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¿Por qué la pandemia aumentó el extremismo?
“El confinamiento ha hecho que más personas quieran culpar a otros porque perdieron sus trabajos o se sienten solos”.
Un reportaje del Washington Post evidenció el peligroso y complejo nexo que existe entre la pandemia y el extremismo. Esos movimientos han crecido en Estados Unidos, aún en medio de los más severos confinamientos y han resurgido incluso cuando el país vivía duros picos del coronavirus.
“Las personas están aisladas, solas y necesitan expresar su verdadero yo”. La frase se la dijo Ian Bayne al diario. “No sé por qué nos sorprende que ahora haya más extremismo. La gente venía a nuestros mítines porque ansiaba la interacción humana “, asegura este hombre que lidera una de las campañas de la derecha en ese país.
Según el diario, “desde la antigüedad, las pandemias han provocado cambios bruscos en las creencias políticas, generando movimientos extremistas, oleadas de desconfianza y rechazo total de las autoridades. Casi un año después de la crisis del coronavirus, los estadounidenses están siendo víctimas del mismo fenómeno”.
El periódico cita una encuesta de Ipsos que sostiene que 1 de cada 5 norteamericanos cree que los grupos “que adoran a Satanás y esclavizan niños” tienen el control del mundo.
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El tema del extremismo en los Estados Unidos es el debate del momento. Joe Biden hará este miércoles su primera visita como presidente de Estados Unidos al Pentágono, en pleno debate sobre el extremismo en las fuerzas armadas, a raíz de la participación de varios militares de paisano y exsoldados en el asalto al Congreso el 6 de enero.
Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, acudirán al Pentágono, cerca de Washington, a primera hora de la tarde, donde los recibirán el secretario de Defensa, Lloyd Austin, así como generales de alto rango y funcionarios civiles, informó la Casa Blanca.
Sus prioridades son la lucha contra la covid-19 en las fuerzas armadas, ayudar a llevar a cabo el plan nacional de Biden contra la pandemia y acabar con el racismo y el extremismo entre los militares. “Esta visita tendrá un valor particular durante el Mes de la Historia Negra (un evento anual que se celebra en Estados Unidos, Canadá y otros países)”, declaró la portavoz de la presidencia, Jen Psaki. “Más del 40% de nuestras fuerzas son hombres y mujeres de color, y el presidente rendirá homenaje a la rica historia de los militares afroestadounidenses”, añadió.
Se espera que Biden en su discurso aborde el tema del extremismo y el racismo en las fuerzas armadas estadounidenses. “Las actividades a las que asistimos recientemente en nuestras filas, relacionadas con comportamientos potencialmente racistas o extremistas, son, en mi opinión, absolutamente inaceptables”, declaró Austin poco antes de asumir su cargo. “La tarea del Departamento de Defensa consiste en proteger Estados Unidos de nuestros enemigos, pero no podemos llevarla a cabo si algunos de esos enemigos se ocultan en nuestras filas”, añadió entonces.
El asalto al capitolio ha abierto grandes reflexiones en ese país. El Washington Post analizó el perfil de las personas que participaron en esos motines. El 60 por ciento tenía problemas financieros, quiebras y deudas enormes en impuestos. El diario asegura, sin embargo, que solo salieron a protestas cuando el Covid volvió más inviable todo.
Bravos con todos
A la pandemia se suma la situación política que tomó el país con el triunfo de Joe Biden. La extrema derecha estadounidense ahora está enojada con todos: enojada con la Casa Blanca, enojada con Donald Trump, enojada con la enigmática “Q” y enojada consigo misma.
Las publicaciones en línea y las salas de chat de extremistas exhiben una profunda decepción desde el fallido asalto del 6 de enero al Congreso y desde la toma de posesión de Biden como presidente. Los seguidores del movimiento conspirativo QAnon están más inquietos aún: sus predicciones milenaristas de caos y fatalidad que acompañarían la llegada de Biden a la presidencia no se han hecho realidad (o en todo caso no todavía).
Ultranacionalistas como los Proud Boys, milicias armadas como los Oath Keepers y peligrosos supremacistas blancos y neonazis han sido empujados a la clandestinidad, y los activistas que participaron en el ataque al Capitolio fueron barridos por la policía. Los expertos en extremismo y terrorismo interno dicen que estos grupos han recibido un golpe con la salida de Trump del poder.
Pero también sostienen que no han desaparecido y que, de alguna manera, ahora están más motivados para emprender ataques más peligrosos. Los grupos más extremos están buscando reclutas. “La retórica sigue siendo acalorada, la gente no se está enfriando. No se están adaptando bien a Biden”, dijo Michael Edison Hayden, reportero estrella del Southern Poverty Law Center, que investiga el extremismo.
Lejos de agotarse, dijo Colin P. Clarke, director de Política e Investigación de The Soufan Group, “la energía y el impulso que tiene la extrema derecha es más fuerte que en cualquier otro momento reciente. La pregunta es, ¿qué pasará después?”
Muchos esperaban que la salida de Trump y la expulsión de extremistas de Facebook, Twitter, Parler y otras redes sociales calmaría las cosas. Pero no ha sido así. Estos grupos de extrema derecha “están mucho más unidos en lo que rechazan que en lo que pregonan”, dijo Clarke. Hayden piensa que la eliminación de los usuarios que han superado ciertos límites de las redes sociales más en boga se está “convirtiendo en un factor unificador” de esos individuos. La mayoría se ha mudado a otras plataformas, principalmente Telegram, donde las nuevas páginas de QAnon y Proud Boys tienen cientos de miles de seguidores. “La infraestructura realmente todavía existe” para que la extrema derecha se reúna, dijo Hayden.
El diario The Washington Post plantea reflexiones poco alentadoras sobre lo que viene. “A raíz del covid-19, parece que los extremistas de extrema derecha han descubierto el alcance del miedo de la gente al control social y la pérdida de libertad y se han dado cuenta de la facilidad con la que pueden manipular a los ciudadanos que normalmente no se adhieren a la ideología extrema”, le dijo al diario el psicólogo social Arie Kruglanski, de la universidad de MaryLand, quien concluyó en un estudio reciente sobre el vínculo entre el covid y el extremismo.
El diario concluye que “la pandemia se ha aprovechado de las ansiedades de larga data y ha permitido que las personas se unan en su búsqueda de respuestas, ya sea sobre la enfermedad, sobre la inmigración, sobre el globalismo o el socialismo, o sobre cualquiera de los otros temas que han animado movimientos de protesta en el año pasado”.
*Con información de AFP.