POR LA ESPALDA

Debate en Londres sobre la validez del hundimiento de Belgrano en la guerra de Las Malvinas

29 de octubre de 1984

Dos años después del hundimiento del destructor argentino "General Belgrano" en la cruenta guerra de Las Malvinas, los británicos han revivido algunos momentos del episodio bélico. Documentos oficiales conocidos por el parlamento, y posteriormente por la prensa, han desatado un debate politico en torno a las posiciones de la "dama de hierro" y su gobierno en el conflicto armado.
Por considerarlos de gran importancia, un empleado público, suministró al parlamentario laborista Tom Dalyell aquellos memorandos que, catalogados como confidenciales, revelaban hechos desconocidos en lo que hace al hundimiento del Belgrano. En primer lugar se conocieron las modificaciones introducidas a las "reglas de juego", mediante las cuales se ampliaba el ataque a todas las naves argentinas sin consideración de su ubicación marítima. En un principio, los alcances políticos del conflicto habían limitado la zona de ataque a 200 millas alrededor de las Islas Malvinas, pero el gobierno británico consideró que un inminente peligro "obligaba a la extensión de dicha zona". Tácitamente se estaba autorizando a los submarinos HMS Splendid y HMS Conqueror para dar caza a los acorazados argentinos, "Veinticinco de mayo" y "General Belgrano". Lo anterior ocurría a escasas horas de haber recibido Gran Bretaña el apoyo incondicional de los Estados Unidos a través del entonces secretario de Estado Alexander Haig.
El punto central contenido en las acusaciones del parlamentario Dalyell no es otro que el de la responsabilidad del gobierno británico por finalizar el conflicto bélico de una manera sangrienta. Dalyell asegura que en los precisos momentos en que el Belgrano estaba siendo atacado, el gobierno peruano adelantaba los últimos intentos para lograr una salida pacífica al insuceso. Estas conversaciones y sus alcances eran conocidas tanto por el ministro de Defensa Sir John Nott, como por el de Relaciones Exteriores,Francis Pym y, según afirma el parlamentario oposicionista, era prudente esperar su resultado.
Un mayor impacto en la prensa inglesa ha tenido el conocer que el Belgrano había alterado su curso, y en el instante del hundimiento se alejaba de la zona del conflicto. Destacados observadores políticos han coincidido en afirmar la inexistencia de un peligro inminente que justificara el sacrificio de 368 vidas. Pese a conocer el cambio de rumbo, el gobierno, no alteró sus planes ni informó a los ministros o al llamado War Cabinet, encargado de asesorar política militarmente el conflicto. En palabras de la primer ministro la posición y el rumbo "eran considerados como irrelevantes". Semejante conducta colocó al parlamento en el lugar de "engañado" y lo relegó a jugar un papel secundario, sin contar con una participación decisiva en la solución del conflicto.
Las anteriores acusaciones no parecían tener efecto en el gobierno y, al no existir una respuesta oficial, se pensaba en la gravedad de aquéllas. Sólo hasta el 19 de septiembre, tres semanas después de ser lanzados los cargos, se conoció una carta de la señora Thatcher en donde afirma haber conocido el rumbo del Belgrano y no haberlo comunicado a los ministros por considerarlo de poca importancia. También aclara la primera ministro que las contradicciones presentadas entre las declaraciones concedidas por el ministro de Defensa Si John Nott ante la Cámara de los Comunes, dos días después del hundimiento, y las nuevas versiones, sor fruto de las "rápidas y algunas veces confusas circunstancias, mientras lo ministros estaban preocupados con las continuas amenazas a los escuadrones"
Ahora,luego de su acostumbrado receso veraniego, el parlamento se prepara para establecer un juicio de responsabilidades. El liberal David Steel, el socialdemócrata David Ower y el laborista Neil Kinnock, así como los partidos que dirigen, esgrimer desde ya argumentos que podrían debilitar al gobierno en el futuro inmediato. El tema sobre el cual versará el debate no tiene que ver sólo con la implicaciones del hundimiento de Belgrano. En el fondo, hay un anhelo nacional por conocer la verdad de los acontecimientos y cierto malestar por ver en el gobierno brotes de deslealtad hacia el Parlamento. -