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¿Qué le espera a Irán tras la muerte del presidente Raisi?
La repentina e inesperada muerte del presidente iraní Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero se produce en un momento en el que el país se enfrenta a una serie de retos geopolíticos y económicos.
El accidente de helicóptero en el que murieron el presidente iraní, Ebrahim Raisi, y el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, junto con otros altos cargos, ha conmocionado a Medio Oriente.
Raisi regresaba a casa el pasado domingo tras viajar a la frontera de Irán con Azerbaiyán para inaugurar una presa con su homólogo azerbaiyano, Ilham Aliyev, cuando el helicóptero sufrió un “aterrizaje forzoso” en la remota región montañosa de la provincia de Azerbaiyán Oriental, según informaron los medios de comunicación estatales. Las circunstancias del accidente siguen sin estar claras.
Es probable que ahora circulen en Irán muchas hipótesis diferentes e informes sin confirmar, según Sara Bazoobandi, experta en Irán del think tank Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales de Hamburgo. “La causa podría haber sido un accidente, pero también un sabotaje, en el que posiblemente estuviera implicado alguien del círculo político de Raisi. No se puede descartar nada, todo es concebible”, afirmó.
Irán se esfuerza por mantener el orden
El régimen clerical islámico de Irán, por su parte, ha intentado mantener el orden y la normalidad. El Gabinete prometió que el trabajo del gobierno continuará “sin la más mínima interrupción” y dijo que “aseguramos a la leal nación que el camino del servicio continuará con el incansable espíritu del ayatola Raisi”. El Consejo de Guardianes, órgano supervisor archiconservador, también lo secundó.
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Mohammad Mokhber, vicepresidente primero de Irán, ha sido nombrado presidente en funciones de la República Islámica. Se espera que ejerza como presidente interino durante unos 50 días antes de las elecciones presidenciales obligatorias. Asimismo, el líder supremo, el ayatola Alí Jamenei, en quien reside el poder máximo en Irán, anunció el nombramiento de Mokhber en un mensaje de condolencia que compartió por la muerte de Raisi.
Mokhber, de 68 años, había permanecido hasta ahora en la sombra en comparación con otros políticos de la teocracia chiíta iraní, pero ahora ha salido a la luz pública. Según Hamidreza Azizi, investigador invitado en el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, mantiene buenas relaciones con los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC por sus siglas en inglés).
“Los lazos de Mokhber con el núcleo dirigente del IRGC garantizarán que el papel del IRGC en la administración de Irán se mantenga intacto e incluso se intensifique”, escribió el experto en la red social X. “Su presidencia interina puede allanar el camino para un control aún más abierto de la IRGC sobre las políticas administrativas”.
Nuevas elecciones, pocas sorpresas
Según Bazoobandi, aunque las elecciones se celebren dentro del plazo establecido de 50 días, “cabe suponer que esta vez tampoco serán unas elecciones legítimas”. “Se celebrarán elecciones farsa”, dice gráficamente, refiriéndose a la última contienda presidencial en 2021 que Raisi ganó fácilmente en primera vuelta.
Las elecciones tendrán lugar en un momento en el que el país lucha por superar una serie de retos geopolíticos y económicos. Muchos iraníes se enfrentan a dificultades económicas, con una inflación superior al 50 %, el aumento de los precios de los servicios públicos, los alimentos y la vivienda, y la caída en picado del su moneda (el rial).
Mientras tanto, el gobierno recurre cada vez más a la pena capital. Según Amnistía Internacional, Irán ejecutó a 853 personas en 2023 a pesar de la presión internacional, la cifra más alta desde 2015. Grupos de derechos humanos han afirmado que el régimen está llevando a cabo más ejecuciones en la horca para infundir miedo tras las protestas que estallaron en otoño de 2022.
La situación política y económica está contribuyendo a aumentar el desencanto de la población con el sistema, lo que favorecería que participara aún menos gente en las próximas elecciones, afirmó Bazoobandi. “No confían en el régimen y tienen pocas esperanzas de cambio. Además, muchos ciudadanos asumen que, de todos modos, el resultado ya se conoce antes de las elecciones”, dijo, y añadió que la cuestión más interesante es quién sustituirá a Raisi. “No se puede descartar que el actual vicepresidente tome el relevo”.
Por su parte, Karim Sadjadpour, experto en Irán de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, cree que la muerte de Raisi “crearía una crisis de sucesión” en Irán. “Él y Mojtaba Jamenei son los únicos aspirantes a sustituir al líder supremo, el ayatolá Jamenei (padre de Mojtaba), de 85 años”, escribió en X. “En la cultura política conspirativa de Irán pocos creerán que la muerte de Raisi fue accidental”.
Protestas generalizadas e incertidumbre ante una oposición “ampliamente decepcionada”. Es probable que la muerte de Raisi, un hombre de línea dura considerado como posible sucesor de Jamenei, reavive el debate sobre quién será el próximo líder supremo.
Aunque Jamenei no ha designado a un sucesor, los analistas iraníes han señalado que Raisi era uno de los dos nombres más mencionados, siendo el segundo Mojtaba, de 55 años, de quien se cree que ejerce influencia tras bastidores.
Sin embargo, algunos han expresado su preocupación por el hecho de que el cargo recaiga en un miembro de la familia, y muchos creen que tal decisión será rechazada por amplios sectores de la población. “El nombramiento de Mojtaba Jamenei como líder supremo podría desencadenar disturbios populares”, escribió Sadjadpour. “Su falta de legitimidad y popularidad significa que dependería totalmente de la Guardia Revolucionaria para mantener el orden. Esto podría acelerar la transición del régimen a un gobierno militar o su posible colapso”.
Pero Bazoobandi cree improbable que haya nuevas protestas masivas en el país. “El régimen aplastó las protestas que siguieron a la muerte de Jina Mahsa Amini hace dos años con tal brutalidad que la población opositora está en ampliamente decepcionada”, afirmó.
Añadió que no habrá ningún cambio de rumbo bajo el nuevo presidente interino. “Raisi recibía instrucciones de Jamenei. Era una marioneta. Y no será significativamente diferente con el próximo presidente”.
Mohammad Ali Shabani, editor de Amwaj.media, sitio web centrado en asuntos iraníes, comparte esa opinión. “Unas elecciones presidenciales anticipadas podrían brindar a Jamenei y a las altas esferas del Estado la oportunidad de dar marcha atrás para salvar la cara y dar a los votantes decepcionados una vía de retorno al proceso político”, afirma.
“Sin embargo, eso requeriría una decisión estratégica para dar un giro de 180 grados y ampliar un círculo político que no ha dejado de reducirse. Hasta ahora, la inclinación de la clase política ha sido redoblar el gobierno conservador”. Azizi, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, también se hizo eco de esta opinión, y no cree que la muerte de Raisi tenga un impacto significativo en el control del poder por parte del régimen teocrático.
“En general, las implicaciones de la muerte de Raisi no serían fundamentales ni supondrían un golpe decisivo para el sistema. Tendrá un impacto en la competencia entre los partidarios de la línea dura, pero no en la dirección estratégica de la República Islámica en política exterior o interior”, señaló.
*De la DW