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Macron: de la comedia teatral al escenario político que quebrará el rumbo de Europa

El nuevo presidente de Francia es un hombre que viene de una familia burguesa, culta y académica. Polifacético y sensible, así lo describen quienes lo conocen.

8 de mayo de 2017
| Foto: AFP / Closermag

Emmanuel Macron ha sido muchas cosas: un estudiante brillante, un apasionado del teatro y un consumado pianista de conservatorio. Desde asistente de Paul Ricoeur, uno de los impulsores de las protestas de Mayo del 68, hasta filósofo, banquero, inspector de finanzas y Ministro de Economía del gobierno saliente de François Hollande, cargo que su padre, a quien no le gusta la política, nunca entendió que hubiese aceptado.

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Emmanuel Macron es muchas cosas: hijo de un neurólogo y de una pediatra, ambos médicos profesores; líder de un movimiento político fundado por él, esposo de una mujer 25 años mayor, también padrastro y abuelo de los siete nietos de su esposa.

Macron se fue moldeando en una atmósfera burguesa extremadamente culta y de tradición académica...

Aunque Macron podría ser muchas cosas más; lo más importante es que ahora es el nuevo presidente de Francia, el nuevo símbolo de la lucha contra el desintegracionismo de la Unión Europea y, aunque muchos han descrito su vida resaltando todos sus logros a su corta edad, pocos saben realmente quién es.

Macron nació el 21 de diciembre de 1977. En febrero pasado, el periodista Claude Askolovitch escribió un retrato de Emmanuel para Vainty Fair en el que lo describía como un adulto cuya tranquilidad se basa en saber que desde la cuna tenía prometido el mundo.

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Cuando tenía tres años de edad, sus papás compraron una casa de ladrillos rojos en Henriville, uno de los barrios más sofisticados de Amiens, y la juventud del líder de En Marche! se fue moldeando en una atmósfera burguesa extremadamente culta y de tradición académica.

Emmanuel pasó gran parte de su niñez bajo el cuidado de su abuela Germaine, a quien le ha otorgado el credito de su vida política. “Hasta su muerte reciente, yo fui muy cercano a mi abuela y mi reflexión y mis compromiso políticos se originaron en no otra que ella”, dijo Macron en una breve descripción que hizo de sí mismo en época de campaña.

“El único problema de Emmanuel en aquella época, y sin duda alguna hoy, era la forma en la que maneja el fracaso”

La Providencia, liceo-monumento jesuita recostruido después de la guerra, fue el colegio al que asistió Emmanuel, de quien se dice fue buen compañero y camarada. Jean-Michel y Françoise, sus padres, escogieron ese claustro por la comodidad que representaba ya que vivian muy cerca de allí, y ese fue el lugar que habría de definir mucho de la vida y el temperamento del presidente electo.

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Emmanuel pasó los años de liceo en constante actividad. Aprendió a tocar piano, incluso se ganó el tercer premio en piano del Conservatorio de Amiens, y se apasionó fuertemente por el teatro. Leía los programas antes de la entrada de clases y “era el estudiante que se quedaba conmigo para discutir seriamente”, le dijo a Vanity Fair Marc Defernand, su profesor de historia.

“Mi hija sufrió por mi admiración por Emmanuel. Ella era un año mayor y mientras preparaba sus examenes de francés yo hablaba en la mesa de Macron, ese joven excepcional”, comentó a la misma publicación Léonard Ternoy, profesor de letras ya retirado.

“El único problema de Emmanuel en aquella época, y sin duda alguna hoy, era la forma en la que maneja el fracaso”, dijo Renaud Dartevelle, amigo de Macron del liceo, quien recordó una ocasión en la que al joven estudiante no le dieron un papel principal en una obra de teatro. “Emmanuel era muy agradable y tenía un montón de amigos, simplemente no lo escogieron. Y eso le generó tensión y una cara de horror, como si las leyes del universo no funcionaran”, añadió.

Pero la revancha de Emmanuel vendría dos años después. Junto con otros compañeros montaron una obra de teatro llamada Jacques y su maestro Milán Kundera, de Diderot; una puesta en escena en la que Macron pudo sacarse la espina de poder actuar con total libertad.

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Durante su adolescencia, Emmanuel se enamoró de una joven judía de nombre Anne-Laure, a quien le escribía cartas románticas. No obstante, se trató de un amor pasajero. La cabeza de Macron, durante esos años, estaba en el teatro.

