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A un año de la muerte de George Floyd: estas son las peticiones del movimiento Black Lives Matter
Un año después del asesinato de George Floyd, muchos piden una reforma de la Policía. También se reclama que no se ha hecho aún lo suficiente para acabar con la violencia policial contra ciudadanos afroamericanos.
La imagen del expolicía Derek Chauvin con la rodilla presionando el cuello de George Floyd no solo desató protestas en Estados Unidos, sino en el mundo entero. Este martes, cuando se cumple exactamente un año de esa escena, los memoriales y murales en recuerdo de la víctima pusieron también bajo los reflectores a la Policía.
El movimiento “Black Lives Matter” mantuvo la atención internacional en el caso. Con cada vez más protestas, en cada vez más ciudades, creció la presión sobre la esfera política y la demanda de reformas policiales.
En Washington, miles de personas salieron a las calles para apoyar el movimiento y mantener vivo el recuerdo del asesinato de George Floyd en la opinión pública. Y se toparon durante semanas con la reacción agresiva y a veces violenta de la Guardia Nacional estadounidense. En respuesta a ello, la alcaldesa Muriel Bowser mandó escribir en letras gigantes las palabras “Black Lives Matter” en una calle no lejos de la Casa Blanca.
Cambio de filosofía
Todas las protestas tuvieron como común denominador la demanda de una reforma policial. Los policías se ocupan de muy diversos casos, desde delitos de toda índole hasta crisis psicológicas. Suelen ser los primeros en llegar al lugar de los hechos y se espera que manejen la situación de modo que se distienda. Sin embargo, el entrenamiento policial pone énfasis en el uso de las armas de fuego y la autodefensa.
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A nivel nacional, los policías reciben en promedio 60 horas de entrenamiento con armas, y solo 10 horas de entrenamiento para distender conflictos, indica Keturah Herron, una activista de “Black Lives Matter” de Kentucky. “Se los entrena para atacar primero. La estructura de la policía no está orientada a tratar los problemas, salvo cuando se trata del uso de la fuerza”, agrega Herron. “No sé si obedece a la capacitación. Pienso que debemos cambiar la filosofía”, apunta.
Las propuestas de reforma van tomando cuerpo poco a poco en Estados Unidos. En la capital, Washington, los policías ya no serán los primeros interlocutores al tratarse de crisis psíquicas. En su lugar se envía ahora a equipos desarmados de expertos en salud. Pero los poderosos sindicatos policiales se muestran críticos ante los cambios y combaten activamente las reformas.
¿Qué hacen la Casa Blanca y el Congreso?
El presidente estadounidense, Joe Biden, la vicepresidenta, Kamala Harris, y el nuevo Congreso, dominado por los demócratas, se han pronunciado por leyes para poner coto a la brutalidad policial contra la población negra. La Cámara de Representantes aprobó la “George Floyd Justice in Policing Act”, referida a la formación de la Policía y a tácticas que pueden causar daño físico. Pero los republicanos no quieren apoyar el proyecto de ley en su forma actual y se está trabajando en la elaboración de una versión menos severa.
Algunos observadores temen, por otra parte, que Biden y Harris no tengan las mejores credenciales previas para abordar esta gran tarea. Como senador, Biden apoyó leyes que condujeron a masivas detenciones de afroamericanos. También es controvertida la postura de Harris con respecto a la Justicia penal durante su período como fiscal y abogada en California. Se le ha reprochado que presionara para que se impusieran penas desproporcionadas de cárcel para procesados negros. No obstante, algunos expertos creen en la sinceridad de Biden y su proyecto de reforma.
La muerte de George Floyd ha llevado a Biden a promover la colaboración entre la Policía y la población para resolver problemas. Eso también ha de contribuir a que menos personas negras sean detenidas. Pero hay escepticismo en cuanto a que ese plan realmente se materialice. “No creo que podamos esperar algo de ellos”, dice Keturah Herron, la activista de “Black Lives Matter”, refiriéndose al gobierno. Y resume: “Creo que debemos seguir ejerciendo presión”.
Con información de DW.