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Por qué para Donald Trump 2017 fue un año mucho mejor de lo que puede parecer

No logró derogar el Obamacare, ni obligar a que México pague por el muro en la frontera. Sin embargo, durante sus primeros 11 meses en la Casa Blanca, Donald Trump puso en marcha una serie de cambios que pueden marcar el devenir de Estados Unidos durante las próximas décadas.

Alianza BBC
28 de diciembre de 2017
| Foto: AFP

"Tuits y humo". Esa expresión podría resumir el balance que los críticos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacen de la gestión del mandatario durante sus primeros 11 meses en la Casa Blanca.

"Lo que ocurre con Donald Trump es que dice muchas cosas, pero es difícil encontrar evidencias de que ha cumplido con sus principales promesas de campaña, aparte de un poco de retórica", le dice a BBC Mundo Chris Edelson, profesor de Gobierno en la Escuela de Asuntos Públicos de la Universidad Americana.

"No ha cumplido sus promesas y, en ocasiones, ha hecho lo contrario de lo que había prometido", agrega Edelson.

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"Él dijo que iba a construir un muro en la frontera y que lo iba a pagar México y eso no va a ocurrir. Prometió una reducción de impuestos para ayudar a la clase media y no a los ricos, pero el recorte previsto está muy centrado en beneficiar a las grandes empresas y a los ricos", dice

"Anunció que iba a deshacerse del Acuerdo Climático de París, pero creo que no puede abandonarlo hasta dentro de tres años. Lo que hizo fue firmar un documento, pero no lo ha conseguido".

La lista de las promesas no cumplidas o que lo han sido solo parcialmente incluye la derogación y reemplazo de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, conocida como Obamacare, una bandera central de la campaña electoral de Trump y, en general, del Partido Republicano, que no ha podido hacerse realidad pese a que cuentan con una mayoría en el Congreso.

Sin embargo, más allá de este fracaso en un tema emblemático y de las numerosas polémicas en las que se ha vista envuelta la presidencia de Donald Trump, hay analistas que aseguran que el magnate inmobiliario ha hecho grandes, aunque poco visibles, avances, que dejarán una marca duradera en Estados Unidos.

"Hay tanta atención centrada en cada tuit nuevo y el discurso mayoritario es que él ha tenido un año muy poco exitoso porque no hay un muro en la frontera con México y por una carencia general de los elementos con los que solemos medir el éxito de una presidencia, pero Trump es alguien poco convencional", comenta a BBC Mundo Nicholas Jacobs, investigador de la Facultad de Políticas de la Universidad de Virginia.

Jacobs realizó un estudio junto al profesor Sidney M Mulkis, de la misma universidad, en el que hacen un balance de este primer periodo del mandato de Trump y concluyen que hasta ahora "hay muchas cosas por las que él puede atribuirse el crédito -o la culpa- a la hora de cumplir con sus promesas electorales".

Una agenda difusa

Según Jacobs, una de las dificultades a la hora de evaluar la presidencia de Trump reside en definir claramente su agenda.

En ese sentido, el experto ubica dos tipos de temas: aquellos que fueron característicos de la campaña de Trump (inmigración, seguridad nacional, reforma del gobierno federal y nacionalismo económico); y aquellos en los que el magnate asumió una posición similar a la que habría tenido cualquier candidato postulado por los republicanos (energía, salud o justicia, entre otros).

"En cada una de esas áreas Trump ha avanzado en su agenda y creo que pese a todo, él ha tenido un año más exitoso de lo que muchos expertos están dispuestos a admitir", señala Jacobs.

Indica que cuando comenzó el estudio se quedó asombrado por el gran número de decisiones adoptadas por la Casa Blanca desde enero de 2017.

Los datos parecen darle la razón al menos en lo que se refiere a la aprobación de órdenes ejecutivas.

Según una comparación realizada por CNN sobre los primeros 9 meses de los últimos 13 presidentes de Estados Unidos, Donald Trump es el mandatario que más medidas de este tipo ha aplicado desde la presidencia de Lyndon B. Johnson (1963-1969).

Hasta el pasado 13 de octubre había firmado 49 órdenes ejecutivas. En ese mismo periodo su antecesor, Barack Obama, solo había firmado 26.

"Gran parte de lo que Trump ha hecho ha sido revertir las cosas que hizo Obama", apunta Jacobs.

El investigador advierte, sin embargo, que algunas de las decisiones que se han tomado podrán marcar cambios de largo plazo en el país.

Cambios en marcha

Entre los temas más propios de la agenda de Trump, una de las medidas más controvertidas fue la prohibición de viajar a Estados Unidos para ciudadanos procedentes de una serie de países de mayoría musulmana.

