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Pese a pico de contagios, Gran Bretaña se resiste a imponer nuevas restricciones contra la covid-19
A pesar del aumento de casos, Reino Unido se ha opuesto a dictar nuevas medidas para la pandemia, apoyando la vacunación masiva y la reactivación económica.
El Gobierno británico se opuso el miércoles a restablecer restricciones contra la covid-19, como el uso de tapabocas, pese a una disparada de contagios, hospitalizaciones y mortalidad que llevó a un responsable de la sanidad pública a pedir que se actúe “de inmediato”.
“El invierno (...) supondrá la mayor amenaza para nuestra recuperación” y “tal y como esperábamos, empezamos a ver este impacto”, reconoció el ministro de Sanidad, Sajid Javid, en rueda de prensa, advirtiendo que los nuevos casos “podrían llegar hasta 100.000 al día” en un país de 66 millones de habitantes.
Entre los más altos de Europa, el número de contagios diarios en el Reino Unido se acerca ya a los niveles del pasado invierno y el lunes rozó los 50.000. Las muertes y hospitalizaciones siguen siendo mucho menores, pero el lunes se registraron 223 decesos, la cifra más alta desde marzo, que eleva el número de fallecidos en el país a casi 139.000.
“Estamos vigilando detenidamente estos datos y por el momento no pondremos en marcha nuestro plan B”, precisó el ministro. Apoyándose en su exitosa campaña de vacunación y deseoso de reactivar una economía muy golpeada, el primer ministro Boris Johnson levantó la inmensa mayoría de restricciones en julio en Inglaterra.
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Sin embargo, si ante esta relajación generalizada la situación se agrava, se reserva la aplicación de un “plan B”, que incluye el regreso del uso de tapabocas en el interior, el teletrabajo o los pasaportes sanitarios en algunos locales.
Pero no todavía. En respuesta a la agravación actual, Javid prometió intensificar la campaña de vacunas de refuerzo, que ha sido muy criticada por su lentitud, y la vacunación de los adolescentes.
Cientos de miles de antivirales
El alto funcionario también anunció “haber firmado dos acuerdos históricos que aseguran cientos de miles de dosis de dos nuevos antivirales” de los laboratorios Pfizer y Merck, aún pendientes de aprobación para tratar los síntomas más graves de la enfermedad. Y llamó a seguir vacunándose y “mantenerse vigilantes”.
“Si todos ponemos de nuestra parte, podremos darnos la mejor oportunidad posible en esta carrera, pasar este invierno y disfrutar de la Navidad con nuestros seres queridos”, agregó. Sin embargo, la preocupación aumenta desde hace días entre responsables sanitarios del país.
Matthew Taylor, director de NHS Confederation –que reagrupa a varias organizaciones de la sanidad pública–, aseguró que si no se toman medidas ahora, la presión a los hospitales puede complicarse con la llegada del invierno.
“Ya estamos en una situación en la que las cosas probablemente empeorarán en dos o tres semanas. Por eso tenemos que actuar de inmediato”, declaró al canal Sky News.
Algunos científicos atribuyen el actual deterioro al bajo nivel de vacunación entre los menores, a la reducción de la inmunidad en los ancianos que se vacunaron hace muchos meses o al enfoque muy liberal de un Gobierno que ya fue duramente criticado por su gestión tardía y equivocada en el inicio de la pandemia.
Sumando a la preocupación, Londres afirmó el martes estar “vigilando muy de cerca” una nueva subvariante (AY4.2) que se propaga en el Reino Unido, sin que se sepa aún si es más contagiosa. “Esta nueva variante se está extendiendo”, pero “no hay razón para creer en este momento que suponga una amenaza mayor”, afirmó Javid.
Con información de la AFP.