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¿Por qué se llegó a esto?: el excanciller Julio Londoño explica por qué Rusia atacó a Ucrania
Mientras el mundo está a la expectativa de lo que suceda con el ataque de Rusia a Ucrania y las implicaciones que tiene, la gran pregunta es ¿cómo es posible que de la noche a la mañana estemos al borde de una guerra de consecuencias imprevisibles? Por Julio Londoño Paredes.
Finalmente, después de un dilatado intercambio de amenazas y declaraciones, especialmente con el presidente Biden, así como de entrevistas con altos dignatarios de varios Estados, Putin resolvió invadir Ucrania. Ha afirmado que las operaciones se limitarán a objetivos militares y estratégicos y que no pretende atacar a la población civil ni ocupar el país.
El mundo sigue expectante el desarrollo de los acontecimientos, con el temor de que el conflicto se convierta en una guerra de grandes proporciones. El planeta se pregunta, ¿por qué se llegó a esto? ¿Cómo es posible que de la noche a la mañana estemos al borde de una guerra de consecuencias imprevisibles?
La crisis se ha generado tanto porque Putin tiene el “síndrome de Pedro el Grande”, de reestructurar el imperio ruso, como por las implicaciones que para Rusia tendría la eventual incorporación de Ucrania a la Otan. Durante el forcejeo político-diplomático previo, Rusia exigió además la desvinculación de la Otan de los países de la antigua Unión Soviética que actualmente son miembros de la organización.
Ucrania logró su independencia de la Unión Soviética en agosto de 1991 y trató de acercarse a la Unión Europea, pero ese plan encontró la decidida oposición de Rusia, que buscaba que la nueva nación se incorporara a la llamada “Unión Económica Euroasiática”, controlada por ella. Era un poco como el pasaje bíblico del niño pretendido por dos mujeres ante el rey Salomón.
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El mandatario del país, Yanukóvich, finalmente se puso al lado de Rusia y suspendió las negociaciones que adelantaba con la Unión Europea, lo que dio lugar a una serie de protestas generalizadas en todo el país. Con la discreta ayuda de algunas naciones occidentales, el Gobierno cayó y Yanukóvich se refugió en Rusia. Fue reemplazado por Volodímir Zelenski, simpatizante de los Estados Unidos y de la Otan.
Ucrania no es un país en vías de desarrollo, es una nación industrializada y gran productor agrícola. Antes de la desaparición de la Unión Soviética, en su territorio se encontraba un formidable arsenal de armas nucleares.
El Gobierno de Zelenski, los Estados Unidos y los demás estados de la Otan comenzaron a dar pasos para el ingreso de Ucrania a la organización. Ahí saltó Putin, afirmando que esa acción estaba orientada simplemente a que Ucrania, como miembro de la Otan, ofreciera su territorio para la localización de cohetes de mediano y largo alcance en la frontera, apuntando hacia ciudades y objetivos rusos, generando así un alto riesgo para la seguridad de su país.
Desde que Rusia anexó a Crimea en 2014, la integridad de Ucrania quedó en condiciones muy precarias, ya que Putin, siguiendo la misma estrategia que le dio tan buen resultado en esa región, resolvió apoyar un movimiento separatista surgido en el suroriente del país, en la región de Donbas. Específicamente en las provincias de Donetsk y Luhansk.
Allí, los rebeldes lograron el control de una tercera parte de cada una de ellas. Desde entonces, por efecto de ese conflicto, han muerto más de 14.000 personas y hay cerca de 1,5 millones de desplazados.
Putin primero reconoció como repúblicas independientes a las zonas controladas por los rebeldes en Donetsk y Luhansk y envió tropas “para asegurar su seguridad”. Los Estados Unidos y otros miembros de la Otan aplicaron de inmediato sanciones de diferente índole contra Rusia y altos funcionarios de ese país.
El siguiente paso lo dio en las últimas horas al iniciar “acciones quirúrgicas” contra Ucrania sobre objetivos militares y de valor estratégico en todo el país. Igualmente, las tropas rusas ocuparon el importante puerto de Odessa, en el mar Negro, así como los puertos sobre el mar de Azov.
Fuera del ataque a instalaciones y bases militares en todo el país, la siguiente movida rusa puede ser la de culminar la ocupación de la totalidad de las provincias de Donetsk y Luhansk. Tomando como pretexto, además, que la mayoría de sus habitantes, aunque ucranianos, son de origen ruso y hablan ruso. Exactamente la misma estrategia que utilizó Adolfo Hitler para la anexión de Austria y la que el mismo Putin aplicó en 2014 respecto a Crimea.
Miles de familias ucranianas tienen a sus parientes y amigos “al otro lado” y temen que en cualquier momento fuerzas terrestres rusas los arrasen. Aunque muchos de ellos conservan la esperanza de que eso no se dé, porque gran parte de la población es precisamente de origen ruso.
Parece ser que al menos hasta este momento las Fuerzas Armadas rusas han cumplido parte de los objetivos que se habían propuesto. Si Rusia logra la segregación de las nuevas repúblicas que ha reconocido en Donbas, la destrucción de las instalaciones militares y de los armamentos ucranianos y naturalmente, como parece un hecho, la no incorporación de Ucrania a la Otan, se sentirá satisfecha.
Falta ver cuáles son las severísimas sanciones que han sido anunciadas por los Estados Unidos y otros miembros de la Otan, y especialmente el efecto que estas puedan tener a corto, mediano y largo plazo. Se verá entonces si fue un suicidio ruso…