MUNDO

Perros callejeros se unen a las protestas en Chile

Aunque no tienen demandas, son leales a la causa y siempre están en el frente de batalla mostrando sus dientes y batiendo la cola.

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24 de diciembre de 2012
En Chile los canes se unen a las manifestaciones y desafían con sus dientes y ladridos a las autoridades. | Foto: AP

Corren junto a los manifestantes, lamen directamente del chorro que sale de los cañones de agua, le ladran a la Policía Antimotines y en ocasiones hasta muerden a algunos policías.

Los perros callejeros son realmente el mejor amigo del hombre para miles de estudiantes y trabajadores, quienes se manifiestan y chocan con la Policía casi a diario, pidiendo mejoras en la educación, la redistribución de la riqueza en Chile y la protección del medio ambiente.

Dado que las protestas son algo habitual en esta capital moderna, los perros callejeros, que normalmente pasarían desapercibidos, se han vuelto estrellas por derecho propio, con sus páginas de fans en Facebook y cobertura en los medios de comunicación.

"Negro", un perro callejero adoptado por jóvenes manifestantes, se ha convertido en la mascota más visible, con páginas de fans rivales que suman más de 7.000 suscriptores o "likes".

Los admiradores de Negro constantemente suben fotos de él. Muchas lo muestran con una kufiya a cuadros alrededor del cuello para simbolizar el movimiento de resistencia palestino, esquivando gases lacrimógenos o gruñéndole a policías armados con porras.

"Los perros son súper leales. Apoyan a la gente, al pueblo. Creo que apoyan la causa de los estudiantes", dijo Catalina Echenique, de 17 años, quien planea estudiar Psiquiatría.

En Chile, hay millones de perros en las calles, una situación alarmante para las sociedades protectoras de animales. Los dueños de perros rara vez esterilizan o castran a sus mascotas, y comúnmente los dejan sueltos cuando se van a trabajar por la mañana. Muchos deambulan por las calles todo el día.

Los perros merodean cerca del palacio presidencial, toman siestas en los parques y siempre parecen prestos para buscar un bocado que comer o la siguiente manifestación.

A diferencia de países como la India, donde los perros callejeros son temidos, ya que decenas de millones de ellos se pasean con la fama de morder personas y difundir la rabia, los chilenos suelen alimentar y cuidar a los perros callejeros. Los manifestantes, por su parte, están contentos de tener a los perros de su lado.

Los estudiantes han salido a las calles durante más de un año y medio en demanda de mejoras en un sistema educativo que fue privatizado en la dictadura del general Augusto Pinochet, entre 1973 y 1990. Los manifestantes han dicho que sus familias deben lidiar con escuelas públicas de bajo rendimiento, costosas universidades privadas y préstamos educativos con tasas de interés imposibles de pagar.

Recientemente, dos militares en impecables uniformes blancos salían del metro cuando un par de perros callejeros oscuros empezaron a seguirlos, comandando una multitud de jóvenes manifestantes que los abuchearon y les gritaron insultos.

Más perros siguieron el sonido de las sirenas y la promesa de cañones de agua a unas cuadras de distancia. La Policía disparó gas lacrimógeno y los perros corrieron a mordisquear las latas. Entre la columna de humo salió Negro, la estrella canina de las redes sociales, ahora, con una pañoleta naranja amarrada en el cuello.

Mario Gutiérrez, un artista de 52 años que planea retratar a los perros manifestantes en su próxima obra, dice que a diario ve a los perros de la Policía patrullando las calles, y luego se encuentran con los perros callejeros. "Pareciera que los perros policiales se asustan. Los callejeros son choros (valientes)", dijo.

El policía Eduardo Basáez, del departamento de entrenamiento canino patrullaba con Lola, una pastor alemán de 7 años. Ambos han participado en los enfrentamientos callejeros, pero Basáez dice que los perros policiales, lo mismo que los caballos, son usados menos para mantenerlos a salvo.

"Los perros van (a las protestas) por instinto de manada, juegan con los chorros de agua. Están felices, No saben qué está pasando", dijo Basáez. "Soy un 'dog lover' (un amante de los perros) y los perros de la calle me dan pena. Si tuviera una parcela me los llevaría a todos, pero vivo en un departamento y no hay espacio".

AP