La orden presidencial generó gran polémica, fue llevada a los tribunales y tuvo que ser modificada en dos ocasiones, pero ahora finalmente ha recibido el visto bueno de las máximas autoridades judiciales.

En el tema migratorio, Jacobs señala además que la Casa Blanca adoptó una política para poner fin a las llamadas "ciudades santuario" y revirtió las medidas adoptadas por Obama para proteger de la deportación a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo menores de edad (DACA, por sus siglas en inglés) y a los padres de estos chicos (DAPA).

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"La gente dirá que esto forma parte de su dura política antiinmigrantes, por lo que él podrá atribuírselo. Pero, Trump básicamente lo que hizo fue poner el tema en manos de los republicanos en el Congreso por lo que si sale algo de allí, él también podrá apuntarse un éxito legislativo", explica.

Indica que en el tema de la seguridad nacional -"algo que Trump vincula retóricamente con la inmigración"- hubo un aumento del presupuesto del Departamento de Defensa, a cambio de recortes en todos los demás sectores del gobierno y pese al discurso republicano actual en contra del déficit fiscal.

"En la agenda económica es probablemente donde Trump probablemente avanzó menos de lo que esperaba. Lo único que creo que puede presentar como una promesa cumplida es el retiro de Estados Unidos del Tratado de Comercio Transpacífico (TPP, por sus siglas inglés), que apuntala su idea de buscar acuerdos comerciales más restringidos", señala Jacobs, quien habló con BBC Mundo antes de que el Congreso aprobara la reciente reforma tributaria.

En relación con esta, que finalmente fue convertida en ley el pasado 20 de diciembre, Jacobs cree que se trata más de un logro del Congreso que de la Casa Blanca, pese a que durante la campaña electoral Trump había prometido un drástico recorte de impuestos y una simplificación de la legislación fiscal.

"Yo no he visto a Trump tan implicado en esa negociación como lo estuvo con los intentos de derogar el Obamacare, aunque no tengo dudas de que él querrá atribuírsela como un logro propio", afirma el experto.

Jacobs, sin embargo, cree que los cambios de mayor impacto sobre Estados Unidos a largo plazo no tienen tanto que ver con los temas anteriores, sino con la reforma del gobierno federal.

"Drenando el pantano"

Uno de los atractivos que tuvo la candidatura de Trump para sus votantes fue su condición de "outsider" y su promesa de ir a Washington a "drenar el pantano" (metáfora que usa para hablar de reducir la burocracia federal y luchar contra la corrupción y los intereses especiales).

Tras su llegada a la Casa Blanca, una de las primeras decisiones ejecutivas del mandatario fue congelar de forma general la contratación de personal y ordenar una reorganización de la fuerza laboral de todas las agencias y departamentos federales.

Jacobs explica que se le ha dicho a cada dependencia federal que por cada norma nueva que se quiera aprobar se evalúe el costo económico de hacerla cumplir, así como el costo para quienes tengan que aplicarla.

También que evalúen cómo la estructura de cada oficina puede dificultar la creación de empleo o si se están asumiendo funciones de los gobiernos estadales o locales.

"Están buscando hacer recortes por todas partes. Están haciendo lo que Steven Bannon (el exconsejero principal de la Casa Blanca) una vez llamó ‘deconstruir‘ el Estado administrativo. Lo que se quiere es restringir la cantidad de actividades burocráticas que las oficinas del gobierno pueden hacer. Esto es algo sobre lo que se ha hablado en anteriores gobiernos republicanos, pero ahora hay un esfuerzo concertado para aplicarlo", afirma el experto.

"Trump ha puesto gran énfasis y atención en cómo el gobierno federal está involucrado en la elaboración de regulaciones. Creo que en eso habrá grandes cambios y se verá mucha menos actividad por parte del gobierno federal en el corto plazo", agrega.

En un alarde de sus intención de reducir regulaciones y recortar burocracia, el pasado 14 de diciembre Trump realizó una ceremonia en la Casa Blanca junto a dos pilas de papel: una pequeña que representaba las 20.000 páginas de normas federales que existían en 1960 y otra de 1,9 metros de altura como muestra de las 185.000 páginas que hay en la actualidad.

"Cancelamos o retrasamos en torno a unas 1.500 acciones regulatorias que estaban previstas, muy por encima que cualquier presidente anterior", dijo Trump en el acto en el que cortó una cinta roja con unas tijeras de oro y recordó a las agencias federales que deben reducir aún más la burocracia en 2018.

Republicanos en el poder

"Cuando pienso en la mayor parte de las cosas que Trump ha hecho, caen en la categoría más amplia de aquello que cualquier presidente republicano habría hecho. En ese sentido, muchas de estas medidas no son nada sorprendentes, excepto por el espectáculo que parece acompañar todo lo que hace Donald Trump", señala Jacobs.

