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¿Por qué Japón verterá al mar agua contaminada de la central nuclear de Fukushima?

Esta decisión pondría fin a siete años de debate sobre cómo deshacerse del agua en la región.

12 de abril de 2021
Desde el accidente se han visto mariposas mutantes y pueblos abandonados en Fukushima.

Japón decidió verter al mar agua contaminada de la accidentada central nuclear de Fukushima, dijeron los medios de comunicación locales el viernes, a pesar de la fuerte oposición local a este proyecto.

El gobierno del primer ministro Yoshihide Suga planea anunciar la decisión el próximo martes, según la agencia Jiji y la cadena de televisión pública NHK.

Esta decisión pondría fin a siete años de debate sobre cómo deshacerse del agua procedente de la lluvia, de las aguas subterráneas o de las inyecciones necesarias para enfriar los núcleos de los reactores nucleares que se fundieron tras el tsunami del 11 de marzo de 2011.

Se diluirá para cumplir con los estándares internacionales, dijo la NHK. Esta información se publica cuando Suga se reunió el miércoles con Hiroshi Kishi, dirigente de la Federación de Cooperativas Pesqueras del Japón.

Al término de la reunión, el primer ministro había anunciado una decisión “en un futuro próximo”.

En la actualidad, alrededor de 1,25 millones de toneladas de agua contaminada se encuentran almacenadas en más de 1.000 tanques cerca de la central nuclear dañada hace diez años en el noreste de Japón.

Una decisión es tanto más urgente cuanto que los límites de la capacidad de almacenamiento de agua in situ podrían alcanzarse a partir del otoño boreal de 2022.

Según los expertos, el tritio solo es peligroso para la salud humana en dosis muy altas. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) también aboga por la opción de dilución en el mar.

Décimo aniversario

El mes pasado Japón conmemoró con gran emoción este jueves el décimo aniversario de la triple catástrofe, que ocurrió el 11 de marzo de 2011, un terremoto, un tsunami y un accidente nuclear que traumatizaron para siempre al país.

A las 14:46, hora en la que el sismo sacudió el noreste del país aquel 2011, se guardó un minuto de silencio en todo Japón. Luego, se celebró una ceremonia en la que hablaron el emperador Naruhito y el primer ministro Yoshihide Suga.

Al mismo tiempo, se escuchó el ulular de las sirenas en las playas del litoral, donde se congregaron numerosas personas para orar, con las manos juntas frente al mar.

El gigantesco tsunami fue el principal causante de los 18.500 muertos o desaparecidos. Olas tan altas como edificios azotaron la costa del noreste de Japón poco después de un terremoto de magnitud 9,0.

Le siguió un accidente nuclear en la central de Fukushima Daiichi, que acabó inundada. Los núcleos de tres de los seis reactores sufrieron fusión, dejando ciudades enteras inhabitables durante años debido a la radiación y obligando a decenas de miles de personas a irse.

Fue el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986. “La magnitud de los daños causados por la catástrofe es tan profunda que el recuerdo inolvidable de la tragedia persiste en mi alma”, declaró el emperador.

“Nuestra nación vivió varias catástrofes que podemos considerar como crisis nacionales”, pero “nuestros predecesores superaron cada crisis con valentía y esperanza”, recordó por su parte Suga, asegurando que Japón siempre mirará “hacia adelante”.

Del mundo entero llegaron mensajes de solidaridad, entre ellos del secretario general de la ONU, António Guterres, y de la cantante Lady Gaga.

Durante todo el día hubo numerosas ceremonias públicas y privadas en la región, como en Hisanohama, en la ciudad costera de Iwaki (departamento de Fukushima), donde Toshio Kumaki, de 78 años, oró en el muro antitsunami de hormigón construido después de la catástrofe de 2011.

Con AFP.