RELIGIÓN
¿Por qué el viaje del papa Francisco a Irak es tan peligroso?
Conozca las cinco claves del viaje más peligroso del papa Francisco, que en un hecho inédito buscará tender puentes entre el catolicismo y el islam.
Esta semana se dará un hecho histórico para la Iglesia católica cuando, por primera vez, el papa visite Irak. El viaje de Francisco buscar reconfortar a la minoría cristiana diezmada por los conflictos y la dureza de la vida y tender la mano, en un gesto inédito, al islam chiita.
En la cuna de la cristiandad, que las guerras han dejado exangüe y que sigue marcada por la violencia del grupo Estado Islámico (EI), el papa Francisco se reunirá con la máxima autoridad religiosa de una parte del mundo chiita, el gran ayatolá Alí Sistani, en Nayaf, sur de Bagdad.
Se trata asimismo del primer viaje del soberano pontífice desde el inicio de la pandemia de covid-19, tras haberse vacunado, al igual que la multitud de periodistas y eclesiásticos que le acompañan.
Durante su visita de tres días, el papa argentino de 84 años visitará a una minoría cristiana diversa pero reducida a mínimos en medio de una población de 40 millones de iraquíes exhaustos tras 40 años de guerras y crisis económicas.
Para el papa emérito Benedicto XVI, recluido en un monasterio del Vaticano desde su dimisión hace ocho años, es “peligroso” este histórico viaje de su sucesor Francisco a Irak del 5 al 8 de marzo.
“Creo que es un viaje muy importante”, dijo el ex-papa, de 93 años, en una entrevista al diario Il Corriere della Sera publicada el lunes.
“Desgraciadamente llega en un momento muy difícil que también hace que su viaje sea peligroso: por razones de seguridad y por el covid. Y luego está la inestable situación iraquí. Acompañaré a Francisco con mis oraciones”, añadió el alemán, que hablaba con un hilo de voz, según el periodista que le entrevistó.
Desde que se anunció este viaje a principios de diciembre, el Vaticano se reservó el derecho de posponerlo en el último momento, pero el papa, vacunado contra el covid-19, parece decidido a ir --como “pastor de la gente que sufre”, dijo--, aunque eso suponga que se siga su visita principalmente por televisión.
Francisco no comentó el recrudecimiento del virus que llevó a Irak a imponer un confinamiento total los viernes, sábados y domingos hasta el 8 de marzo, en fechas de su viaje.
La embajadora del Vaticano en Bagdad, Mitja Leskovar, muy activa en la organización, acaba de dar positivo por covid-19.
Tras una calma relativa en Irak en los últimos meses, desde febrero se lanzaron tres cohetes contra intereses occidentales, especialmente en Bagdad y Erbil (norte), dos ciudades que figuran en el programa de la visita del papa.
En su entrevista Benedicto XVI también habló de su renuncia, “una decisión difícil, pero la tomé con la conciencia tranquila y creo que hice lo correcto”.
Itinerario del papa
El programa papal es tan ambicioso como histórico el viaje: hasta el lunes, el pontífice visitará una catedral que fue teatro de una toma de rehenes en 2010 en Bagdad, la ciudad de Ur, en el desierto meridional de Irak, Nayaf y las iglesias destrozadas por el EI en Mosul (norte).
El papa recorrerá cerca de 1.650 kilómetros principalmente en avión.
En todo su recorrido se han colocado mensajes de bienvenida y llamados a la coexistencia. Se han asfaltado las carreteras, se han instalado retenes de seguridad y se han emprendido trabajos de renovación en lugares que hasta ahora nunca habían estado en los programas de visita oficiales.
“El mensaje del papa es decir que la Iglesia está al lado de los que sufren”, explica a la AFP el arzobispo caldeo católico de Mosul y Aqra, Najeeb Michaeel.
“El papa enviará un mensaje fuerte incluso aquí donde se han perpetrado crímenes contra la Humanidad y genocidio”, asegura el prelado, quien tuvo que huir de los yihadistas en Mosul.
La comunidad cristiana de Irak es una de las más antiguas y una de las más diversas, en la que destacan los caldeos -católicos-, los armenios ortodoxos y protestantes.
En tiempos de la dictadura de Sadam Husein (1979-2003) había cerca de 1,5 millones de cristianos, en torno al 6% de los iraquíes. Pero en la actualidad quedan como mucho 400.000, 1% de la población, calcula William Warda, de Hammurabi, un ONG local de defensa de las minorías.
Antes del exilio, la mayoría de los cristianos se encontraban en la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul. Aquí, las vitrinas de los comercios y los libros de rezo están en arameo moderno.
Con información de AFP.