Diversos analistas señalan que sus posturas representan una ruptura con el orden mundial. | Foto: AP

MUNDO

En una semana, Trump hace retroceder décadas a Estados Unidos

Los siete días que lleva en el poder le han bastado al magnate para entablar peleas a muerte con México, el libre comercio, los ambientalistas y la prensa. Su llegada cambió la forma en que Estados Unidos se relaciona con el mundo.

27 de enero de 2017

Al mediodía de este viernes, Donald Trump cumplió su primera semana en la Presidencia de la mayor potencia planetaria. Su llegada a la Casa Blanca no ha sido tersa, pero nadie puede negar que su equipo ha trabajado a un ritmo frenético. Los que esperaban que el ejercicio del poder moderara sus posturas de campaña estaban muy equivocados. Estos primeros días le han bastado para empezar a cumplir sus promesas más inquietantes y abrir frentes de batalla con la prensa, los mexicanos, los inmigrantes, los ambientalistas o los defensores del libre comercio.

Evidentemente, Trump ha comenzado a reversar los avances de los últimos ocho años. En otras palabras, a borrar el legado de Barack Obama, incluido el emblemático programa sanitario conocido como Obamacare. Pero diversos analistas van más allá y señalan que sus posturas implican un retroceso de décadas, e incluso representan una ruptura con el orden mundial que conocemos desde la Segunda Guerra Mundial.

“Con respecto a las relaciones de Estados Unidos con el mundo, Trump parece mucho más radical”, escribió Fareed Zakaria en The Washington Post. “De palabra y obra, parece estar alejándose de la idea de un Estados Unidos en el centro de un orden internacional abierto, basado en reglas. Esto sería un retroceso de más de 70 años de política exterior estadounidense”.

El reputado analista se remite a un ensayo del New York Review of Books que apunta cómo desde 1945 los líderes tanto demócratas como republicanos se han regido por tres principios básicos. En primer lugar, que la seguridad de Estados Unidos se ve fortalecida por sus amplias y profundas alianzas en el mundo. En segundo, que una economía abierta y global le permite a Estados Unidos y a otros países crecer. Y en tercer lugar, que la democracia tiene una serie de ventajas y se debe privilegiar frente a otros tipo de regímenes. Trump rompería esa tradición, pues durante décadas ha atacado esos puntos de vista al considerar que son ingenuos y han permitido que el resto del mundo se aproveche de Estados Unidos.

Todas las preocupaciones teóricas se han convertido en una alarmante realidad, de consecuencias imprevisibles, con las medidas que ha tomado Trump desde que pronunció su discurso de investidura populista y nacionalista. De la eliminación de Obamacare a la construcción del muro con México, pasando por su agresiva posición ante la ONU, este es un breve recuento de lo que ya firmó y lo que se perfila:

El primer decreto, contra Obamacare

El magnate comenzó por firmar un decreto contra la emblemática ley de salud Obamacare, y ordenó a su gobierno conceder el máximo de exenciones posibles a esa reforma de 2010 detestada por los republicanos, a la espera de su derogación en el Congreso.

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México, la piñata de Trump

En campaña, el hoy presidente de Estados Unidos no paró de insultar a los mexicanos, y las cosas no mejoraron tras su posesión. Además de anunciar su intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), echó a andar la construcción del muro en la frontera sur, insiste en que México lo va a pagar y borró de un brochazo las tradiciones diplomáticas al cancelar por medio de un agresivo trino la reunión que tenía prevista con su colega Enrique Peña Nieto. Para rematar, su gobierno anunció que estudia pagar la barrera con un impuesto de 20% a los productos que vengan de México.

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Trump vs. la prensa

El magnate, célebre por mentir sin pudor, ganó las elecciones de noviembre a pesar de que la gran prensa estadounidense lo repudia, y desde la campaña tiene una guerra abierta con el periodismo, los medios y en alguna medida el mundo del entretenimiento. Ha insultado en repetidas ocasiones a The New York Times, se negó a contestar como presidente electo una pregunta de CNN y se enfurece con cada imitación de Alec Baldwin en Saturday Night Live.