Una parte de estos cambios ha ocurrido en el ámbito de los derechos civiles.

Así, por ejemplo, Trump puso fin a una norma que prohibía la venta de armamento militar a los cuerpos policiales estadales y locales.

También derogó otra norma que permitía a organizaciones civiles presentar quejas en contra de los posibles abusos de sus policías locales ante el Departamento de Justicia, algo que el gobierno de Obama puso en marcha después de una serie de denuncias y protestas por presuntos excesos de funcionarios policiales.

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"Trump también revocó la decisión de Obama para dejar de usar cárceles privadas con fines de lucro. Esa medida había sido adoptada porque el gobierno llegó a la conclusión de que el encarcelamiento masivo de personas era un problema de derechos civiles y que una de las razones era la existencia de cárceles privadas con fines de lucro, donde se cometen cierto tipo de abusos", apunta Jacobs.

En el sector de la energía, además de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, el gobierno de Trump aprobó la construcción de los oleoductos Dakota y Keystone XL, y ordenó revisar varias regulaciones adoptadas por Obama como la que fija los estándares de rendimiento de economía de combustible de los vehículos o las que regulan la exploración petrolera en la plataforma continental de Estados Unidos.

También ordenó a todos los departamentos del gobierno que revisen cómo sus regulaciones pueden estar limitando la producción de energía en el país, especialmente en relación con el petróleo, el gas natural y el carbón.

"Creo que Trump ha sido muy eficaz lanzando un equipo dentro de la burocracia que ha sido muy eficiente en el uso de la discrecionalidad administrativa del gobierno para alterar las políticas", dice James Wooley, profesor de Ciencia Política de la Universidad de California Santa Barbara, en respuesta a BBC Mundo.

"Pese a todo, ha enfrentado una decidida (y preparada) oposición que está actuando mayormente a través de los tribunales", agrega.

Jacobs, por su parte, destaca la gran extensión de los cambios hechos por el Ejecutivo.

"Como se ve hay una gran variedad de decisiones, desde las más visibles como la retirada del Acuerdo de París hasta otras más pequeñas, que muestran cuán relevante será este gobierno desde el punto de vista de las políticas públicas. El alcance de estas medidas es enorme, pues abarcan todo lo que hace el gobierno federal", explica Jacobs.

Las sentencias del futuro

Las medidas adoptadas por el gobierno de Trump no se limitan al Poder Ejecutivo y, por el contrario, pueden extender su legado mucho más allá en el tiempo por las decisiones que se están tomando en relación con el Poder Judicial.

Además del nombramiento del conservador Neil Gorsuch como nuevo magistrado de la Corte Suprema, el mandatario estadounidense ha realizado un inusitado número de postulaciones para cubrir vacantes en las cortes federales.

"Está en marcha una transformación masiva sobre la forma como nuestros derechos fundamentales son definidos por la justicia federal. Aunque el presidente Trump es incompetente en innumerables aspectos de su trabajo, está demostrando ser tremendamente exitoso en un asunto: la postulación de jóvenes conservadores en las cortes federales en cantidades récord", escribió Ronald A. Klain, un exasesor de los presidentes Bill Clinton y Barack Obama, en The Washington Post.

El texto de Klain fue publicado en julio pasado, cuando Trump ya había nominado a 27 jueces para esos tribunales, el triple de lo que había hecho Obama en sus primeros seis meses en la Casa Blanca.

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"Los escogidos por Trump son sorprendentemente jóvenes. Los primeros nominados por Obama para las cortes de apelación tenían 55 años en promedio; los postulados por Trump tienen 48. Eso quiere decir que, en promedio, los candidatos de Trump estarán en sus puestos por casi dos periodos presidenciales más que los de Obama" advirtió Klain.

Y agrega: "Muchos de los jueces seleccionados por Trump estarán decidiendo sobre el alcance de nuestras libertades civiles y dando forma a las leyes sobre derechos civiles en el año 2050 y más allá"

Hasta finales de noviembre pasado, el número de jueces nominados por Trump para las cortes federales había aumentado hasta 59, según informó The Washington Post.

"Se ha señalado que mayormente esos postulados son hombres y de raza blanca", dijo Edelson a BBC Mundo.

Jacobs considera junto a nombramiento de Gorsuch en la Corte Suprema, las decisiones que Trump ha tomado en términos administrativos tendrán un impacto igual de grande en la elaboración de políticas públicas en el futuro.

"En el largo plazo creo que, más allá de la promesa de reducción del estado administrativo, lo que se ven son numerosas jugadas por parte del gobierno que siguen la ruta trazada por sus predecesores Reagan y Bush de usar el gobierno federal para conseguir fines conservadores", advierte.