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Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas/Foto: AP | Foto: Foto: AP

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Por violar normas covid-19, ciudadano en Filipinas fue obligado a hacer sentadillas y murió

Darren Manaog Peñaredondo falleció tras no soportar la rutina de ejercicios. Tenía 28 años de edad y las pesquisas apuntan a que salió en busca de agua durante la cuarentena.

6 de abril de 2021

Un ciudadano en Filipinas, país con una severa administración al mando de Rodrigo Duterte, murió luego de ser sometido a un castigo. Según se informó, el filipino salió a bsucar agua en medio de las medidas implementadas por el gobierno para contrarrestar el coronavirus, y dado que estaba prohibido hacerlo, fue detenido.

De inmediato, las autoridades le ordenaron hacer 100 sentadillas en castigo y repetirlas si al primer intento no lograba hacerlas de forma sincronizada. El ciudadano Darren Manaog Peñaredondo lo intentó hasta tres veces, llegó a hacer 300 sentadillas, y producto del agotamiento falleció. Los hechos tuvieron lugar en la ciudad de General Trias, en la isla de Luzón, actualmente en confinamiento estricto.

El alcalde de la ciudad, general Trias Mayor Antonio Ferrer, anunció una “investigación exhaustiva” por los hechos, mientras que el jefe de la policía en la ciudad, Marlo Nilo Solero, condenó el hecho cometido por algunos de sus hombres y recordó que el castigo físico por violación de las normas sanitarias no está permitida.

Las anunciadas investigaciones cuentan con cero credibilidad entre los ciudadanos, dado el régimen que hay en ese país. Hace cerca de un mes, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ordenó a las fuerzas de ley de su país “disparar a matar” a aquellos ciudadanos que violen las reglas de la cuarentena decretadas. En el país hay 803.00 casos de personas infectadas con covid-19 y 13.000 personas fallecidas.

“No dudo. Mis órdenes son para la Policía y el Ejército, si hay problemas o surge una situación en que la gente pelea y sus vidas están en peligro, disparen a matar. Muerto, a cambio de causar problemas, te enviaré a la tumba”, dijo este miércoles en la noche Duterte en medio de un discurso televisado.

Las declaraciones del polémico presidente de Filipinas se dieron el mismo día en que un grupo de personas manifestaron en San Roque (Manila), capital de ese país, pidiendo ayuda al gobierno en medio de la emergencia por la pandemia, teniendo en cuenta que tras las estrictas normas de aislamiento decretadas, millones de personas en ese país no saben cómo van a subsistir sin apoyo alguno. El mandatario de ese país también acusó a grupos civiles de izquierda de estar, supuestamente, detrás de las protestas en Manila. “Izquierdistas, ustedes no son el Gobierno. No anden por ahí causando problemas y disturbios porque ordenaré su detención hasta que finalice el brote”.

En ese gobierno también se tomó otra medida radical consistente en acabar con los días festivos y así evitar que más gente salga a las calles y se prolongue la propagación por coronavirus. Por orden del mandatario, ahora el Día de Muertos, Nochebuena y el último día del año pasaron a ser “días laborales especiales”. Es decir, esas jornadas hay que trabajar.

De esta forma, los días 2 de noviembre, 24 de diciembre y 31 de diciembre habrá que trabajar como un día normal y sin recibir “una paga extra” por ello, como era la tradición. El Año Nuevo Chino (12 de febrero), la Fiesta de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y el día de Ninoy Aquino (21 de agosto), entre varias otras fechas, seguirán sin modificaciones.

De igual manera, las autoridades de Filipinas, país del sur de Asia con más de 107 millones de habitantes, establecieron una particular prohibición entre sus ciudadanos. Esto con el objetivo de frenar la expansión de los contagios de coronavirus, luego de que se registrara un aumento significativo de casos desde las primeras semanas de febrero.

Se trata de la prohibición de muestras de afecto como abrazos, apretones de manos o besos en lugares públicos, incluso si se trata de familiares o personas que convivan. Las parejas, por ejemplo, no podrán acariciarse, abrazarse o besarse en público.