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Protestas masivas en Birmania contra la junta militar tras golpe de Estado

Se trata de las mayores manifestaciones desde la “Revolución del Azafrán” de 2007.

7 de febrero de 2021
¿Cómo fue el golpe de Estado en Birmania?
¿Cómo fue el golpe de Estado en Birmania? | Foto: Anadolu Agency via Getty Images

Este domingo, decenas de miles de birmanos se manifestaron de nuevo en Rangún contra el golpe de Estado que depuso el gobierno de Aung San Suu Kyi, en la mayor protesta desde la revuelta de 2007, mientras el acceso a internet fue parcialmente restablecido tras días de bloqueo.

Los manifestantes, unos 100.000 según varias estimaciones, se congregaron cerca del Ayuntamiento de la capital económica, donde se había desplegado un fuerte dispositivo policial. Por el momento, no se registró ningún enfrentamiento.

Según medios internacionales, en varias ciudades del país también se organizaron protestas, con numerosos participantes.

Se trata de las mayores manifestaciones desde la “Revolución del Azafrán” de 2007, duramente reprimidas y que se saldaron con decenas de fallecidos. “Seguiremos protestando hasta que vuelva la democracia. Abajo la dictadura”, declaró Myo Win, un manifestante de 37 años. Por su parte, otro de los participantes, Myat Soe Kyaw, dijo que “la dictadura está enraizada en nuestro país desde hace demasiado tiempo”.

Algunos les daban rosas a los policías, otros levantaron pancartas en las que se podía leer: “Liberen a madre Suu”, en referencia a Aung San Suu Kyi.

No lejos de allí, se veían banderas de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND) y muchos hacían el saludo con tres dedos, un gesto de resistencia.

“Hasta el final”

“No tengo miedo de la represión” o “lucharemos hasta el final”, fueron algunas de las arengas de los estudiantes.

Pese al miedo, en un país acostumbrado a la represión sangrienta como en 1988 y 2007, los habitantes de Rangún volvieron a salir a las calles en las primeras horas del día golpeando cacerolas para “expulsar a los demonios”, refiriéndose a los militares.

Este sábado 6 de febrero, miles de personas se congregaron en diferentes ciudades del país para condenar el golpe de Estado del 1 de febrero, que puso fin a diez años de frágil democracia. Los militares decretaron el estado de urgencia por un año y detuvieron a Aung San Suu Kyi, jefa de hecho del Gobierno Civil, y a otros responsables de la LND.

Los generales no emitieron ningún comentario sobre estas protestas. Sin embargo, este domingo se restableció de forma parcial el acceso a internet, tras estar bloqueado por varios días, según la oenegé especializada Netblocks.

El ejército había ordenado a los proveedores de internet bloquear Facebook, la red social utilizada por miles de birmanos, Twitter e Instagram. Pocas horas después del golpe de Estado, en estas plataformas se lanzaron llamados de “desobediencia civil”, a los que se sumaron abogados, funcionarios y médicos.

Según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos, con sede en Rangún, los arrestos han continuado y más de 160 personas han sido detenidas.

Un asesor económico de la exdirigente, el australiano Sean Turnell, estaba retenido en su hotel. “Estoy actualmente detenido y quizá acusado de algo”, declaró el sábado a la BBC el profesor de la Universidad Macquarie en Australia. Se trata de la primera detención conocida de un extranjero desde el golpe.

Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario

Aung San Suu Kyi, de 75 años, muy criticada hasta hace poco por la comunidad internacional por su pasividad en la crisis de los rohinyás, sigue siendo una figura querida en su país.

Los militares la acusan de haber infringido una ley comercial y se encuentra “bajo arresto domiciliario” en la capital Naypyidaw, “en buena salud”, según un portavoz de la LND.

Las autoridades “deben garantizar que se respete completamente el derecho de reunión pacífico y que los manifestantes no serán sometidos a represalias”, tuiteó la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas tras las manifestaciones del sábado.

La ONU instó a la liberación de todos los detenidos pero no ha condenado formalmente el golpe de Estado en su declaración común, ya que China y Rusia, apoyos tradicionales del ejército birmano en Naciones Unidas, se oponen.

Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea han enarbolado la amenaza de las sanciones. Para justificar el golpe de Estado, el jefe del ejército, Min Aung Hlaing, que concentra ahora la práctica totalidad de los poderes, alegó “enormes” fraudes en las legislativas de noviembre, en las que la LND ganó por aplastante mayoría.

En realidad, los generales temen perder influencia tras la victoria de Aung San Suu Kyi, que se habría mostrado favorable a modificar la Constitución, muy beneficiosa para los militares, estos han prometido elecciones libres cuando acabe el estado de urgencia.

Con información de AFP

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