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Persecución de refugiados sirios en Líbano agudiza la crisis humanitaria árabe
A pesar de la ayuda regional por el terremoto que azotó a Turquía y Siria en febrero, las hostilidades en contra de los sirios permanecen.
Desde el estallido del conflicto civil en Siria en 2011 han huido más de cinco millones y medio de personas a distintos países de Asia y Europa, siendo Turquía, Líbano y Jordania las naciones más receptoras de los refugiados sirios. Según las estadísticas de cada país, hay 3.5 millones de refugiados en Turquía, 1.5 millones en Líbano y 1.2 millones en Jordania.
En Europa, el destino más apetecido para los sirios ha sido Alemania, donde se registra que existe casi medio millón de refugiados. Por su parte, en el continente americano, Canadá se destaca en migración siria, recibiendo a cerca de 50.000 personas.
No obstante, por la cercanía del territorio, Líbano es una de las naciones que se ha visto obligada a convivir con su vecina Siria en guerra. Aunque dentro de su país haya graves problemas de índole civil, los refugiados sirios incrementa aún más la percepción de desorden que se vive en esta región, tanto así que se han registrado atropellos entre libaneses y sirios a tal punto de perseguir a los refugiados.
El trasfondo de esta situación es relativamente nuevo. La opinión pública, para justificar el declive económico que ha tenido Líbano, ha acusado a los refugiados sirios en contribuir a la imagen de pobreza e inseguridad que se observa en gran parte de la nación. Tal es el punto de la presión social frente al gobierno que las autoridades comenzaron a deportar a los sirios indocumentados desde el mes de abril.
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Esta medida también vino de la mano con las declaraciones del ministro del Interior del Líbano, Bassam Maulaui, quien anunció a las instituciones competentes de poner en marcha el registro de todos los sirios desplazados y refugiados dentro del país con el fin de poner orden a la crisis migratoria y saber realmente cuántos sirios hay en la nación.
A pesar de que el gobierno libanés, junto con la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) ayudan lo mejor que pueden a la población siria necesitada, parece no ser suficiente, ya que cada día se presentan más casos de auxilio económico. Incluso en 2019, cuando Líbano pasaba por una crisis económica muy fuerte, no detuvo la ayuda a los sirios, pero si la mermó, por lo cual los ciudadanos libaneses mostraron cierto descontento al desviar recursos para los extranjeros y no aportar a las necesidades nacionales.
Los sirios no saben a cuál lado de las fronteras les puede ir mejor. Por un lado, si se quedan en territorio sirio, corren el riesgo de ser torturados o perseguidos por el gobierno sirio, según Amnistía Internacional, ya que su huida demuestra indiferencia a la hora de luchar por la estabilización nacional. Por otro lado, si cruzan hacia el Líbano se encuentran con redadas y operativos para deportarlos lo más pronto posible a Siria. La frontera en disputa que tiene Siria con Israel no es opción para los sirios, porque cruzar hacia el Estado hebreo les traería peores consecuencias.
Para los sirios en Líbano, la mejor opción es registrarse ante las autoridades y solicitar un permiso de permanencia, ya que si un oficial encuentra a un refugiado desprevenido sin documentación puede estar casi seguro de que será devuelto a siria junto con su familia, y al cruzar la frontera de regreso a su nación, el futuro de estas personas es incierto.
La crisis civil siria parece haber disminuido, pero no del todo, y aunque la nación árabe esté realizando acercamientos para volver diplomáticamente a la Liga Árabe, esto no significa que la migración siria tendrá un fin cercano. La xenofobia que han sufrido los refugiados en Europa y en los países árabes es fuerte, pero no tanto como para querer regresar a su nación.