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¿Por qué Biden vive en Delaware, el ‘paraíso fiscal’ de los Estados Unidos?
Detrás de su estancia en esta jurisdicción geográfica en la que las empresas buscan tener sucursales a través de sociedades offshore por los beneficios con el pago de impuestos, hay una historia de amor y dolor.
Un paraíso fiscal es un lugar en el que los impuestos son muy bajos o simplemente, no existen. Las empresas buscan tener sucursales en estos puntos de la geografía mundial, a través de sociedades offshore, con las cuales, quedan exentos del impuesto a la renta y, en otros casos, están libres de tributos como el IVA, el patrimonio y a veces hasta el de vehículos.
Pese a que la sociedad offshore es una figura legal, los paraísos fiscales siempre están en el foco, pues se les cataloga como epicentros de evasión fiscal. Delaware no está en ninguna lista de paraísos fiscales, pero no se puede esconder que es un gigantesco enclave financiero en el que se encuentran registradas más de 1,3 millones compañías, es decir, un número superior al de habitantes. La apuesta del estado es atraer inversionistas, utilizando como gancho las ventajas fiscales que allí ofrecen.
En ese estado tiene su lugar de residencia el nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. ¿Por qué el hombre en el que tienen cifradas sus esperanzas de cambio unos 75 millones de los 150 millones de estadounidenses que votaron, vive en un lugar como este?
Los recuerdos pesan
Greenville, Delaware es el punto del sitio en el que Joseph Robinette Biden Jr. mejor conocido como Joe Biden, vive la mayor parte del tiempo con su esposa Jill, con quien lleva 40 años de casado y tiene una hija: Ashley.
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Paraíso fiscal o no, el lugar es un paraíso natural, atrapado entre tupidos bosques de pinos, paisaje que de cuando en vez se ve interrumpido por una vía de asfalto que conduce a una casa o a un sitio de entretenimiento.
Cualquier persona de 77 años podría tener la paz necesaria para vivir en Greenville, pero Biden, se quedó ahí por esa y otras razones más.
Aunque su niñez transcurrió en Scranton, Pensilvania, en medio de una familia arraigada en el catolicismo, más temprano que tarde empezaron los reveses de fortuna para Biden. A los 10 años, su padre Joseph cayó en una crisis económica, tras haber llevado una vida holgada, de ciudadano de clase media estadounidense integrada por los padres y tres hijos.
Fue así como decidieron buscar oportunidad en otro lugar del país. Al condado de New Castle, en el estado de Delaware, los llevó el destino. Allí transcurrió la vida estudiantil de Biden y los inicios de su actividad profesional, tras haber sido educado en historia y ciencias políticas en la universidad del mismo estado.
Una tragedia lo ata al lugar
Otro episodio crucial en la vida de Biden, quedó en sus recuerdos y lo ligó aún más a Delaware. Cuando apenas empezaba su carrera política, tras haber ganado la elección en el Senado, ocurrió un accidente trágico. Solo habían pasado unas semanas desde que obtuvo la victoria electoral cuando perdió a su primera espora, Neilia y a su pequeña hija Naomi, que solo tenía 13 meses. La familia venía de comprar el árbol de Navidad.
Sobriedad francesa
En Delaware los únicos números grandes son los de la cantidad de empresas que se instalan allí y las riquezas de sus habitantes. En un reportaje publicado en Infobae, uno de los vecinos de Biden catalogaba a Greenville como “uno de los códigos postales más ricos del país”. Pero en el entorno, había muchas razones para quedarse. Wilmington, la mayor ciudad del Estado, tiene 70.000 habitantes. Gran parte de los sitios, tanto de vivienda como de esparcimiento, parecen sacados de de las páginas de cuentos infantiles.
La mayoría de negocios cierran a las 5 de la tarde y solo uno que otro enciende luces para recibir a los clientes, pues las familias eligen más refugiarse en la compañía de sus integrantes. En ese lugar se grabó la famosa película “La sociedad de los poetas muertos”.
A la armonía que dibuja el paisaje en Grenville se suma el hecho de que Biden es una palabra que se repite en muchos lugares. Desde el “Biden Welcome Center”, un centro comercial que limita con Maryland, hasta colegios, universidades, un centro acuático, una estación de tren.
Todos esos atractivos, más el hecho de las imponentes casas de estilo francés se filtran entre los densos bosques, van sumando al fuerte lazo que a Biden lo une a Delaware.
Pero hay una razón más fuerte
Desde Washington, tras las largas y duras jornadas en el Senado, cuando estaba reciente su duelo por la muerte de la esposa y la pequeña Naomi, Biden viajaba 90 minutos en tren todos los días para volver a Greenville en Delaware. Allí lo esperaban sus dos hijos huérfanos de madre: Beau, de 3 años, y Hunter, de 2. Era el año de 1972.
Cuando sus hijos crecieron y regresaba a casa, en Delaware, se detenía en la iglesia de San José, en Wilmington, a veces por la misa, en ocasiones, en el cementerio que está junto a la iglesia. Ahí están enterrados su hijo Beau, que posteriormente murió de cáncer, su primera esposa, Neilia, y su hija Naomi.