los esfuerzos encubiertos de EE.UU. para apoyar a las fuerzas antigubernamentales que se oponían al régimen sandinista en Nicaragua.

Sin embargo, la Casa Blanca sospechó cada vez más de Noriega en medio de indicios de que estaba vendiendo sus servicios a otros organismos de inteligencia, por no hablar de las organizaciones del narcotráfico.

Ropa interior roja

Estas tensiones se hicieron públicas en 1988, cuando Noriega fue acusado en un tribunal federal de EE.UU. por cargos de tráfico de drogas.

La invasión de EE.UU. a Panamá en 1989 y posterior detención de Noriega puso fin a su régimen de facto.

También creó una suerte de espectáculo internacional durante un juicio que reveló detalles curiosos de su vida personal.

En esa época se dijo que llevaba ropa interior roja para alejar el mal de ojo.

En 2007, terminó su condena tras 17 años de reclusión y silencio en una cárcel federal de Miami.

Vivió en una celda especial con una televisión y otros privilegios que normalmente escapan a los demás tras las rejas.

Su abogado, Frank Rubino, le dijo a la BBC en ese momento que pronto sería un hombre libre, pero tendría que enfrentar cargos por el asesinato de Spadafora en caso de regresar a Panamá.

Fue declarado culpable en Panamá del crimen y condenado a 20 años de prisión.
Pero detrás de escena, las autoridades panameñas nunca se han entusiasmado con la posibilidad del retorno de Noriega.

Muchos temían que pudiera jugar un papel desestabilizador en la política nacional, incluso a la edad de 76 años.
 
Deben haber respirado con alivio después de que la Corte Suprema de EE.UU. dictaminó que podría proceder la extradición.

Cárcel en París
 
El ex militar llegó en abril a París para enfrentar cargos de lavado de dinero.

Se le acusó de haber comprado propiedades en la capital francesa con dinero procedente del tráfico de drogas.

Este miércoles, un tribunal de Francia sentenció al ex gobernante de facto de Panamá a siete años de prisión por lavado de dinero proveniente del narcotráfico.

El corresponsal de BBC Mundo en París, Gerardo Lissardy, informó que los jueces también aplicaron una multa de más de 2,2 millones de euros a la aduana francesa y ordenaron el pago de una compensación de un millón de euros al Estado de Panamá, por el daño moral causado al país centroamericano.

El juicio en París fue la reiteración de un proceso que Francia realizó en su ausencia, mientras estaba preso en Miami y por el que fue condenado a diez años de cárcel y a una multa equivalente a US$14 millones.