Pódcast: ¿Qué pasaría si gana Bolsonaro?

Tres meses atras, con Luiz Inácio Lula da Silva arrasando en todas las encuestas, era casi impensable que Jair Bolsonaro estuviera punteando en la segunda vuelta presidencial con todos los pronósticos a su favor. Pero como Donald Trump en Estados Unidos, su campaña sacó rédito de una crisis económica, política y social casi sin precedentes, y sus férreas y conservadoras posiciones lo tienen hoy con una ventaja amplia de cara a la segunda vuelta. 

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Sin embargo, más allá de su carácter y declaraciones contra las mujeres, los negros, la comunidad LGBTI, y todas las minorías de Brasil. ¿Por qué llegó a la posición en la que está?

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Por un lado, la corrupción del Partido de los Trabajadores, a la cabeza de Lula, creó una situación de inestabilidad y crisis democrática que dañó fuertemente su imagen. Y Bolsonaro aprovechó esa insatisfacción haciendo una jugada política que casi siempre da resultado: apelar a un discurso nacionalista y a un supuesto pasado glorioso de Brasil, especialmente en la dictadura.

Pero también por el pasado de Brasil. Su historia colonial y la clara división racial y social del país son un caldo de cultivo para discursos esencialmente racistas y discriminatorios. Más de la mitad de la población en Brasil es negra o mestiza, y las mujeres -que también son más de la mitad- han reaccionado en las calles contra su candidatura. Sin embargo, el 46 por ciento de los votantes le dieron la confianza en primera vuelta, y parece inevitable que en segunda vuelta se lleve un triunfo demoledor. Y además, lo que le facilita aún más las cosas, es que su rival Fernando Haddad no logró consolidar una coalición que sumara algunos votos que equilibraran la balanza. 

Todavía no es claro qué les espera a los brasileños en caso de que triunfe. Su programa, tan personalista como el de Trump, no tiene aún banderas políticas claras. El único indicio es que llevará a cabo una política de privatización de empresas públicas enorme entre las que podría estar la gigante Petrobras.

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Más allá de eso, solo queda incertidumbre. Para los brasileños y también para sus vecinos. Los años de Brasil como mediador en los conflictos de sus vecinos -entre ellos el de Colombia con Venezuela- quedarán, posiblemente, en el olvido. O tal vez, como muchos esperan, Bolsonaro tendrá que matizar sus posiciones, virar hacia un proyecto político mucho más moderado. Eso solo se sabrá luego de las elecciones, que serán el próximo domingo, y donde el candidato llega con altas probabilidades de vencer.