Desde el mismo momento de su posesión, esa tensión se ha recrudecido, pues le pareció intolerable que los medios publicaran imágenes que evidenciaban que la asistencia era bastante menor que la de la primera posesión de Barack Obama. El portavoz presidencial dio cifras falsas sobre la multitud en su primera rueda de prensa, y en medio de la polémica otra alta asesora aseguró que la administración simplemente presentaba “hechos alternativos”.

Por si a alguien le quedaba alguna duda del enfrentamiento, Steve Bannon, el jefe de estrategia de la Casa Blanca, declaró a mitad de semana que “los medios deben mantener la boca cerrada” y que son la “oposición” de Trump. El propio magnate dijo que los periodistas son las "las personas más deshonestas del planeta".

Cruzada contra el libre comercio

Entre sus primeras medidas, Trump también firmó el acta de salida de Estados Unidos del Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), una de las prioridades de su antecesor. El TPP había sido firmado en 2015 por 12 países del Pacífico, que representan un 40% de la economía mundial, como contrapeso a la creciente influencia de China. La retirada deja las puertas abiertas para que el gigante asiático conquiste terreno comercial mientras Washington se repliega y regresa al proteccionismo.

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En guerra contra los ambientalistas

El magnate republicano revivió el gigantesco oleoducto Keystone XL entre Canadá y Estados Unidos, un proyecto de 1.900 kilómetros de extensión bloqueado por Obama por motivos ambientales. En otro decreto permitió la construcción de otro oleoducto de Energy Transfer Partners, en Dakota del Norte, cuyo trazado había sido rechazado en diciembre tras una intensa movilización de indígenas y ecologistas.

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Como es bien conocido, Trump y varios de sus funcionarios niegan el cambio climático, y en ese frente también se espera que de algún modo rechace el histórico acuerdo de París. El magnate prometió en su campaña dar marcha atrás en los compromisos de Estados Unidos de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero y de hacer una transición a una economía más verde. En los primeros días, la nueva administración borró rastros de las palabras cambio climático en sitios federales y congeló recursos públicos para investigación en temas ambientales.

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Acento antiaborto

Al día siguiente de la posesión de Trump, millones de personas se manifestaron en defensa de los derechos de las mujeres, pero eso no parece haberlo aplacado. Sobre el tema de la salud reproductiva, Trump ya firmó un decreto que prohíbe la financiación con fondos federales de las ONG internacionales que apoyan el aborto, y el viernes el vicepresidente Mike Pence participó en la marcha antiaborto que se celebra cada año en Washington, convirtiéndose en el primero en ostentar ese cargo que da un discurso a los manifestantes.

Un nuevo balance en la Corte Suprema

Trump anunció en Twitter que el próximo jueves anunciará a su candidato para ocupar el puesto vacante en la Corte Suprema desde febrero de 2016, tras la muerte del juez Antonin Scalia. Esa designación le debería haber correspondido a Obama, pero lo republicanos bloquearon ese reemplazo, y el alto tribunal de nueve miembros ha estado dividido entre cuatro progresistas y cuatro conservadores, un empate que amenaza con llevar las deliberaciones a un punto muerto.

Los jueces en la Corte Suprema, un nombramiento sin límite de edad, son considerados el legado más duradero de un presidente, y se espera que Trump incline la balanza a favor de una corte conservadora. El republicano dice querer un candidato que esté en contra del aborto y que defienda firmemente el derecho a poseer armas.

La ONU y lo que está por venir

Trump estaría preparando un decreto que permitiría reabrir las controvertidas cárceles secretas de la CIA en el extranjero, cerradas por Obama. También prepara decretos para reducir la financiación de la ONU y retirar a Estados Unidos de tratados multilaterales, según The New York Times. El diario accedió al borrador de un decreto que ordena eliminar el financiamiento de agencias de la ONU u organismos internacionales que apoyen el aborto y que reconozcan a la Autoridad Palestina o a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El nuevo tono, lejos de la diplomacia tradicional, quedó claro este viernes, cuando la nueva embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, señaló que Estados Unidos va a "mostrar su fuerza", y transmitió una advertencia a los contrarios a las políticas de Trump. "Para aquellos que no nos apoyan, estamos anotando sus nombres", dijo a periodistas en la sede de la ONU en Nueva York.

Estados Unidos es el país que más aporta a la ONU: es responsable de 22% de su presupuesto operativo y financia 28% de las 16 misiones de paz, que cuestan 7.800 millones de dólares anuales.