Pero además, el joven tuvo claro desde el colegio con quién quería pasar el resto de su vida, y ese amor era su profesora de teatro Brigitte Trogneux, 25 años mayor que él, esa relación que ha superado las pruebas del tiempo y de la edad.

“Usted no entiende. Usted ya tiene su vida hecha (….) Él no tendrá hijos”, le dijo la madre de Macron a Brigitte cuando se enteró del affaire que por varios años fue secreto y que hoy, lejos de la discreción, ha sido objeto de todo tipo de indagaciones, notas y retratos.

“Él sabia adaptar su discurso a su interlocutor y se entendía con estudiantes de orígenes y personalidades diferentes”

Brigitte, a pesar de ese cuerdo razonamiento y suplica de madre, no dejó al adolescente que, en efecto no tuvo hijos propios y sigue a su lado. Este hecho de la paternidad fue usado por Marine Le Pen durante la campaña presidencial como insumo para sus acérrimas críticas, sobre todo porque a ella su padre siempre la describió como “una hija de Francia y madre de familia”. La candidata derechista hizo de esto incluso un caballo de batalla: “Macron nos habla del futuro pero no tiene hijos”. El candidato se limitó a responder que él tiene hijos y nietos de corazón, y que tiene todo el derecho a preocuparse por el futuro de su país así su familia sea diferente.

Posteriormente, el joven estudiante llegó a Paris, ciudad que le abrió las puertas de prestigiosos centros educativos, primero en el liceo Henri-IV y posteriormente en SciencesPo, el Instituto de Estudios Políticos de París (IEP), donde se diplomó, y en la Escuela Nacional de Administración (Promoción 2004, «Léopold Sédar Senghor»).

En un artículo titulado Macron, mi amigo de antes, publicado por Le Parisien en el 2015, varios de sus viejos amigos del liceo Henry IV lo recuerdan como “un chico guapo con aires de poeta”. Otros decían que "tenía una presencia y aspecto de romántico alemán". Varios de ellos lo describen como una persona que se veía “ya adulta” desde esa época y que cultivaba una halo de misterio.

Pero lo que todos sí evocan con absoluta claridad era la facultad de Macron de adaptarse a las nuevas personas que conocía. “Él tenía un lado camaleónico muy llamativo”, recuerda Jean-Baptiste de Froment, un viejo compañero de clase. “Él sabia adaptar su discurso a su interlocutor y se entendía con estudiantes de orígenes y personalidades diferentes”, añadió.

“Usted es un niño mimado de las élites”: Le Pen a Macron

Debutó en su carrera como Inspector de Finanzas, y en el 2012 se rindió ante el coqueteo del sector público cuando aceptó la propuesta de Françoise Hollande de unirse al Eliseo como Secretario General Adjunto de la Presidencia. Dos años más tarde, el 26 de agosto, fue nombrado Ministro de la Economía en el décimo gobierno de Manuel Valls. Exactamente dos años más tarde, el 30 de agosto de 2016, hizo pública su retirada del Gobierno y pocos días después hizo pública su candidatura presidencial.

Con su salida del gobierno le cayeron críticas feroces. Traidor, lo llegaron a llamar. Y sobre todo porque Macron quiso venderse desde el comienzo como un candidato asnti-sistema: “Vi desde dentro la vacuidad del sistema político”, dijo alguna vez. Pero Le Pen, por ejemplo, le sacó a relucir varias veces su procedencia burguesa y su paso por el establecimiento. “Usted es un niño mimado de las élites”, le dijo.

La estrategia de Macron para quienes lo consideraban un novato y un miembro de familia privilegiada, fue dejar claro que todo aquello que había logrado en la vida era producto de su propio sudor. “Considero que el trabajo vale la pena. Esta es la primera fuente de emancipación individual y la forma más poderosa para liberarse del determinismo: es a través del trabajo que podemos llegar a ser lo que queremos ser. Porque creo en el trabajo fue que me inscribí en clases preparatorias para pasar el concurso de los republicanos”.

En enero de este año la figura de Macron no era del todo conocida ni en su propio país y por eso es que resulta extraordinario el maratónico ascenso de su popularidad. Y su llegada a la presidencia.

La madre Emmanuel ha sabido sortear con tranquilidad las críticas que de su hijo lanzaron sus contradictores durante la campaña. “Emmanuel me dijo que no le pusiera atención a todo lo que leo sobré él y tiene razón. Que cuanto más rápido me vuelva indiferente será mejor. Para ellos Emmanuel es un banquero, un social-liberal, un enemigo”.